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La Venezuela de "Jack Ryan" es un thriller setentoso

En esta oportunidad Jack Ryan viaja a Venezuela para vigilar alpresidente Nicolás Reyes, quien se comporta en las sombras como un auténtico estado totalitario

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Jack Ryan. Foto: Cortesía
Cortesía

El objetivo de la segunda temporada, ambientada en nuestro país, narra los males de un régimen autoritario pero más desde el conflicto de los personajes que el de una nación en concreto / por Aquilino José Mata.

Antes de convertirse en el personaje protagónico de una serie de televisión, de la mano de la plataforma de descargas continuas de entretenimiento Amazon Prime Video, el analista de la CIA irlandés-estadounidense Jack Ryan, creado por el fallecido escritor norteamericano Tom Clancy (1947-2013), que aparece en la gran mayoría de sus novelas de espionaje e inteligencia militar ambientadas en la Guerra Fría y épocas posteriores, todas auténticos best sellers que sobrepasan los 100 millones de copias vendidas, había saltado a la fama dando el salto al cine en cinco películas estelarizadas por cuatro actores diferentes.

Un personaje con historia

La primera fue La caza del Octubre Rojo (1990), con Alec Baldwin como un Ryan al que llaman para que determine si el comandante de un submarino nuclear soviético que se dirige hacia las costas de Estados Unidos va a desertar o a atacarlos. El filme resultó un taquillero éxito y se decidió continuar con el personaje, sólo que esta vez fue Harrison Ford el elegido para interpretarlo, en dos títulos que obtuvieron la misma resonancia: Juego de patriotas (1992) y Peligro inminente (1994). En ellas se abandonó el tema de la guerra fría para asumir, respectivamente, el terrorismo del Ejército Republicano Irlandés (IRA) y la guerra sucia de la CIA contra los carteles de la droga de Colombia, dos asuntos que entonces acaparaban abrumadora atención mediática.

La saga se quedó dormida durante el resto de la década de los 90, hasta que en 2002 Ben Affleck se mimetizó en el héroe ficticio de Clancy para tomar las riendas de Pánico nuclear, que retomaba el tema de la Guerra Fría cuando el presidente de la Federación Rusa moría en extrañas circunstancias. Esta cinta nunca convenció del todo, pues el personaje para muchos se tornó obsoleto tras los acontecimientos generados por el 11-S. En 2014 llegaría un intento de reboot que no adaptaba ninguna novela de Clancy, Jack Ryan: Operación Sombra, en la que Chris Pine interpretaba a un Ryan que trabajaba como operador encubierto en Wall Street, investigando operaciones financieras clandestinas. Tampoco funcionó como se esperaba.

Acción pura y dura

Ante tan tibia acogida, los planes de continuar la saga en la gran pantalla quedaron aparcados, hasta que la televisión, vía Amazon, decidió, en una vuelta de tuerca, volver a contar los inicios del personaje, en una serie de ocho episodios en la cual se le encomendó a John Krasinski el protagonismo, bajo la supervisión nada menos que de Carlton Cuse, productor ejecutivo de Lost, y Grahan Roland. En la presentación del proyecto ambos aclararon que tampoco se iban a basar en ninguno de los libros de Tom Clancy, aunque sí asomaron que tendrían como referencia las dos películas con Harrison Ford, ya que su Jack Ryan era un hombre corriente que podía hacer cosas heroicas, pero que también era vulnerable y que de hecho padecía de problemas de espalda, producto de una vieja lesión ocasionada por un accidente de helicóptero.

El 31 de agosto de 2018 se estrena la primera temporada, cuya historia comienza cuando el analista de la CIA comienza a sospechar de una serie de transferencias bancarias. En busca de respuestas, acaba viajando por toda Europa y Oriente Medio, hasta toparse con un terrorista que pretende atacar masivamente a Estados Unidos y sus aliados a través de un maléfico e insólito plan de exterminio. La trama, aunque poco original, cautivó de inmediato por su espectacularidad y sus componentes de acción pura y dura, con un poderoso y muy sustancioso menú de carreras, explosiones, objetos que saltan por los aires, tiroteos, peleas y personajes, buenos y malos, que se mueven más en los grises que en el blanco o el negro. Ni siquiera el protagonista, el héroe, puede presumir de serlo absolutamente.

