Espectáculos

Miss Venezuela ahora es un asunto de mujeres “empoderadas” en un país en conflicto

La crisis social y política de Venezuela conspiró para que la representante de nuestro país, Mariangel Villasmil, fuese olímpicamente ignorada en la más reciente edición del Miss Universo. De atracción por excelencia en los eventos de belleza internacionales, pasamos progresivamente a ser relegados en ellos.

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Si algo puso de manifiesto la más reciente elección de Miss Universo, la número 69, es que la representante de Venezuela, otrora motivo de interés o de favoritismo, en este y otros certámenes internacionales, ya no ostenta el mismo foco de atención que antes. Y es previsible que esto seguirá ocurriendo, mientras persista la cada vez más aguda crisis política y social que vive el país.

Como toda empresa comercial -y este y los demás certámenes de belleza a nivel global lo son-, siempre se privilegiará todo aquello que posibilite, de la manera más fluida posible, la promoción de sus triunfadoras.

En recorridos internacionales estas mujeres además de promover la marca del concurso, también lo hacen con las de diferentes productos que patrocinan las actividades de la organización. Esto, por la situación actual de Venezuela, no estaría plenamente garantizado por razones más que obvias.

Desaire a Miss Venezuela

De esta manera se explica la poca atención recibida por Mariángel Villasmil, la bella zuliana que nos representó en esta oportunidad, a la hora de la votación, a cargo del jurado designado a tal efecto, junto a “miembros del personal del concurso” (vaya manera de describir la reducción del poder de decisión de los evaluadores oficiales).

Así lo anunciaron, durante la gala final celebrada el pasado domingo 16 de mayo en el Seminole Hard Rock Hotel & Casino, en Hollywood, Florida, Estados Unidos, los animadores de la ceremonia, el actor de origen latino Mario López y Oliva Culpo, Miss Universo 2012.

Andrea Meza, de México, será Miss Universo por seis meses

Vale destacar que Miss Venezuela, desde el mismo momento de su llegada a Florida, recibió buen respaldo popular en todos los actos previos en los que participó, orquestados por “missólogos”. También le hicieron barra los enjambres de fanáticos que pululan en la periferia de estos certámenes, la mayoría de ellos, como es de imaginar, eran compatriotas venezolanos, muy ruidosos y entusiastas a la hora de demostrar su apoyo de todas las maneras posibles.

No iba para el baile

También hay que decir que Mariángel Villasmil no apareció nunca en las diferentes listas de grandes favoritas (como sí lo hizo la mexicana Andrea Meza, quien finalmente se alzó con la corona), pese a que generalmente se le mencionaba como posible integrante del cuadro de finalistas o semifinalistas.

De allí que sorprendiera que no se le incluyera ni siquiera en el grupo de 21 preseleccionadas iniciales, integrado mayoritariamente por mujeres americanas y del Caribe, algunas de ellas de países tan inusuales entre las preferidas de este certamen como Nicaragua, Costa Rica y la cercana antilla neerlandesa de Curazao.

En esta selección apareció también la representante de Argentina, que para más señas la preparó el “Zar de la belleza” venezolano, Osmel Sousa.

Osmel Sousa durante una conferencia de prensa en Caracas el lunes 25 de junio del 2018. El llamado zar de la belleza venezolana anunció su regreso a los certámenes de belleza con una nueva competencia que incluirá un reality show y que se llamará «El concurso». Las grabaciones comenzarían en agosto. Sousa, de 71 años, dejó el Miss Venezuela este año luego de casi cuatro décadas al frente de la organización. (AP Foto/Fernando Llano)

¿Lobby de por medio por parte de nuestro experto en misses? Tal posibilidad, al decir de muchos, no estaría del todo descartada, dada su fama, prestigio y ascendencia en predios internacionales de los concursos de belleza. En estos escenarios se le considera toda una celebridad, dada la larga lista de triunfadoras entrenadas por él, que incluyen, entre otras, a siete Miss Universo y cinco 5 Miss Mundo (a excepción de Susana Duijm, electa en 1955).

De esta manera vimos cómo el espectáculo del Miss Universo de la pandemia se celebró sin unos de sus ganchos por excelencia, la participación de una competidora venezolana. Y por los vientos que soplan, parece que será así en próximas ediciones. Veremos qué ocurre en la de 2021, a efectuarse dentro de seis meses (esta fue la correspondiente a 2020, suspendida el año pasado por la crisis del coronavirus).

¿Qué hacer ahora?

