Espectáculos

Asier Cazalis, un mago con trucos nuevos

Por momentos habla a toda velocidad y de pronto hace una pausa y se estaciona para reflexionar un poco antes de responder. El frontman de Caramelos de Cianuro es un tipo con muchas capas para explorar y mientras termina detalles del que asegura será el mejor disco de la banda, conversa con Iván Zambrano sobre los procesos creativos, las canciones, la edad y el ego

asier
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El cianuro es un veneno que huele a almendras amargas,
del que no siempre emana olor,
y no siempre mata.

Está en las semillas de los melocotones y las ciruelas;
en las pepas de las manzanas y las uvas,
y en la raíz de la yuca.

Es volátil. Cambia de forma en un instante.
Puede estar en la sal de mesa, en el agua,
en el humo del cigarrillo, o en el nombre de una banda.
Un polvo blanco o un líquido incoloro. Se oxida con la luz del sol.

Se usa para extraer metales preciosos, para revelar fotografías, para exterminar plagas y para evocar a una de las glorias del rock nacional de los noventa.

Desde 1991, Caramelos de Cianuro le está regalando himnos a los rebeldes y a los despechados alegres. Es una banda para ir a ver en vivo con viejos amigos o para escuchar el domingo en la noche encerrado en el cuarto. Te invita a imaginar una película con una estrofa, te pone a brincar en medio de una multitud de desconocidos, o te hace llorar bailando en un salón de fiestas.

Emocionan en todas las direcciones porque entonan el hechizo de la nostalgia de un paseo por la Cota Mil con el reproductor a todo volumen. Sus canciones dibujan el rostro de un amor melancólico, prohibido o platónico. Su rock trae a la mente a los amores fugaces, de un solo amanecer, o a los que tuvieron más de 30 lunas. Todos duraron lo que tenían que durar. Y para cada tipo de aventura, Caramelos de Cianuro tiene un tema.

El líder de la banda: Asier Cazalis. La voz sexy, potente y nasal de una generación pop rock que conectó con su irreverencia, su rima anecdótica y las letras que no se borran. Son poemas que se recitan con batería, guitarra y bajo. O a puro pulmón.

Un sex simbol con modestia. El tipo de franelilla y bluejeans rotos que madura pero no envejece. En un par de años cumple 50, no pierde esa curiosidad propia de los niños. Tiene uno con Auri Castillo: Julen. Para Asier, hacer un disco es como parir un muchacho. Mientras prepara todo para dar a luz Control, el noveno álbum de Caramelos de Cianuro, Asier recuerda los cuentos y las millas que ha acumulado en tarima, en carretera y en avión.

Por momentos habla a 100 palabras por hora y en otras respuestas se estaciona a reflexionar. Es un poeta punketo, un mago de la palabra. Pero reconoce que hay momentos en los que se le acaban las cartas. Y en esas etapas se olvida de quién es, para reinventarse.

Escuchar al cuerpo

-Tuviste una primera cuarentena antes de la pandemia…

-Esto pa’ mí es un paseo (ríe). En el reposo del año pasado tuve tiempo para escribir y con la pandemia tenemos tiempo para grabar.

En 2019 vivió una ruptura amorosa y una hepatitis. Quienes estudian cómo los síntomas de las enfermedades nos dan información del estado emocional, dicen que el hígado es la sede de la ira. Sufijo “Itis”. Irritación. La sangre hierve. El cuerpo exige un reposo que se suele aprovechar para poner orden en la pea, gestionar la nostalgia y las arrecieras.

-¿Reconoces en la hepatitis un llamado de atención que te hacía tu cuerpo?

-¡Por supuesto! Las enfermedades hay que tratarlas, pero también entenderlas. La mente tiene mucho poder en ese sentido. El año pasado estaba saturado de muchas dinámicas, sentía que me repetía, estaba bloqueado creativamente y además me separé de la madre de mi hijo…

-¿Cómo manejas el desapego? ¿Hay que renunciar para avanzar?

