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(Caímos en la) Trap: el sonido de la globalización

Pistas bailables de hip hop comenzaron a apoderarse satisfactoriamente de todos los géneros pop a través de la electrónica. ¿Cómo? De manera pegajosa - casi infecciosa-. Cualquier tema más o menos sonado en el panorama mainstream de la música tiene que ver con el beat y el ritmo que marca el trap. Amilcar Ortega nos hace el recuento breve de esta incursión de los nuevos tiempos. El Trap es un virusEn la actualidad no puedes escapar de él, lo escuchas mezclado con prácticamente todos los géneros, presente en la mayoría de las canciones en la radio. Comenzó apropiándose muy lentamente del hip hop, de ahí pasó a la electrónica, luego infectó al pop y más recientemente se hizo uno con el reggaetón. Se caracteriza por un sub bajo explosivo que te hace rebotar, los snares del Roland 808 y por ciertos patrones de hi-hats con los que ya estarán familiarizados. Y por un bailecito que ya deben dominar, el cual lo acompaña a donde vaya. El Trap es un ritmoComo toda innovación reciente en el hip hop, es originario de Atlanta. Es pariente directo del Crunk, con el que Lil Jon y compañía dominaron las radios a principios de siglo. El sonido del sur de EEUU se caracteriza por experimentar con pistas más bailables, pensadas para el club, y en la actualidad la gente lo que quiere es moverse y olvidar problemas. Según T.I., el autoproclamado “Rey del Sur”, inventó el término al bautizar como “Trap Muzik” su disco del 2003. Originalmente se refería al lugar específico donde venden drogas, the trap. A principios de esta década, el productor Lex Luger terminó de definirlo, dándole las características bombásticas con las que hoy se conoce. A pesar de que produjo cien hits con los raperos más prominentes escupiéndoles encima a sus beats, y de que mil otros emularon su sonido, en ese momento nadie hubiera imaginado en el monstruo que se iba a convertir el sencillo ritmo que sirve de base a todas esas canciones. Inciso: La azoteEl Trap es un virus. El otro día salí de mi casa. Planeaba tomarme un par de cervezas y discutir tranquilamente un proyecto, terminé en una azotea rodeado de la juventud caraqueña. Todo asistente tenía tatuajes, la mitad el pelo pintado, calculo sólo cinco teníamos más de treinta. Llegamos junto con las cornetas, aparentemente antes no escuchaban música, alguien les pegó un teléfono y comenzó a sonar el trapggaetón. Me reí. Pensé rápidamente que lo iban a cambiar. Me burlé - “¿En serio esta es la música que escucharemos? Pfff...”- y noté miradas extrañas en las dos chicas a las que dirigí el comentario. Les encantaba. A todos. Unos cuantos comenzaron con el pasito y minutos después la mitad estaba bailando. Las dos o tres horas que estuve allá arriba sólo sonó trapggaetón y la juventud extasiada. Vaya que es complicado esto de envejecer. Para que el Trap llegara al mainstream, tuvo que mezclarse con la música electrónica, entrando así en los clubs de los ricos y famosos. El dúo Flosstradamus comenzó a samplear al productor Trap-A-Holics, otros lo mezclaron con los oscuros sonidos del agonizante dubstep, se involucró la disquera Mad Decent - notoria por apropiarse y explotar ritmos del mundo - y el resto es historia.

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