La depresión y un infarto cerebral marcaron los últimos años de Marisela Berti
La actriz duró dos años con una depresión severa, a raíz de la muerte de su esposo, el director mexicano Mauricio Walerstein, y posteriormente, en 2022, le sobrevino el ACV que durante casi tres años la mantuvo postrada sin conseguir la ansiada recuperación
A raíz del fallecimiento de su esposo, el cineasta mexicano Mauricio Walerstein, acaecido el 3 de julio de 2016, la actriz venezolana Marisela Berti entró en un severo período de depresión del cual comenzó a salir dos años después, cuando regresa a la actuación, luego de un prolongado retiro, en la serie de Telemundo El Señor de los cielos.
Allí trabajó en tres temporadas, hasta 2021, luego de lo cual enfrentó el infarto cerebral en el hemisferio derecho, que le sobrevino el 22 de enero de 2022. Estuvo hospitalizada los primeros seis meses y desde entonces, ya en su hogar, había estado lidiando, hasta su muerte, con la mitad de su cuerpo paralizado, con una serie de terapias neurológicas, que no consiguieron la ansiada recuperación, entre otras cosas porque en ocasiones faltaban los recursos económicos para llevarlas a cabo cabalmente.
Los restos de la actriz, fallecida el pasado 30 de octubre en Ciudad de México, en donde residía desde 2003, fueron cremados el mismo día de su muerte y sus cenizas entregadas a su hijo Alejandro. Su voluntad era que las lanzaran al mar junto a las de Mauricio Walerstein, su marido.
Con Mauricio hasta el final
“Mi regreso a la actuación es un intento por conseguirle un gusto a la vida. Nunca pensé hacerlo, lo hago casi como un ejercicio para que me vuelvan las ganas de vivir”, expresó en entrevista que el 23 de marzo de 2017 publicamos en El Universal, con el título de “Perdí las ganas de vivir”, a dos años de la muerte de su esposo, un triste episodio del cual hasta entonces no se reponía y la mantenía bajo una severa depresión.
Su regreso se produjo en El señor de los cielos, en su sexta temporada, la serie más exitosa de Telemundo Internacional, encarnando un personaje que escribió especialmente para ella el escritor venezolano Luis Zelkowicz, su amigo y creador de la serie.
—Mi personaje se llama Edith Guzmán -reveló entonces-, en honor a la periodista venezolana del mismo nombre (impulsora de la página de farándula de El Nacional), muy buena amiga mía y del autor de la historia desde hace muchos años. Es un pequeño homenaje a una amistad solidaria y consecuente. Hago de una abogada que se desempeña como embajadora de Venezuela en México; chavista, por supuesto. No tengo que redundar más en todo lo que puede ser ese personaje y su desarrollo.
Aunque reveló que Luis Zelkowicz escribió este papel especialmente para ella (“por un acto de amor hacia mí, para ayudarme a salir de este hoyo”), tuvo que hacer casting.
—Las cosas en México son diferentes; seas importante o no, tienes que hacerlo, y más yo, que soy una desconocida aquí. En Venezuela lo tenía más fácil, eran otros tiempos, tenía un contrato de exclusividad con Radio Caracas Televisión. Era una artista de quince y último, trabajara o no.
Vale decir que durante el año y medio que duró la enfermedad de su esposo, relata que se dedicó a cuidarlo a tiempo completo. “Le hacía todo, me dediqué a eso. No sé de dónde saqué tanta fortaleza. No podía permitirme que me viera derrumbada, por eso me automaticé, actuaba como una máquina. Nunca me sentí cansada, nada me dolía, estuve 17 noches sin dormir en una de sus gravedades. Cuando alguien así se te va, te quedas sin fuerza. Todos esos recuerdos son como heridas abiertas. Estoy agotada”.
Recordaba que el primer síntoma de la enfermedad de Mauricio fue un dolor de pierna que le sobrevino en 2015.