-Totalmente. Hay decisiones que evadimos o que tomamos cuando no hay más remedio. Y esa amargura se puede transformar en canción. Este nuevo disco me senté a escribirlo luego de la ruptura con la mujer que me acompañó por 13 años. Me sirvió de catarsis. Reflexionas sobre la separación, el desapego y transformas todo eso en impulso para evolucionar y seguir.

Se define como un tipo espiritual pero sin misticismo. Rockero casero. No se calza en el estereotipo de músico picaflor, ni de colibrí que vuela de tentación en tentación. Es un hombre de relaciones largas, de más de 10 años por novia.

-En tu caso, ¿cuál es el pleito más recurrente en la convivencia de pareja?

-Que uno fume marihuana.

-¿Tienes algún consejo para hacer más llevadera la convivencia en pareja?

-Me encantaría decirte el que le doy a mis panas, pero mejor no (ríe).

-¿Cuál es el regaño que más te haces?

-Quisiera ser más organizado, saber dónde están las cosas. Siempre se me olvida el puto tapabocas y me toca devolverme a la casa…

Espíritu de rockero gamer

No pierde el sentido lúdico de la vida, en eso lo ayuda Julen, que ya casi cumple 7 años. El chamo de Asier le saca el lado gamer, aunque dice que no se siente productivo cuando se sienta a jugar que tiene otra vida.

“En el reposo también saqué el Playstation 4, que lo tuve guardado como seis meses, y me puse a jugar con mi chamo que está creciendo. No soy gamer, pero me entretiene. Pasé Cuphead, que no me pareció tan pelúo como lo vendieron. Me gustan los títulos de Uncharted. Y me puedo lanzar una partida de FIFA con mis panas, aunque no soy particularmente bueno”.

-¿Jugaste el último God of War?

-¡Increíble ese juego!

-Sacaron un documental, “God of War: Raising Kratos”, en el que muestran todo el drama que vivieron los creadores del juego durante 5 años. Tenían que reinventar al protagonista, que ya había dado bastante patada y coñazo en la saga, y que ahora se vuelve menos iracundo y más reflexivo porque en la aventura lo acompaña un hijo que se vuelve su espejo…

-Tener un hijo trae un montón de emociones que te golpean por sorpresa y que empiezas a tocar en tus letras, en tu música. Yo no lloro y uno se pone lloronsísimo, pero de alegría. Vives cosas que nunca has sentido. Te conmueve, te emociona. Es una locura. Los que somos papás viejos, papás primerizos después de tiempo, nos ponemos muy chochos.

-El director del juego (Cory Barlog) dice en el documental de God of War que todo artista vive con la duda en la oreja…

-Pero a la duda hay que escucharla, como también hay que escuchar al autosaboteador interno. Con el tiempo aprendes a creerle solo algunas cosas, a mantener los pies sobre la tierra. Uno suele ser engreído, y en esos momentos es bueno atajar el ego, y para eso, hay que escucharlo, no negarlo. Hay que aprender a no dudar tanto de tus instintos.

Nueva normalidad

El 2 de febrero, Caramelos de Cianuro viajó a Buenos Aires para iniciar la grabación del nuevo disco. También se lanzaron una gira internacional que se canceló por la pandemia. Regresaron a casa justo a tiempo.

“Tuvimos concierto en Nueva York y vinimos en uno de los últimos vuelos que entró a Venezuela antes de la cuarentena, creo que fue el penúltimo. La buena noticia es que pudimos grabar el disco en Caracas a nuestras anchas. Tengo el estudio casero, y todo fluye. En Buenos Aires iba a terminar grabando con acento argentino, porque se me pega, viste. Además, en otro país uno sale a comer pesado, picante, y la voz no está en sus mejores condiciones cuando toca grabar.