Suponemos que la Organización Miss Venezuela ya estará afinando sus estrategias de cara a este próximo compromiso, que se erige desde ya como una empinada cuesta. Algunos “missólogos” sostienen que para que esto suceda, “deben haber cambios en la organización”, tal y como se lo gritaron a voz en cuello a Gabriela Isler, Miss Universo 2013 y directora de comunicaciones y formación del certamen nacional, poco después de la ceremonia del domingo pasado, en donde se encontraba acompañando a la bella y desairada zuliana.

Vale decir que la actitud de Isler ante tan destempladas manifestaciones fue lo más cercano a la indiferencia. Ella, junto a Nina Sicilia (gerente general) y Jacqueline Aguilera (directora de imagen), Miss Internacional 1985 y Miss Mundo 1995, respectivamente, integra el Comité Ejecutivo de la Organización Miss Venezuela. Están allí desde que esta subsidiaria del grupo Cisneros Media fue reformulada en sus objetivos a partir de 2018, a raíz de la salida de Osmel Sousa, quien la presidió durante 38 años.

Gabriela Isler, Miss Universo 2013 e integrante del comité ejecutivo del Miss Venezuela, fue objeto del disgusto de los missólogos

Empoderadas a tiempo completo

Desde entonces, tal y como lo anuncia la organización en su web, “Miss Venezuela se ha convertido en un movimiento de inspiración que impulsa la belleza, la inteligencia, la diversidad y capacidades de la mujer venezolana. Seguimos comprometidos en promover la belleza diferenciada, formar la belleza integral y potenciar el poder de la belleza transformadora, real y auténtica”.

Así, adaptada a los nuevos tiempos de reivindicación femenina, declara que ha pasado a ser “de un certamen de belleza a un movimiento de empoderamiento”. Y como en una suerte de decálogo apuntala:

“El siglo XXI se ha caracterizado por la promoción y defensa de los derechos de niñas, jóvenes y mujeres. Cientos de movimientos han surgido y notables son los cambios que se han gestado en favor de la equidad de género.

Como consecuencia de ello, cada vez es más frecuente identificar mujeres en posiciones de liderazgo, empoderadas y preparadas para promover el cambio en sus entornos.

Venezuela, por su parte, hoy más que nunca requiere de mujeres inspiradoras, con propósito y confiadas de sí mismas, que estén interesadas por impactar positivamente su país y el mundo”.

Relevante bagaje

Bajo estos parámetros, vigoriza al Miss Venezuela como una de las franquicias del país con mayor reconocimiento internacional.

“Goza de reputación mundial por la integridad y belleza de sus ganadoras, así como por su éxito en concursos internacionales. Las triunfadoras de Miss Venezuela han obtenido siete coronas de Miss Universo, seis de Miss Mundo y ocho de Miss Internacional, además de muchos otros títulos en concursos de relevancia mundial. Logró el record Guinness en 2009, al ser la primera, y hasta ahora la única representación en Miss Universo en ser coronada por una compatriota”.

Gabriela Isler, Nina Sicilia y Jacqueline Aguilera, del Comité Ejecutivo del Miss Venezuela

La psicóloga de las misses

Al reformularse las bases del Miss Venezuela en sus objetivos y estructura en 2018, llega a la organización un equipo multidisciplinario de profesionales de amplia trayectoria en sus respectivas áreas de acción. Una de ellas es la psicóloga María Mercedes Gessen, directora y consejera psicológica de las misses, con quien conversamos en torno a los resultados de su labor:

-Establecimos un código de ética y de valores de convivencia, que se convirtió en la guía fundamental para que las concursantes se sientan protegidas, respetadas y que sus personalidades se desarrollen y potencien a la máxima expresión. No sólo en su belleza física, sino también incorporando lo que bautizamos como belleza integral. Al final, la idea es que todas logren un propósito de vida, que sean exitosas y líderes sociales en cualquier ámbito que se desempeñen.

-¿Plenamente satisfecha con los resultados conseguidos?

-Sí, pero siempre nos estamos fijando nuevos objetivos para ir optimizando el certamen y ser cada vez mejores.

-¿Cuáles han sido los mayores logros alcanzados?

-El Miss Venezuela ha logrado recuperar la confianza de los venezolanos. Las misses saben que el manejo de la organización es simple, aplicaron por Internet para concursar y entraron a un proceso de selección riguroso pero sencillo, donde, sin alcabalas, pudieron ser seleccionadas por sus atributos físicos, intelectuales y psicológicos, y -muy importante- sin discriminaciones.

-¿Ha fluido eficazmente su reto de defender los derechos y deberes de las misses y proveerlas del adecuado apoyo psicológico que requieren?

-Ellas tienen un acceso directo a la consultoría psicológica. Pueden, en cualquier circunstancia, plantear sus angustias y necesidades. Si se sienten en algún momento incómodas, pueden expresármelo sin ninguna traba. También, en algunos casos, de requerirlo, tienen apoyo psicológico. Además les brindamos asesoramiento en neuroprogramación positiva, con el respaldo de mi esposo, Vladimir Gessen.

