Venezuela

Industrias de Carabobo se hunden a un cuarto de su capacidad

Aunque se ve mayor presencia de trabajadores en las áreas laborales del principal estado industrial del país, por la flexibilización de la cuarentena, todavía las empresas mantienen un nivel muy bajo de operatividad. Los carabobeños se las inventan para subsistir, en medio de una gravísima crisis económica y de servicios acentuada por la pandemia

Zona industrial de Valencia
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El economista y presidente del gremio empresarial Fedecámaras Carabobo, Jonatan Aldana, alerta que la caída de la producción del sector industrial y empresarial en Venezuela se acentuó en los tres primeros meses de cuarentena. El cierre amenaza con atizar una mayor inflación en el país.

Aldana evalúa la primera semana de flexibilización de las medidas de confinamiento por la pandemia de COVID-19 y la incorporación de más sectores de la economía a la actividad regular.

El gobierno de Nicolás Maduro maneja la crisis con un plan denominado 7X7, vale decir, una semana de trabajo –con medidas especiales de horarios– seguida de una de receso.

El dirigente empresarial destacó que el sector comercio en la ciudad de Valencia -en el pasado el principal polo industrial de Venezuela- tiene un poco más de movimiento. Un mayor número de establecimientos se ha incorporado al trabajo. Anteriormente no estaban en el grupo de los priorizados a escala nacional.

Todo el sector industrial de Venezuela está hundido desde antes de la pandemia traída por el nuevo coronavirus. Gremios empresariales insisten en que es necesario formar un gobierno de emergencia nacional para enfrentar la crisis que se agudiza con la cuarentena.

Aldana calcula que 70% del área comercial en Valencia se ha mantenido activa durante estos primeros siete días del plan estatal.

“Están laborando con ciertas limitaciones. Por ejemplo, las medidas de bioseguridad están tratando de ajustarlas lo más eficazmente posible”.

Con respecto a las normas para mantener los cuidados por la pandemia, indicó que comerciantes y empresarios se han adaptado para cumplirlas con el rigor adecuado, a fin de evitar que se propague el coronavirus.

“Algunos restaurantes han abierto, pero la mayoría sigue con la modalidad de delivery. Hay muchos sectores que aún se mantienen cerrados, como joyerías, tiendas deportivas, mueblerías, expendios de adornos, de lámparas. Esas tiendas todavía no están autorizadas para abrir”, explicó.

Otros municipios

Aldana informó que en Puerto Cabello la actividad comercial se mantiene entre 75% y 80%, a pesar de los problemas con los servicios públicos que aquejan a esa ciudad de la costa carabobeña. Allí sufrieron apagones de hasta 15 horas en la primera semana del 7X7.

Entretanto, en municipios del occidente de la entidad federal, como Bejuma y Montalbán, se ha incorporado ya aproximadamente 90% del sector comercial.

De igual forma, señaló el vocero de Fedecámaras Carabobo que el sector construcción se reactivó, pero muy tímidamente, en específico para pequeñas obras de mantenimiento. Su paralización se estima en 90% desde hace varios meses.

Empresas en bajo nivel

“La gran industria en Carabobo está trabajando a muy baja capacidad. Algunas empresas están a un 20%. Tienen muchos problemas con sus equipos, tales como montacargas o plantas eléctricas, para dotarlos de combustibles y otros insumos. A esto se añade el problema de la interrupción de los procesos continuos en plantas. Se paralizan para luego volver a abrir. Eso es completamente ineficiente”, agregó Aldana.

En cuanto a la pequeña y mediana industria, dijo que esta se mantiene con dificultades para adquirir materia prima, circunstancia que le impide reactivarse de forma apropiada.

En Carabobo funciona la Cámara de Pequeños y Medianos Industriales y Artesanos (Capemiac), que agrupa a más de 500 compañías. Este es uno de los sectores más golpeados por la crisis que vive el país.

