La información apareció este lunes en las pantallas de la agencia, desconcertando a los inversionistas. «Aunque estos títulos fueron emitidos a 8 años y fueron vendidos por primera vez en octubre de 2014 bajo la ley de Nueva York, según la data recopilada de Bloomberg, no se sabe mucho más. Los bonos no se transan en ningún mercado estadounidense, no están calificados por ninguna gran firma calificadora y los términos no son públicos», escribió el corresponsal Sebastian Boyd.
El balance auditado de Pdvsa, correspondiente al cierre de 2014, da cuenta de una colocación, realizada el 28 de octubre de ese año, de bonos Pdvsa 2022 por $3.000 millones, adjudicados en su totalidad al BCV a su valor par. Las condiciones de la operación tampoco se especifican en el reporte.
La teoría de los inversionistas es que el BCV podría ofrecer estos títulos en el mercado secundario, como una forma de levantar recursos para el nuevo sistema cambiario flotante, Dicom.
Sin embargo, a la cotización de cierre del lunes (29 centavos de dólar), valdrían menos de $1.000 millones. Estos papeles fueron emitidos pero nunca han sido utilizados, indicó Carmelo Haddad, director general de Knossos Asset Management en Caracas.
«Los veremos en algún momento este año, tal vez no cuando los precios están tan bajos», dijo a Bloomberg.
La posibilidad de que Venezuela pueda continuar endeudándose en los mercados para captar efectivo preocupa aún más a los inversionistas, ya que evidencia la falta de liquidez de la nación y alimenta las expectativas de default. De hecho, este sentimiento ya se refleja en la cotización de los bonos de Pdvsa 2022, que ha caído 6,3% desde el 22 de marzo.
«Solo el temor de nuevos suministros (de bonos), y mira lo que ocurre con los precios. No necesitamos más bonos que nadie quiere comprar», dijo Siobhan Morden, analista de Nomura Holdings Inc reseñó la agencia.
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