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Rousseff y Neves se acusan entre ellos

La presidenta Dilma Rousseff y el candidato opositor Aécio Neves intercambiaron acusaciones de corrupción en el primer debate rumbo a la segunda ronda de las reñidas elecciones de Brasil

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FOTO: EFE

Neves atacó a Rousseff por no tomar una actitud más fuerte en torno a una serie de sobornos dentro de la paraestatal Petrobras que, según un ex ejecutivo indiciado, podría involucrar al gobernante Partido de los Trabajadores. Mientras tanto, la mandataria cuestionó al candidato del Partido de la Social Democracia por nominar a familiares para puestos de gobierno y haber construido un aeropuerto en la propiedad de un pariente.

Rousseff, del PT, intenta retomar la ventaja en las encuestas rumbo a la segunda ronda del 26 de octubre después de ser colocada en un empate técnico con el ex gobernador del estado de Minas Gerais, el segundo más poblado del país. La mandataria resaltó los logros sociales de su gobierno y los de su predecesor Luiz Inácio Lula da Silva, al tiempo que relacionó a Neves al Brasil de la década de 1990, cuando subieron significantemente el desempleo y la inflación.

En los últimos días, Neves ha reclamado al gobierno haber permitido maniobras de corrupción en Petrobras denunciadas por un ex ejecutivo involucrado. La semana pasada surgieron nuevas denuncias que implicaron a más funcionarios y a partidos políticos como el PT.

«El asunto de Petrobras es absolutamente increíble. Sólo he visto un momento de indignación de su parte con esas filtraciones», dijo Neves durante el debate.

Rousseff dirigió el consejo administrativo de la paraestatal entre 2003 y 2010 mientras era ministra de Minas y Energía y luego jefa de gabinete de la Presidencia, período que también comprenden las denuncias. Sin embargo, la mandataria dice que no tenía idea de dichos sobornos.

«Tengo una vida de lucha absoluta contra la corrupción y no me he visto involucrada en esas acusaciones», dijo Rousseff.

Rousseff también reprochó a Neves haber invertido poco en servicios de salud durante su mandato en el estado. Mientras tanto, el opositor señaló que, aunque los logros sociales eran importantes, «en los últimos cuatro años, Brasil paró de mejorar».

En la última década más de 40 millones de brasileños ascendieron de la clase baja a la clase media, y el gobierno redujo de manera significativa la pobreza extrema y sacó al país del mapamundi del hambre global elaborado por las Naciones Unidas.

Aun así, los cuatro años de gobierno de Rousseff han sido caracterizados por un débil desempeño en la economía. El porcentaje que consiguió la presidenta en la primera vuelta de la elección el 5 de octubre fue el más bajo desde 1998; obtuvo un 42% de los votos frente al 34% de Neves.

«Su gobierno llega al final con nostalgia, porque la economía tiene bajo crecimiento, bajo nivel de empleo, y luego las acusaciones de corrupción llevan a la indignación a todos los brasileños», expresó Neves.

El popular exgobernador se ve ahora más favorecido al recibir preferencias de voto de los seguidores de Marina Silva, quien quedó en tercer lugar con un 21% y en un discurso declaró su apoyo al candidato de la oposición.

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