Aldana sostuvo que el ente empresarial mantiene la premisa de que debe seguir reactivándose la actividad económica, a pesar de que ha aumentado el número de casos por coronavirus. Afirmó que no se ha comprobado científicamente que haya una correlación entre la reanudación de las actividades productivas y el alza en los contagios.

“Debe seguirse abriendo la economía, en la medida de lo posible. Tomando las medidas del caso, siguiendo los protocolos de seguridad, porque de otra manera estaríamos conduciendo a la escasez. El ritmo de producción se está quedando atrás, y eso puede traer dificultades en cuanto a abastecimiento y generar aumento de precios e inflación”, puntualizó.

Resguardo y sobrevivencia

Por su parte, Johnny Magdaleno, secretario de Fetracarabobo, dijo que los trabajadores también han padecido por la agudización de la crisis en medio de la cuarentena.

Indicó que apenas en estos días fue cuando comenzaron a abrir algunas de las muchas plantas en las zonas industriales de Valencia y del resto de Carabobo.

“Hay algunas, incluso, que están laborando medio turno, por la flexibilización. Pero creemos que debería abrirse la actividad completamente y mantener todos los cuidados que hasta ahora hemos tenido en nuestros lugares de trabajo. La flexibilización pasa porque el aparato productivo también se restablezca en Venezuela”, destacó Magdaleno.

Enfatizó en que, actualmente, no hay salario que alcance para los trabajadores, por lo que tienen que hacer maniobras “y así lograr sobrevivir”.

Otros aceptan realizar trabajos informales para completar el ingreso familiar, de manera que al concluir la jornada continúan con la actividad laboral.

“Los trabajadores tenemos un problema, que es el tema salarial (…) Necesitamos un salario en divisas, porque todo lo que compras está en dólares, pero cobramos en bolívares. Sabemos que hay empresas que, luego de estar tres meses cerradas, no tienen flujo de caja y eso complica la situación”, sostuvo Magdaleno.

Crisis más cuarentena

En la zona industrial de Valencia, Pedro López, trabajador de una empresa de alimentos, contó a El Estímulo que antes de la cuarentena sus jornadas ya eran menores, pero se ayudaba con su modesto carro para hacer “carreritas” como taxista, especialmente al aeropuerto “Arturo Michelena” de Valencia.

“Llegó el coronavirus y con él también el encierro y la falta de gasolina. Se hizo entonces imposible rebuscarme como taxista y empezaron los conflictos, porque no me alcanzaba el dinero. Es muy duro esto para las familias, que esperan que uno lleve la comida, que esperan que uno responda”, dijo López, quien ha logrado surtir en estas dos semanas el tanque de su vehículo, pero ahora acepta traslados cercanos al sector La Isabelica de Valencia, que es donde vive.

“Un paquete de pasta cuesta más de 200.000 bolívares (un dólar) el queso sobre los 600.000 bolívares (tres dólares), huevos a 700.000 bolívares, y así. Difícil mantener a la familia”, concluyó el padre de tres hijos de 7, 9 y 12 años de edad.

Cifras de COVID-19

Datos del Ministerio de Salud en Venezuela arrojan que el país superó esta semana la cifra de 4000 contagios. En Carabobo, según información del gobernador Rafael Lacava, el número de casos se elevó a 45, al menos hasta la noche del martes 23 de junio. Dijo que 10 casos son comunitarios y 35 importados.

En la Villa Olímpica los recibieron con desinfección y pruebas de despistaje ante el Coronavirus Covid-19

Entretanto, la Organización Mundal de la Salud alertó el viernes 19 de junio que ha comenzado una etapa riesgosa de la pandemia de COVID-19, luego de iniciado el desconfinamiento.

El jefe del organismo mundial, Tedros Adhanom G, señaló que el mundo entró en una “fase nueva y peligrosa”, debido a que mucha gente está cansada de quedarse en casa.

En la región latinoamericana, Brasil mantiene un aumento sostenido de la curva de contagios. Las cifras lo ubican como el segundo país en número de víctimas mortales y de contagiados a escala mundial.

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