«Cuando lo llevé al hospital y luego de que le hicieran varias evaluaciones, me dijeron que tenía un mieloma múltiple (un tipo de cáncer en la médula ósea) y que no había nada que hacer. A partir de allí mi vida cambió. Me activé para que nunca le faltara nada. Tuvo altibajos, recaídas, pero nunca se quejó. Hasta que llegó el momento en que se puso muy mal, lo trasladaron a terapia intensiva y le indujeron un coma de cuatro días, luego de lo cual murió. Tuvo una muerte digna, siempre conmigo a su lado. Decía ‘qué suerte tengo de tenerte’. Se fue lleno de amor. Nunca se sintió solo».
Su vida desde entonces la comparaba Marisela con una montaña rusa, llena de subidas y bajadas.
“Cuando creo que estoy bien, entonces viene repentinamente un bajón emocional; luego me siento mejor, pero después siento que caigo como en un hueco y vuelta a empezar. No pensé que esto me iba a devastar tanto. Hago cursos de todo, fui a una psicóloga, no estoy acostada mirando al techo. Pero tengo poca concentración. Leo y no termino lo que empecé, y eso que me encanta leer. Me gusta escribir y tampoco puedo hacerlo, pues siento que allí me voy a desbordar”.
Marisela Berti sobre su depresión.
Afortunadamente para ella, retomar su trabajo de actriz, vía El Señor de los cielos, fue una eficaz terapia para salir de la tristeza que le produjo la muerte de su pareja. La sexta temporada terminó a finales de 2018, con el mismo suceso de las anteriores, y desde entonces deseábamos preguntarle a Berti cómo fue su experiencia allí y si le había sido útil para el propósito de recuperarse anímicamente de la tristeza que la embargaba. Así lo hicimos y en entrevista publicada en el mismo diario, el 11 de enero de 2019, su respuesta fue más que elocuente:
—Mi experiencia resultó la mejor terapia emocional que he tenido en este duelo. Los días que me tocaba grabar me olvidaba de todas mis tristezas y era feliz. Nunca tendré con qué pagarle a Luis (Zelkowicz) este apoyo. Si me vuelven a ofrecer algo como actriz, lo haré, sin duda. Recordar mi época de actuación y todo lo que enriqueció mi vida resultó un regalo; fue como si la vida me dijera: “Recuerda quién fuiste, qué hiciste y, sobre todo, que esto sucedió antes de ser pareja de Mauricio”.
Días después, vía Instagram, la vimos en una foto en Puerto Rico con su nieta Sofía, hija de Luis Armando Avellanet Berti, el hijo que tuvo en su matrimonio anterior con el cantante Chucho Avellanet. “Mi nieta Sofía y yo compartimos todo con amor -decía el texto del post-, le prometí cuidarme y estar feliz para compartir muchos más momentos juntas. Tengo salud y mucha gente que me quiere. Este año prometo ser feliz, que es lo que me merezco, no más tristeza. Hay Marisela para rato”.
Previamente, dos días antes, en una foto en actitud reflexiva y nostálgica en la playa de El Condado, había escrito: “Hay una edad en que decimos más ‘adiós’ que ‘hola’, pero con Puerto Rico siempre será un ‘hasta luego’. Hoy me despido del remanso del mar y regreso a casa. Voy con las pilas recargadas”. Eran señales de que había retomado su vida con nuevos ímpetus.
Después de las tres temporadas que hizo de El Señor de los cielos, estelarizó -alternándose con Mimí Lazo¨- la versión online de la obra de Ibrahim Guerra A 2,50 la cubalibre, bajo la dirección de Luis Fernández. Estaba considerando también otros proyectos escénicos para realizar ese año.
—Tengo un compromiso moral con Mimí Lazo y Luis Fernández. Les he dicho que si hago algo más en teatro será con ellos. Hay gente a la que le debo muchas cosas y voy a comenzar a saldar cuentas. No olvidaré que fueron ellos, Mimí y Luis, los primeros que me pidieron que regresara. Me propusieron inclusive escribir un monólogo e interpretarlo. Este regreso puede ser el comienzo de muchas cosas.
Un cruel imprevisto
Lamentablemente, esos planes quedaron truncados el 22 de enero de 2022, al sufrir el infarto cerebral que la mantuvo, convaleciente e incapacitada, hasta el pasado 30 de octubre, día de su deceso.
