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Yordano: “Siempre busco tener algo nuevo que ofrecer”

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Desde Nueva York, donde reside sometido al proceso de recuperación del trasplante de médula ósea que le practicaron hace cuatro años, Yordano habla de la gira que hará por Estados Unidos, Canadá y varios países latinoamericanos, de su nuevo disco, rememora aquél que lo lanzó a la fama hace 35 años y dejó huella indeleble en el pop venezolano 

Se están cumpliendo 35 años del álbum con el cual el sello Sonográfica lanzó artísticamente a Yordano, titulado con el mismo nombre del cantautor, así, a secas. Una grabación que irrumpió para dejar huella indeleble en el pop venezolano, con canciones tan emblemáticas como “Manantial de corazón”, “Otra cara bonita”, “Aquel lugar secreto”, “Bailando tan cerca”, “Hoy vamos a salir” y “Ella se fue”, entre otras.

En la conversación telefónica que sostuvimos hace unos días con el artista, quien reside en Nueva York por el proceso de recuperación del trasplante de médula que le hicieron hace cuatro años, éste se asombra cuando le preguntamos cómo evaluaba el mencionado disco a estas alturas, con todo el camino que ha recorrido artísticamente. Nos dice que sencillamente no recordaba el aniversario del álbum que lo lanzó a la fama.

«No había pensado en eso. Ha pasado tanta agua. Ese disco es como legendario, pues no sólo fue el que marcó objetivamente una historia que ahora veo muy lejana, sino que también combinó una serie de elementos que marcaron un hito en la historia de la música en Venezuela», afirmó el cantautor.

«Y no solamente allí, pues tuvo repercusión en todo el Caribe y más al Sur, en países como Colombia y Ecuador, en Centroamérica, en Cuba y Santo Domingo, en Miami y en general en todo el país caribeño y más. Me acompañó nada menos que la Sección Rítmica de Caracas, un trabuco con músicos de la categoría de Willie Croes, Ezequiel Serrano, Lorenzo Barriendos y el Nené Quintero», recordó.

«Parte de ellos venía de Melao, donde estaba Ilan. Se combinaron esos elementos y originaron ese álbum, ‘que le gustaba a los músicos’, lo cual era preocupante (ríe), pues hasta entonces se decía que cuando ello ocurría con un disco, no solía gustarle al público en general», manifestó.

-Pero en este caso se rompió el molde…

-Eso es así. Y además fue muy bien recibido también por la prensa, por la crítica que era importante en ese momento más allá de la farándula. Existía otro elemento distintivo que era la televisión, pues había cosas relevantes, con escritores venezolanos haciendo producciones valiosas.

Viéndolo a la distancia, añadimos también a esos elementos, la circunstancia de que constantemente venían de afuera muchos jóvenes que habían sido becarios de Fundayacucho, una generación que vivió en otros países y regresó con otra perspectiva, que buscaba una música propia que la representara más allá de la típica venezolana, de la costa o del llano, que no conseguía tampoco en la anglo, la cubana o la brasilera, y que finalmente la consiguió en una respuesta urbana donde se conjugaban todas esas influencias, tanto de adentro como de afuera. Y era gente joven, pero también había la que no lo era tanto, gente del barrio y de otros estratos. Recuerdo que uno pasaba por un barrio y escuchaba “Manantial de corazón”.

-¿Cómo te alcanzaron a ti esas influencias?

-Venía de estar con bandas que tocaban con gente de San Agustín. Iba mucho para allá a verlos en El Afinque de Marín y otras formaciones. Yo, hijo de inmigrantes italianos, de clase media y universitario de la UCV, estudiante de arquitectura, me impregné con todas las corrientes musicales que había.

Todo eso se juntó en ese disco que mencionas y que ahora cumple 35 años. Aparte de lo musical, le di mucha importancia también a las letras de mis canciones; de hecho, eso me ha permitido hacer hoy en día muchos conciertos yo solo, acompañándome únicamente de la guitarra. Y ya no las canciones de ese disco únicamente, sino un bagaje mucho más amplio.

Siento agradecimiento por la respuesta que recibo ante esas canciones, que más allá de lo musical cultivan también lo lírico, aunque no se van hacia lo intelectual, sino que se sitúan en un punto de equilibrio.

-¿Qué diferencia ese disco con los que vinieron después? 

-En los que le siguieron veo como una continuidad. Siempre he estado, y continúo haciéndolo, en una búsqueda constante. Hace dos domingos toqué en SOB’s (local de música en vivo en el vecindario de Hudson Square, en Manhattan, Nueva York), he tocado tres veces ahí y la tercera lo hice solo, con la guitarra, y sentí que había una buena respuesta.

Pasaba de canciones desconocidas a otras muy conocidas, de “Por estas calles” a una del disco nuevo que terminé hace poco, o una del período en que empecé a ser productor independiente. Nunca quise tocar solo, pero lo hago acentuando lo que toco cuando estoy ensayando con la guitarra en mi casa, en la noche, cuando están durmiendo y me quedo así hasta las tres de la mañana.

Y no solo aceptan las diez de mi primer álbum, ni la del siguiente, como “Perla negra”, “Triste historia” y “Días de julio”. Eso no se quedó ahí. Acabo de hacer un disco con José Luis Pardo, donde hay elementos que recuerdan esas canciones, pero otros que no. Es una búsqueda continua para siempre tener algo que ofrecer.

