Venezolanos mal pagados impulsan a la millonaria Rappi en Colombia
Son las seis de la mañana y Samuel Romero ya está sacando su bicicleta de un pequeño garaje. El migrante venezolano de 21 años de edad enciende su teléfono y se conecta a Rappi, una aplicación a través de la cual se les paga a los ciclistas independientes por hacer entregas alrededor de Bogotá, una ciudad congestionada por el tráfico de ocho millones de personas.