Los costos hospitalarios habían complicado su situación económica, tanto que familiares y amigos, además de ayudarla con sus aportes, pidieron varias veces a sus seguidores ayuda con los gastos médicosque estaban fuera de la cobertura del seguro: horas de enfermería, terapia física y algunos medicamentos.
Su exesposo, Chucho Avellanet, destacó el legado de Berti. “Marisela es una persona muy especial, que ha contribuido y ha ayudado a mucha gente, porque yo eso lo sé”, enfatizó. “Lo que estamos pidiendo es una contribución a ella”, afirmó. “Tú sabes que enfermarse es un lujo y los gastos son bien grandes”, lamentó.
Por otro lado, la actriz y productora Mimí Lazo ofreció el domingo 10 de abril de 2022, vía Zoom, a través de su plataforma mimilazo.net, una función especial de A 2,50 la cubalibre, destinada a recabar fondos para colaborar con los gastos del tratamiento de Marisela Berti.
En esa ocasión, de acuerdo a lo que publicamos en El Estímulo, seguía internada en el hospital Ángeles de Pedregal, de la Ciudad de México. “Una enfermedad cuesta muchísimo y el seguro se te va, no te alcanza, por eso todos los que la conocemos estamos unidos para lograr que consiga el dinero para sus tratamientos”, expresó entonces Lazo.
Y así siguieron otros pedidos de solidaridad por parte de sus colegas del gremio, no siempre con los mismos buenos resultados, hay que decirlo.
La libretista Genys Pérez, amiga de Marisela Berti, describió ayer cómo un grupo de sus allegados estuvieron acompañándola y asistiéndola durante los dos primeros años de su convalecencia, tanto en el hospital como en su casa, en “cada una de sus necesidades (…), amigas, como Magaly Saavedra, Xiomara Echeverría, Anny Baquero, Simona Chirinos, María Morillo, María Barrios, Alberto Barrera, Sergio Riobueno, Luis Zelkowicz, Mimi Lazo, Luis Fernández, Carlos Villegas, Mariana Zapata y Mariana Soane. Un batallón de amigos que nunca la soltamos y que estuvimos en acción permanente hasta que nos fue posible.
«En lo personal estoy agradecida de todo el batallón de personas que se hicieron presentes y a los que a distancia ayudaron y la amaron, la llamaron por teléfono y le dieron aliento en su tragedia. Son muchos sus amigos que de una u otra forma aparecieron para darle felicidad en sus días oscuros», dijo.
Este señalamiento se relaciona con el hecho de que a la mayoría de los mencionados, Alejandro, el hijo de la actriz, les impidió volver a verla el último año, “por razones que se desconocen”. Y para hacerlo la cambió de domicilio y de número telefónico. Dicen que murió “sola y abandonada de sus afectos” en la casa de su enfermero, en Coyoacán, donde permaneció aislada de ellos, según sostienen.
“Su último año fue desolado, aislado, pero estoy segura que su fuerza interior la elevó a lo sublime, y que su hombre, su Mauricio, quien la amó con ternura, locura y pasión se la llevó a un lugar mejor”.
Genys Pérez, libretista y amiga de Marisela.
Biografía artística
Marisela Maritza Berti Díaz nació en Maracaibo el 9 de septiembre de 1950. Era una de las cinco hijas del matrimonio formado por Heli Berti y Mariela Díaz. Junto a sus hermanas Ligia, Belinda, Marina y Mariela vivió la pérdida del padre cuando apenas contaba con cinco años de edad.
A los 20 años participa en el concurso de Miss Venezuela 1970, representando al estado Nueva Esparta. Figuró como cuarta finalista del certamen, que ganó Bella La Rosa.
Al año siguiente incursiona en el modelaje y poco después debuta como actriz, al formar parte del elenco de programa semanal de comedia Él y Ella, que protagonizaban Mirla Castellanos y Miguelángel Landa en Radio Caracas Televisión, canal al que siempre perteneció en toda su vida profesional.
En ese mismo año de 1971 debuta en el género telenovela a través de La Usurpadora, a la que siguieron otros títulos, como Sacrifico de mujer, La italianita, La indomable, Doña Bárbara (interpretando el rol de Marisela), Valentina, Sabrina y La señora de Cárdenas.
