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#Osho

Osho: sexo para todos

Catalogado por el Sunday Times como una de las mil personalidades más influyentes del siglo XX, Osho dio mucho de qué hablar  en la década de los 80, cuando llegó a tener miles de seguidores que encontraron en sus teorías sobre la meditación y el sexo relajado  una respuesta a sus problemas Desde afuera es una casa como cualquier otra en Chuao. Ni siquiera el nombre, Quinta Liana, arroja indicios de que, puertas adentro, esa residencia tan corriente en apariencia es el escenario de striptease, meditaciones dinámicas y transgresoras terapias psicológicas. Al entrar, el panorama cambia: la inquietante bienvenida de un fornido gato que parece psicoanalizar a todo lo que pasa por el umbral, una vitrina con guindalejos de danza árabe, otra con talismanes, la imagen de Buda, cartas de Tarot sobre la mesa, un estante de forma piramidal, el escritorio que hace las veces de recepción y un salón vacío con cornetas de audio. Por la fachada externa, la sede de Osho en Caracas puede pasar desapercibida, en su interior queda claro que se trata de un espacio alternativo de búsqueda espiritual. Un “centro de transformación”, tal y como lo indica su nombre oficial. Todo apunta a eso: al cambio, a la renovación, al renacer.

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