Siente la fuerza creativa de hace 20 años, cuando lanzaron el disco Miss Mujerzuela, la partida de nacimiento de hits como “Asunto sexual”, “Las estrellas” y “Verónica”. Nueve álbumes después, Control espera fecha de lanzamiento. Ya Asier ha dado a entender que será el mejor disco de Caramelos de Cianuro.

“Este nuevo disco tiene la energía de Miss Mujerzuela. Mucha melodía y muy variado. Muy lleno de punch lines líricos y musicales. El disco se va a llamar Control, por el momento que vivimos como humanidad, en nuestra carrera y vida personal. Logramos tomar el control del mensaje que queremos proyectar, el control de la grabación, del negocio, del sentimiento, de la mente. Sin sanguijuelas”.

Los artistas son más espontáneos en sus inicios, cuando empiezan a probar sus talentos, como el niño que corre todo un parque cuando descubre que puede hacerlo. Con el tiempo, va dando pasos cada vez más precisos…

“Es natural que se vayan espaciando los tiempos entre un disco y el otro. Nos gusta dejar que las ideas sigan su curso. No queremos apurarnos en sacar un disco cada año. Componemos cada canción como un sencillo potencial. Eso hace que los discos tengan larga vida, que las historias trasciendan”.

No le gusta dejar hijos regados. Para Asier, producir canciones independientes de un disco es dejar ideas sueltas con una melodía, le da la sensación de estar haciendo música desechable (aunque hasta “Cinex, tu Desconex” siga siendo un éxito).

“El formato de disco es algo que me niego a abandonar. No me gusta trabajar canciones por separado, aisladas una de otra. No es la misma entrega, ni el mismo esmero, ni el mismo cariño. Todas las canciones dicen algo por separado y en conjunto. Hacer un disco es como parir un muchacho”.

Aunque Control sea el primer disco sin El Enano, el reencuentro no se descarta.

La banda mutó a un dúo integrado por Asier y Pável “El Ruso” Tello.

“Todas mis bandas favoritas ahora son dúos. Como dúo todo es más fácil y alegre. Con El Ruso las cosas fluyen porque nuestras fortalezas y debilidades son diferentes y complementarias”.

La canción que le llevó 6 años

Que el desayuno espere.
Fue en la playa, fue en la fiesta, junto al mar.
Fue como que pase lo que tenga que pasar.
Tú como una ofrenda sobre la mesa.
Yo disimulando mi sorpresa.
Vi la Luna, vi la arena entre tus pies.
Vi cómo jugábamos en antes y después.
Dejándonos llevar por el momento.
Sin pensar en arrepentimiento.
Luz de la madrugada,
me veo en tu mirada,
como la mano que aparta la piel,
se abren las puertas del amanecer.
Yo quiero si tú quieres,
que el desayuno espere.
No sé si fue el azar,
o la casualidad,
algo del destino que te puso en mi camino (…)

Para Asier las musas dejan sus mejores regalos apenas sale el sol. Antes de cepillarse o de lavarse la cara se sienta frente al piano y los dedos se escapan solos sobre las teclas. Cierra los ojos para evocar alguna historia que acompañe la melodía, pero nada llega en una sentada. Con “El desayuno espere”, el regalo de las musas vino en una caja fuerte que tardó seis años en abrirse.

Asier visualiza cómo serán las canciones aunque no tenga la letra. “Que el desayuno espere” fue el tema que lo inspiró a producir el disco 8 que lanzó en 2015, pero la canción se quedó por fuera porque nada le hacía justicia.

El primer single de Control fue interpretado en un par de eventos privados y parece que ya hay fanáticos haciendo covers, aunque el tema no se ha lanzado oficialmente.

“Creo que es la canción que más tiempo me ha tomado terminar en mi carrera. Hay canciones que llegan de la nada, como si no las estuvieras pensando. Uno siente que no las compone, sino que salen de las manos, del corazón y no del cerebro. Por lo general hago un mapa de la canción. La divido en capítulos como si fuera el escritor de una novela, pero esta vez no me funcionaba. Esta canción se volvió mi obsesión por 6 años. Yo nunca agarro un tema que haya quedado de un disco anterior, el pasado quedó atrás. Pero ahora tengo trucos nuevos”.