En cuanto a su vida personal, se le vinculó sentimentalmente con el animador y productor Renny Ottolina y con Jean Carlos Simancas, codiciado galán de mediados de los años 70 y los 80.
En el medio artístico tuvo dos grandes amigas, con las cuales profesó un sentimiento de hermandad durante toda su existencia. Se trata de la fallecida animadora Carmen Victoria Pérez y la actriz, hoy retirada, Marina Baura. También formaron parte importante de su entorno íntimo otras figuras del espectáculo, entre ellas Carlota Sosa, Tania Sarabia, Carmen Julia Álvarez, Danielita Alvarado, Orlando Urdaneta, Luis Manzo y Martha Pabón, al igual que los histriones mexicanos Mariana Seoane y Humberto Zurita.
Con su carrera en pleno apogeo y popularidad, se retira en 1977 para casarse con el cantante boricua Chucho Avellanet. Se van a vivir a Puerto Rico y allí dio a luz en 1981 a su primer hijo, Luis Armando (1981). El matrimonio duró una década.
Tras el divorcio, regresa a Venezuela y retoma su carrera histriónica en RCTV con Mi amada Beatriz (1987), de Delia Fiallo, adaptación de su exitosa telenovela Una muchacha llamada Milagros, que protagonizaron Rebeca González y José Bardina en Venevisión, en los roles que en esta versión hacían Catherine Fulop y Miguel Alcántara. Luego vendría Señora (1988), de José Ignacio Cabrujas, donde haría muy famoso su personaje de Candela Benítez, que popularizó la frase “¡Qué momento!”.
En 1990 protagonizaría con Marialejandra Martín y Amalia Pérez Díaz Carmen querida, de Alberto Barrera Tyszka, la historia de tres mujeres, de tres generaciones diferentes, que comparten el mismo nombre y destino.
La culminación de esta segunda etapa artística en televisión terminó en 1993 con Dulce ilusión, de Mariela Romero, telenovela para público infantil, versión de Cenicienta, que tuvo la particularidad de incorporar, con los personajes reales, dibujos animados. Coraima Torres y Gabriel Fernández encarnaban a la pareja protagónica, mientras Marisela desempeñaba el rol de Zarina, la feroz villana.
A la par de la pequeña pantalla, también participó en la película de Román Chalbaud, Cuchillos de fuego (1989), y en numerosas obras de teatro, de la mano de José Ignacio Cabrujas, Fausto Verdial, Héctor Manrique, Ibrahim Guerra y Luis Fernández, entre otros actores y dramaturgos.
En 1990 conoce al director azteca Mauricio Walerstein, con quien se casa en 1992 y se retira al año siguiente de la actividad artística para dedicarse al hogar. Ambos tuvieron un hijo, Alejandro, y en 2003 la familia decidió fijar residencia en México, donde en 2016 ella queda viuda.
Amigos, familiares y gente del entorno personal y artístico, recuerdan al recién fallecido actor y humorista. Destacan de Eustoquio Gómez López su solidaridad y don de gente, pero sobre todo su gran profesionalismo
Parecía una cosa imposible: el fin de un canal que era parte del día a día de los venezolanos. Uno estaba ahí y pensaba que quizás algo pasaría y la medida del gobierno de Hugo Chávez no se aplicaría. Pero no: el 27 de mayo de 2007, negado a renovar la concesión del canal, Chávez cortó la señal de RCTV y se libró de un feroz oponente. Luego caerían o se apaciguarían otros en esta prolongada era de censura y guerra contra los medios. Esa noche estuve en el canal y este fue el texto que escribí allí antes de ir a publicarlo en El Universal, otro medio de comunicación pulverizado por el chavismo. Esta fue la primera versión del texto, hecha en caliente. La publicada incluyó algunas otras cosas, unas palabras del entonces alcalde Capriles, por ejemplo. Pero eso se perdió porque el chavismo fantasma borró la memoria de El Universal en la web
El 4 de febrero de 1992 al entonces ministro de Información, Andrés Eloy Blanco, le tocó una jornada agitada y en primera línea: vio sangre, balazos y posibles conspiradores que luego se hicieron los locos. De eso y más -sí, de RCTV y de Ochoa Antich- habla en esta entrevista a 31 años del intento de golpe de Estado