Misses transgéneros

-¿Todavía quedan aspectos por afinar o incorporar a su trabajo?

-Siempre los habrá. Cada año tiene sus peculiaridades y cada miss posee su mundo y sus propios atributos que debemos trabajar.

-¿La principal enseñanza que a nivel humano le ha dado su labor?

-Venezuela cuenta con unas mujeres fantásticas, con una nueva generación que está surgiendo en medio de tantas dificultades, son unas jóvenes resilientes, solidarias y con un espíritu de superación excepcional.

-¿Está de acuerdo con la participación de transgéneros en los concursos de belleza?

-Entre las nuevas reglas que hicimos en el Miss Venezuela, al igual que en el Miss Universo, se señala que pueden ser candidatas en el certamen si la participante es mujer legalmente, quedando abierta la posibilidad de que una mujer transgénero pueda hacerlo…

Credo de la belleza

• Creemos que la belleza de estos tiempos compone una mujer auténtica, confiada en sus capacidades y con un propósito de impacto.

• Creemos que el poder de la belleza es transformador desde su maravillosa diversidad e inclusión.

• Queremos promover la belleza diferenciada, formar la belleza integral y valorar la belleza pertinente.

• Sabemos que ser mujer venezolana es sinónimo de belleza, fuerza y creación.

• Creemos que la mujer seduce y atrae bienestar cuando sabe quién es.

• Somos parte de la historia y queremos ser partícipes de historias triunfadoras.

• Amamos haber nacido en Venezuela, tierra donde las mujeres son amazonas, heroínas y activistas del impacto y del amor.

• Soñamos que, siendo madres de sus propias vidas, las acompañemos a ser ellas, porque si son ellas, ya habrán ganado.

Pilares evolutivos

Así como la organización define su credo institucional en el Manifiesto antes descrito, descansan también el nuevo rumbo trazado en 2018 en varios Pilares Evolutivos -así los denominan-, sobre los cuales marcan la diferencia -aunque no lo destaquen explícitamente- con la era Osmel Sousa. Son los siguientes:

De la belleza estandarizada a la belleza diferenciada: En Miss Venezuela, la belleza femenina es sinónimo de autenticidad, confianza y capacidad para transformar positivamente sus realidades, que son atributos que no pueden medirse bajo parámetros estandarizados.

De un certamen de belleza a un movimiento de empoderamiento femenino: El empoderamiento de niñas y mujeres -un objetivo de impacto social de Miss Venezuela- se convierte en uno de los propósitos institucionales por los que se está transformando la marca.

De ganar competencias a conquistar historias que inspiran: Miss Venezuela es reconocida por ser una de las franquicias que mayor número de coronas ha obtenido en certámenes internacionales. Sin embargo, más allá de las coronas, en las candidatas y las ganadoras también reconocemos y enaltecemos historias reales y únicas que las hacen inspirar a otros.

De un show de televisión a una empresa sustentable: El movimiento de la belleza que impulsa Miss Venezuela trasciende un certamen televisado, con una visión de modelo de negocio con propósito, impacto social y sostenibilidad económica.

De personas a una institución: Las personas que conforman Miss Venezuela y, especialmente las misses, siempre serán de absoluto valor para Miss Venezuela; sin embargo, la transformación también implica un deseo por ser reconocidos por lo que somos por encima del quiénes lo estamos haciendo.

De la teoría a la práctica

No siempre la teoría de estos principios, que hoy día sustentan, no sólo al Miss Venezuela, sino también a la mayoría de los certámenes de otros países y a los más importantes eventos de belleza internacionales, en especial el Miss Universo, van de la mano armónicamente con la práctica.

No es fácil conseguirlo -pese a los intentos por ceñirse a ellos éticamente-, por la sencilla razón de su propia esencia, que no es otra que exaltar a la mujer en sus atributos físicos, que todavía continúan siendo la principal razón de ser de estos concursos, por una hoja de ruta que aún, pese a todo, mantiene su vigencia. En este sentido la fuerza de la costumbre todavía es la que se impone.

De allí que las multinacionales del maquillaje, el diseño de modas, los productos para el cabello, perfumes, cosméticos y otras empresas afines, todavía ejercen notorio poder e influencia en estos eventos, en una millonaria danza de dólares por concepto de patrocinio y publicidad que se resiste a cederle el paso a otras fórmulas más sustentables. El lema parece ser: Empoderamiento sí, pero también belleza como las de siempre, estereotipadas o no.

María Mercedes Gessen, psicóloga del Miss Venezuela y una de las responsables de los nuevos aires del certamen nacional

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