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Bloqueo creativo: un desierto en el que luego crece la grama

“Sentí que durante mucho tiempo estaba haciendo lo mismo, encerrado en ciertas fórmulas. Es necesario desconectarse para reconectar”.

Miami fue la ciudad en la que cambió sus propias reglas de juego. Junto a productores y compositores de hip hop, música urbana y electrónica, mudó la piel como artista. Fue un ejercicio de desapego, de neutralizar el ego y empezar a crear en conjunto.

“Mis panas me invitaban a sus sesiones para entender sus dinámicas de trabajo. Es un proceso más social, divertido y lleno de incertidumbre. Allá no hay mapa, no hay ruta. No sabes a dónde vas a llegar. Para componer canciones en equipo debes desprenderte del ego, desprenderte de tu visión. Aceptar que tu manera de hacer las cosas no es la única ni la mejor siempre. Hay que estar en paz con esa regla”.

-¿Cómo se trabaja en equipo cuando el ego de los integrantes no cabe en tarima?

-Cuando hay ego en la creación conjunta, empieza la carnicería por quién se lleva el crédito. Para trabajar eso me sirvió el ejercicio de componer para otros artistas. Cada vez que tengo una canción buena me la quiero quedar para mí. Pero la canción no es mía, sino de todos. Hacer una canción pensando que no necesariamente es para ti, te da más libertad.

Competir contra los otros yo

“Los años dan perspectiva. Aprendes a redescubrir cosas nuevas en una canción, a pesar de que la hayas cantado tanto”.

Flor de Fuego es el disco menos favorito de Asier. No hay tantas canciones de las que se sienta orgulloso.

“Me costó terminar de escribirlo porque estaba en un periodo de poca fertilidad creativa. En esta carrera hay una pelea constante con tus éxitos pasados. Esa frustración agota a nivel físico e intelectual. Se te acaban las ideas. Escribes y te dices: ‘esto ya lo dije’. Uno logra superarse, y a veces no”.

Cuando se pierde, no desespera.

“Los músicos beben de un pozo que se seca rápido. Es normal atravesar esos desiertos. Por eso hay que mantenerse en movimiento: viajar, escuchar música nueva, jugar con otros instrumentos y soltar mucho de lo que has aprendido para volver a aprender”.

Mente analítica /espíritu de artista

Es ingeniero en Sistemas de la Universidad Metropolitana, y antes había intentado con Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela.

“Ser Ingeniero en Sistemas no es que me van a llamar para que reinicie un router, que también lo puedo hacer. El Ruso también es ingeniero y solemos tener la mente estructurada y en modo analítico. No ser tan racional es lo divertido”.

El primer álbum que tuvo en sus manos se lo regaló su papá a los 7 años, un recopilatorio de grandes éxitos de Queen. Su primera guitarra y su primer bajo se los regaló su madre cuando él tenía 13 o 14 años. Dice que el rock es el soundtrack de la juventud, y ese espíritu se conserva aunque la música se transforme.

Muchos fans de Caramelos de Cianuro ahora son padres que van con sus hijos a los conciertos. Las canciones se vuelven portales intergeneracionales.

“El espíritu de la juventud es transgresor. Los jóvenes quieren escuchar algo distinto a lo que se escuchaba en sus casas. Ya el rock ha dejado de ser de vanguardia, es lógico que la música siga su curso. Hay que aceptarlo, es una necedad cerrarse a los cambios y repetir ‘buena música la de mi época’. Hay que abrirse a escuchar cosas nuevas, aunque haya gente que ni la entienda ni la quiera entender”.

La voz propia / reconectar con el público

-La voz nasal ha sido uno de los sellos de tu propuesta artística. ¿Cómo ha sido tu relación con ella a lo largo de tu carrera?

