Abu Mohamed, un palestino de 70 años, señala a lo lejos los olivos rebosantes de frutos, pero este año se quedará otra vez sin poder recogerlos porque entre sus árboles y él hay una colonia israelí.
La temporada del olivo, un momento crucial en la vida de muchos palestinos, empezó a principios de octubre. Cada día Abu Mohamed intenta acceder a sus 30 hectáreas de olivos. Pero cada vez se repite el mismo diálogo de sordos.
«El soldado israelí me dice: ‘ No puedes entrar, es una zona militar’. Y yo respondo: ‘Es mi tierra’, pero aun así no me deja entrar», relata.
Este año, Abu Mohamed pudo acceder por primera vez a unas tierras que no veía desde el año 2000. Él y los demás agricultores del pueblo sólo pudieron comprobar con impotencia que 400 olivos, algunos milenarios, habían sido arrancados.
En lo que va de año, al menos 7.500 árboles han sido deteriorados o arrancados, según la ONU.
Un poco más lejos hay tierras que ahora están siendo cultivadas por los colonos. «Mi padre plantó las semillas una a una y yo me dejé ahí todo el sudor de la frente», explica este hombre, que lleva el tradicional pañuelo blanco de los campesinos palestinos.
Arik Ascherman, presidente de la asociación Rabinos por los Derechos Humanos, denuncia muchos casos similares y asegura que el peor peligro en la Cisjordania ocupada es que la excepción se convierta en regla.
«Se empieza impidiendo a los palestinos acceder a sus tierras y se acaba cultivándolas y diciendo: ‘Ahora es mi tierra'», explica este rabino. Por su parte el jefe del consejo municipal de Al Janiya, Nader Yusef, denuncia que la justicia israelí «nunca da la razón a los palestinos».
Desde 1967, se han instalado en Cisjordania 135 colonias y otro centenar de «colonias salvajes», ilegales, según la ONU. En total viven allí 380.000 colonos, tres veces más que hace veinte años.
Un sector vital
Los olivos son un sector vital y su cultivo representa la mitad de las tierras palestinas cultivadas, recuerda James Rawley, coordinador de operaciones humanitarias de la ONU.
Gracias al aceite y a las aceitunas, el sector de los olivos representa una cuarta parte de los ingresos agrícolas de los palestinos y cerca de 100.000 hogares viven de ello, según el responsable de la ONU.
Pero cada año el sector está más amenazado por la expansión de la colonización israelí —considerada ilegal por la comunidad internacional— y por el muro de separación construido por Israel. Al menos 30% de las tierras palestinas están ahora en el otro lado de la barrera que recorre Cisjordania, según la ONU.
Es precisamente por culpa de este muro que Ahmed Dewan, un agricultor de Bidu, en el este de Ramala, ha perdido «la cosecha de uva, la de almendras, la de patatas e incluso la de las hojas de parra».
Los que consiguen acceder a sus tierras —aprovechando los escasos permisos que concede Israel, tan sólo 37 días en lo que va de año, según la ONU— se arriesgan a ser agredidos por los colonos, muchas veces armados.
En 2012 hubo 71 ataques y 115 agricultores resultaron heridos. Este año, antes de que empezara la temporada de los olivos, la ONU había contabilizado 88 agresiones y 142 heridos.