La huelga, sin fecha definida aún, será la quinta de su tipo durante el gobierno de Cristina Kirchner y se realizará dos meses después de la última, el 31 de marzo pasado, que con el mismo reclamo paralizó toda la actividad al afectar el transporte público terrestre, aéreo y fluvial en el país sudamericano.
La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que agrupa gremios terrestres, marítimos, portuarios y aeronáuticos, consideró agotadas las instancias para pedir una reformulación del llamado Impuesto a las Ganancias y un aumento de emergencia a jubilados.
El gravamen afecta los salarios en escala progresiva hasta un 35% y se aplica sobre los sueldos a partir de 15.000 pesos mensuales (unos 1.700 dólares). La protesta por este impuesto, ampliamente cuestionado entre trabajadores de ingresos medios, paralizó este martes el gremio bancario.
El Gobierno responde que sólo unos 850.000 trabajadores pagan el impuesto sobre un total de 11 millones de asalariados.
El reclamo pretende que el gobierno revise la aplicación del tributo que alcanza cada vez a un universo mayor de trabajadores debido al aumento del salario en un país con inflación anual que ronda el 30%, según mediciones privadas.
Los sindicatos hicieron caso omiso de la reciente rebaja del impuesto anunciada por el gobierno para desactivar la protesta ya que se desconoce el impacto real en el bolsillo de los trabajadores, cuando resta la publicación de la normativa.
De su lado el gobierno aduce que necesita esos ingresos fiscales para mantener numerosos programas de asistencia social para sectores menos favorecidos.
La huelga se realiza en momentos en que la mayoría de los sindicatos tiene abiertas negociaciones con sectores empresariales para definir los aumentos salariales para 2015.