Espectáculos

Detrás de la Gala Interactiva

El sábado 13 de septiembre se celebró la Gala Interactiva del Miss Venezuela, el último chance de que el público vea en vivo a las candidatas de este año antes de la noche final . En las últimas dos ediciones, las reinas que han resultado electas no llevan en su bagaje ninguna banda de este evento.

Publicidad
Gala Interactiva
TEXTO: Fabiola Ferrero y Arnaldo Espinoza. Fotografías: Fabiola Ferrero

El Miss Venezuela es la mayor muestra de nuestra cultura pop. Todos los televisores del país permanecen en un solo canal el día del evento. Los sofás se calientan al tiempo que una mano maneja el control y la otra refresca Twitter cada diez segundos. Las críticas van y vienen. Los buzos hacen su agosto. Y las que se acomplejan de su rollito se pegan a la pantalla tapándose la barriga con un cojín. Todos lo viven a su manera, pero lo viven.

Son pocos los que pueden verlo a pocos metros. Algunos medios y uno que otro escogido como público. Ese día, desde temprano, el Estudio 1 de Venevisión copaba sus –escasos– asientos.

1

Las primeras instrucciones para la prensa fueron de seguridad. Cual avión a punto de despegar, señalaron a los asistentes las salidas de emergencia. “Les agradecemos quitarse los tacones en caso de cualquier eventualidad”, decían por el micrófono. Mientras tanto, la pantalla del canal dejaba ver el concurso de imitadores de Sábado Sensacional. En la tarima de Buscando a una estrella bailaba una Madonna venezolana.

Los asientos eran una pequeña grada en el que se mezclaban fotógrafos en sus mejores pintas de periodista que trabaja un sábado y gente joven que hacía las de audiencia. Estos últimos abismalmente mejor vestidos que los primeros. No faltaron las faldas cortas, los tacones con brillantes, maquillajes recargados y vahos perfumados, tanto del público como de las reinas.

4

En el mismo edificio, unos metros más arriba, estaba el resto de la prensa. La Gala Interactiva es el resultado de separar la Gala de la Belleza en dos eventos, uno para los medios de comunicación y otro para los patrocinantes del concurso. Hace dos semanas, los bolígrafos y los celulares anotando nombres, bandas y estados estaban a flor de piel. Ahora, la mayoría de los profesionales (missólogos incluidos), se refrescaba en la sala de preventa del canal, tequeño en mano, mientras compartían impresiones, favoritas y batacazos.

Abajo, todos tomaban sorbos pequeños del agua que dio la producción. Como mojándose los labios para no interrumpir, con idas al baño, las tres horas de transmisión en vivo que estaban por comenzar. Se acomodaban en sus asientos compartidos, apretujados, y aprovechaban la previa del espectáculo para tomarse selfies.

9

Empezaron las pruebas de audio. La cuenta del 1 al 6 de la Miss Falcón 2012, Miss Tierra 2013 y animadora, Aliy Henrich, se oyó en todo el estudio. Le siguió la de otra presentadora,  la experimentada Mariela Celis, con voz mucho más fuerte y gruesa. “Esa mujer sí habla duro”, decía uno del público.

Se acercó a las gradas Carlos, parte del equipo, para darnos las instrucciones restantes. “Si yo les pido a ustedes que aplaudan, ¿pueden hacerlo chévere? Con gritos. Aplausos y gritos, como si esto fuera el Poliedro”, pedía con una sonrisa, a lo que le respondieron “¡Pero tú no eres Maite!”. La carcajada fue compartida.

6

A los pocos minutos arrancaba el show. Celis salió pidiendo atención para su vestimenta, que en años anteriores le merecieron opiniones punzantes en las redes sociales. Henrich hizo su entrada con más calma y menos humor. Ambas, en los cortes comerciales, tomaban agua de un pitillo y pedían retoques en sus rostros. Dedicaban una que otra frase a los presentes.

5

“Hace falta como un güisquicito, ¿no?”, preguntó fuera del aire la animadora veterana. Le siguieron las risas del auditorio. Sus comentarios jocosos se repitieron con cámara encendida y apagada. Mientras las reinas permanecían casi tiesas en una pose de sonrisa y naturalidad ensayada, Celis se dedicaba a burlarse de sí misma y de las situaciones que la rodeaban. “Es un fenómeno”, decía entre sus cercanos el periodista de farándula, Orlando Suárez.

Bandas había para todos los gustos: las tradicionales (rostro, piernas, sonrisa), se mezclan con categorías etéreas (fitness, ¿inspiración?, tecnología). Este año no hay récord de tuits enviados. El despliegue es similar al de ocasiones anteriores, sólo que Osmel no está presente. Está en la Luna -literalmente. En una pantalla verde lo lanzaron (quien sabe hace cuanto tiempo) del cañón del Circo Los Valentinos. Cuando le dice a los hermanos su frase de este año «¡Que baratooo!», nadie puede dejar de esbozar una sonrisa. Sus apariciones estelares fueron de lo mejor de la noche.

8

En los cortes, el noticiero del canal transmitía los titulares. “Un profesor de inglés fue asesinado de dos tiros en el cráneo…”. Pero quedaba apenas como sonido de fondo. Las luces y los brillantes se robaban la atención. Al terminar, aparecía Carlos con su seña de aplausos.

Lo demás se vio en pantalla y en internet. Los cuerpos que se contoneaban caminando hacia las cámaras, los peinados con cada cabello en su sitio, las piernas que parecen no terminar nunca y el ideal de la belleza venezolana.

7

La fanfarria terminó a poco más de las 9. El Estudio 1 se quedó sin luces. La fiesta del piso 3 dejó de lado a las que no ganaron banda. Y los televisores, ahora apagados o en otro canal, se ajustan al que tiene el control en una mano, y Twitter en la otra.

10

Publicidad
Publicidad