-Ha sido un proceso de aceptación. Al principio de mi carrera sí me acomplejaba. Ya con el tiempo dejé de pararle y me vacilo hasta cuando me imitan. Al igual que el maestro Yordano, no tendré una gran voz, pero tengo cosas por expresar e historias que cantar. Las canciones lo son todo, la historia que plantean, la fantasía sugerida. Lo demás es adorno. No importan los fuegos artificiales en tarima, si tú no tienes una buena canción, olvídate.

-¿Te ha tocado estar frente a un auditorio lleno pero sentirte vacío?

-Los Rolling Stones tienen una canción que habla de esa sensación, de ser el triste payaso que continúa la función. Sentir la soledad frente a un estadio repleto de gente. Por eso es tan importante conectar con la energía del público en vivo. Este es un trabajo en el que pasas mucho tiempo fuera, no estás en casa para fechas importantes y te llenas de esa melancolía que no te puede detener, la melancolía que conviertes en canción, y con la que cargas de ciudad en ciudad, como un gitano.

-La cuestión es que ahora los shows son con el auditorio vacío. ¿Cómo crees que será el futuro de los espectáculos masivos?

-Quisiera tener respuestas, pero todos estamos jodidos. Me han llamado productores para ver qué inventamos, pero no conecto con la idea de hacer algo online. Y tal vez el formato de shows por Zoom sirva para los comediantes, porque igual te ríes. Pero la experiencia de un concierto es distinta. Yo confío en que las cosas van a cambiar; y si no, vamos a ver a qué nos vamos a dedicar.

En redes y frente al espejo

-¿Cómo te entiendes con las redes cuando están en modo Buscaminas?

-Me abro y me cierro Twitter. Mi hermana Yolanda me dice que no pelee tanto. En las redes uno vende lo que quieres que piensen de ti. Antes yo estaba más pendiente de demostrar que soy un tipo sencillo. Ahora me sabe a mierda. Hay que mantener un misterio. La sobreexposición te jode, es lo que pasa con artistas como Nacho, al que quiero mucho. Uno aprende a ser discreto para que las cosas no se salgan de control.

Por la hepatitis llegó a pesar 68 kilos, el menor peso que ha tenido en su vida adulta. Ahora muestra sus 88 kilos en un cuerpo de cuarentón divino que se luce frente al espejo del ascensor.

-¿Cómo es tu relación con el espejo a los 48?

-A mí me ayuda mucho hacer ejercicio. Durante el reposo por la hepatitis me quitaron la caña y la marihuana pero lo que me hacía falta realmente eran las endorfinas del ejercicio. Yo me siento en paz con mi reflejo. Cuando subo fotos a veces me escriben una cosas en Instagram que yo digo “¡muchacha!”. A las carajitas les gustan los viejos.

-¿Manejar esos niveles de tensión sexual ha hecho que algo se salga de control con el público?

-No hemos tenido esos picos de fama de Servando y Florentino. Hemos vivido la fama desde una posición en la que podemos salir a la calle tranquilos. No se me van a meter en la cama de sorpresa, ni se me va a aparecer el novio de nadie a ofrecerme unos coñazos. No ha pasado y ojalá que no me pase.

-¿El “efecto tarima” funciona?

-Con el efecto tarima todos cogen, menos los que hacen rock progresivo (risa de chalequeo). Mentira. Estoy jodiendo.

Música, la novia mente abierta

-En una entrevista con Leonardo Padrón, Armando Manzanero hace alusión a que la música es una novia con la que ninguna otra puede competir. ¿Cómo te ha tratado la música? ¿Cómo es esa jeva y tu relación con ella?

-La música es una jeva que me ha tratado bien. Divina. Una bisexual toda tatuada. (Ríe). ¿Te acuerdas que antes decían que todos los tipos buenos eran maricos? Bueno, ahora las que valen la pena son lesbianas o bisexuales (Ríe). Lo cierto es que el noviazgo con la música funciona si vienes a pasarla bien, de todas todas.

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