Jack Ryan. Foto: Cortesía
Jack Ryan. Foto: Cortesía

En Venezuela es la cosa

Los resultados de Tom Clancy’s Jack Ryan, que así es su título original, sobrepasaron todas las expectativas. Resultó el mayor suceso reciente de Amazon Prime Video, lo cual no es decir poco. Por ello, la plataforma de streaming no vaciló en aprobar una segunda temporada cuando aún de la primera no se había emitido ni la mitad. Constaba también de ocho episodios de 50 minutos de duración cada uno. Y anunció su fecha de estreno para el 1 de noviembre de 2019, tan solo un año después de la premiere de la primera temporada. Siguiendo la tónica establecida desde que se anunció la serie, adelantó que nos sumergiría en una nueva aventura con un paisaje diferente y personajes desconocidos para el protagonista. Y así ha sido, pues los capítulos que venimos viendo desde hace casi un mes transcurren nada más y nada menos que en Venezuela.

“En la segunda temporada vamos a contar una historia más política, con más thriller y con influencia de las películas de espías de los setenta”, avanzaba Grahan Roland, el productor del serial, cuando hizo el anuncio. Si la primera parte resonaba en los casos de terroristas como Sadam Hussein y apelaba a la figura del salvador blanco en los conflictos bélicos de Oriente Próximo, en esta continuación el protagonista pone sobre sus hombros “la importante tarea de desenmascarar a un dictador que se disfraza de héroe del pueblo y finalmente salvar la democracia en América Latina”, tal y como resaltaban los primeros avances promocionales.

Jack Ryan. Foto: Cortesía
Jack Ryan. Foto: Cortesía

En esta oportunidad Jack Ryan (Krasinski) viaja a Venezuela para vigilar los manejos del presidente Nicolás Reyes (encarnado por el actor español Jordi Mollá), quien se enfrenta a unas elecciones decisivas en el país. Su gobierno, a pesar de proclamarse líder de una revolución en favor del pueblo, se comporta en las sombras como un auténtico estado totalitario, que incluye campos de concentración para enemigos políticos, torturas, chantajes, asesinatos y manipulación de los medios de comunicación. Además, Reyes mantiene a los ciudadanos en una situación de pobreza y hambruna mientras su familia vive como la aristocracia en el Palacio de Miraflores.

Este es el panorama cuando Gloria Bonalde (la actriz colombiana Cristina Umaña) decide, tras la desaparición de su marido (que era ministro del gobierno), presentarse a las elecciones contra Reyes. Así, se convierte en la esperanza venezolana, apoyada por la gran mayoría de la población y dispuesta a acabar con el mandato del terror del actual presidente.

Cualquier parecido…

Aunque la acción transcurre en una Venezuela fácilmente reconocible, tanto que el ministro de Cultura, Ernesto Villegas, calificó la serie de “burda propaganda de guerra disfrazada de entretenimiento”, cuando solo se había visto el tráiler inicial, además de que “justificaría una eventual intervención militar” en Venezuela, para el actor venezolano Francisco Denis, quien forma parte del reparto estelar de esta nueva entrega, su objetivo “es más narrar el conflicto de los personajes que el de un país concreto”.

Denis, conocido en Hispanoamérica por su papel como Miguel Rodríguez Orejuela, uno de los capos fundadores del Cartel de Cali, en la producción de Netflix Narcos, ahora da vida a Miguel Ubarri, mano derecha y amigo personal del presidente Nicolás Reyes. De Jack Ryan declaró al diario español Público su parecer sin ambigüedades:
“Más que hacer un trabajo documental (…), lo más interesante es cómo las personas, los seres humanos, se comportan en momentos de conflictividad social”, explica. “Si te quieres enterar de la realidad venezolana, no es viendo Jack Ryan como vas a conocerla más”, sentencia.

Jack Ryan. Foto: Cortesía
Jack Ryan. Foto: Cortesía

De hecho, aclara que si el personaje del presidente no se parece en lo más mínimo a Nicolás Maduro es porque es algo buscando de manera intencional. “No es porque no se consiguiese un actor como Maduro, sino que la intención justamente no es hacer un retrato”. Puntualizado esto, destacó que al final la sensación que da viendo la serie es que ésta podría haberse ambientado tanto en Venezuela como en cualquier otro país. “Se podría hacer lo mismo en Argentina en este momento, o Chile, Colombia, Bolivia…”, apunta Denis.

Aún así, no resulta muy grato ver la realidad caricaturizada, o convertida en un espectáculo tipo James Bond. Por lo menos para quienes la viven o la sufren desde cualquier latitud, dentro o fuera de Venezuela. Y si no, que lo diga el ministro Ernesto Villegas.

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