El preparador físico argentino Luis María Bonini, integrante del cuerpo técnico de la selección chilena bajo su compatriota Marcelo Bielsa, falleció el jueves en Santiago tras batallar contra un cáncer.
La selección se acostumbró a jugar por lapsos de tiempo. Ante Perú fueron los primeros cuarenta y cinco, mientras que, ante Chile, en Santiago, fue en la segunda etapa que se observó la mejor versión del equipo criollo. Si ante los incas el aviso fue claro, contra un equipo que sabe competir en el más alto nivel como la selección austral, esa situación se hace notable y pesada. El 3-1 no hace justicia al mal partido criollo.
Más allá del trabajo y la dedicación de los entrenadores, el balompié criollo no se caracteriza por promover la innovación táctica. Quizá sea esa la razón de peso por la que la gran mayoría de los equipos apuesten a ideas similares y por la que aún no se rompan barreras en el concierto internacional.
El técnico argentino Marcelo Bielsa, que firmó la semana pasada un acuerdo para entrenar al Lazio, informó hoy al club italiano de que decidió dimitir, lo que le hará incurrir en acciones legales, según comunicó la entidad romana en su página web."Tomamos nota con estupor de las dimisiones del señor Marcelo Bielsa y de sus colaboradores, en clara violación de los compromisos aceptados con los contratos firmados la semana pasada y regularmente depositados en la Liga italiana y la Federación de Fútbol", publicó el Lazio.
Dos finales de Copa América en años consecutivos no fueron suficientes para que la Argentina de Messi rompiera con lo que se ha convertido en una dura costumbre: caer sin saber por qué.
La ausencia de goles en los primeros partidos de la Copa América Centenario sorprende a quienes prefieren obviar el pasado reciente, o a aquellos que todo lo saben. Esta ausencia de goles ni es casual ni tiene pinta de estar cerca de su final.
El ciclo de Rafael Dudamel apenas da sus primeros pasos. Pero influenciados en costumbres y obligaciones que nada tienen que ver con nuestra historia, hay quienes exigen lo que ningún entrenador puede garantizar: resultados inmediatos.
A propósito de la caída de grandes equipos ante rivales de menor importancia, vale la pena repasar que este es un deporte que no se adhiere a teorías conductistas, aquellas que caracterizan nuestra educación.
Tras los partidos amistosos ante Jamaica y Perú, se ha abierto un compás de espera en el que Noel Sanvicente y su cuerpo técnico están obligados a reflexionar sobre quienes protagonizarán la primera parada competitiva de este ciclo. Saber elegir es la primera tarea de cara a la Copa América Chile 2015.
El fútbol es continuidad, no parcelas aisladas, separadas para el gusto del publicista de turno. Quitarle el balón al rival para luego rifarlo es un acto de poca utilidad, ya que la rápida recuperación del esférico por parte del contrario puede coincidir con la salida de nuestros jugadores hacia campo contrario, y como consecuencia, facilitar que nuestro contrincante encuentre los espacios. Una aclaratoria así sólo puede ser condenada por aquellos que observan al juego como un acto de revindicación patriótica, o simplemente son, en palabras de algún amigo, muestras de un analfabetismo funcional.
Hace una semana, el argentino Marcelo Bielsa, entrenador del Olympique Marsella, quiso ahondar acerca de una condición que dice poseer y que definió como “parálisis por exceso de análisis”, un estado contrario al que asumimos condiciona a los directivos del fútbol venezolano.