Es como tener una forma de vida, además de un oficio. No sabría hacer otra cosa, porque lo que me dio la universidad en arquitectura está también en los términos que yo uso en la estructura de mis canciones. Creo que hay un desarrollo, una continuidad. Es como un río, que está en el mismo sitio pero el agua que pasa nunca es la misma.

-¿Cómo va el álbum que preparas con José Luis Pardo?

-Estamos trabajando en la parte visual, de video. Es un disco neoyorkino, todo hecho aquí. Las 13 canciones las compuse en esta ciudad. Trabajamos con músicos de Crema Paraíso, la banda de Cheo Pardo.

Está igualmente Luis Perdomo, que tocó conmigo como pianista en el disco de “Por estas calles” y fue parte de mi banda en una época. También otros músicos, inclusive uno norteamericano. Lo empezamos a grabar hace cuatro años, cuando estaba saliendo del trasplante. Me encontraba más débil, era el comienzo de la recuperación, mi sistema inmunológico era como el de un bebé, estaba muy frágil. Luego, con el tiempo, tenía más fuerza, más energía.

En el disco está plasmado eso. Hay canciones con más elementos de Cheo y los Crema Paraíso, y en otras aparezco más yo, a medida que me iba llenando de energía. Cuando empezamos a ensayar y tocar las canciones, llegaba al estudio, grababa la letra y la melodía con la guitarra y luego le iban agregando lo demás.

-¿Tiene título el disco?

-“Después de todo”, aludiendo a lo que me pasó desde 2013 hasta hoy, desde que me diagnosticaron el cáncer hasta lo que ha sido de la vida de Yuri (Bastidas, su esposa y manager) y yo en Nueva York; tener que irnos de Caracas, también otras cosas que han ocurrido: mis hijas en otros países y la muerte de Evio, mi hermano, después de lo cual tuve una recaída y el sistema inmunológico se me enredó, algo muy grave, pues es el epicentro de la recuperación del trasplante.

Estoy muy motivado con este disco. No sé si es el mejor, pero sí el más importante. Saldrá con Sony Latin, al igual que “El tren de los regresos”, mi anterior álbum, el de duetos. He tenido por parte de ellos un apoyo grande, especialmente de Ricardo Reglero, ejecutivo, hijo de Ricardo Montaner.

-¿Cómo va tu proceso de recuperación?

-Este proceso se toma seis años de altos y bajos, de los cuales ha pasado más de la mitad. Voy para cuatro años y medio. Me siento bien, chévere; me dio un gripón hace tres semanas, pero en los últimos exámenes están todos los valores muy bien. Tengo que lidiar con las secuelas, porque todas las quimios la producen. Pero el año que viene será el último, ya que en enero de 2021 termina.

El proceso de salida de los medicamentos será en 2020. Tengo dos fechas de cumpleaños: el 27 de octubre, cuando nací, y la otra es el 23 de enero, que fue cuando me hicieron el trasplante. Un día antes, el 22, nació mi nieta.

-¿Dónde te presentarás en la gira internacional que tienes programada?

-La gira empieza el 4 de octubre en Austin y Dallas, en Texas y de allí seguiré a Miami y Orlando, para luego continuar hacia Calgary, Montreal y Toronto, en Canadá. Estuve ya en Raleigh, Carolina del Norte, y a finales de octubre iré a Santiago de Chile, Medellín y Bogotá.

Me hace mucha ilusión ir a Colombia, porque hay un apreciable grupo de venezolanos con el que deseo reunirme y ellos conmigo. En algunos de esos conciertos cantaré solo con mi guitarra, y en otros, como en Colombia y Canadá, me acompañará Crema Paraíso. Posiblemente me presente en Panamá y luego vendrá el receso de diciembre.

También trabajamos, como ya dije, la parte visual del nuevo disco, desarrollando el guión y el concepto. Hay una idea de video musical con una parte documental, que haremos, por supuesto, en Nueva York.

-¿Cuándo vuelves a Venezuela?

-Por ahora no. Hay una parte ética que me impide hacerlo.

-¿Percibes que vaya a haber un cambio a corto plazo en el país?

-Ni idea.

-¿Estás al día con la música que se está haciendo en Venezuela? ¿Hay algún artista emergente que te parezca interesante?

-Trato de estarlo, lo que pasa es que los músicos están muy regados. He seguido el trabajo, entre otros, de Beto Montenegro, de Rawayana; del cuatrista Jorge Glem y de Nella Rojas, la cantante de Margarita, todos muy interesantes.

-¿Cómo te gustaría ver a Venezuela?

-No sé qué decirte. Próspera, en buenas condiciones, con un buen futuro.

-¿Qué opinas del trabajo musical de tu sobrino Chenzo Di, hijo de tu hermano Evio?

-Puedo decirte que Rodrigo (así es su verdadero nombre) a los 5 años de edad estaba haciendo sus canciones. Se ponía en el piano y hacía unas melodías corticas de 30 segundos a un minuto. Está en una onda joven, moderna, pero le oyes la voz y escuchas al padre y al tío, hay algo familiar en él. Está bien centrado Una de mis hijas, Camila, lo ayuda con la parte de imagen, pues ella es diseñadora y modelo. Creo que está bien encaminado. El nombre artístico de Chenzo Di es por mi papá, su abuelo, que se llamaba Vincenzo y el Di es por el Di Marzo de nuestro apellido. Creo que le irá muy bien.

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