Pérez Molina dijo el viernes 4 de septiembre a The Associated Press que pasó la noche incómodo y que alcanzó a dormir poco. «Ninguna cárcel es buena», dijo sobre la noche en una prisión civil, ubicada dentro del cuartel militar de Matamoros.
«Espero que el juez me dé una medida sustitutiva», dijo el ex presidente en alusión a una alternativa diferente a la prisión, que según las leyes guatemaltecas, puede ser el pago de fianza o arresto domiciliario, entre otras.
El jueves 3 de septiembre el juez Miguel Ángel Gálvez le dictó prisión provisional para asegurar que el ex presidente regresara el viernes a la audiencia.
La fiscalía presentó el jueves escuchas telefónicas en las que intenta probar la existencia de «la Línea», un rede de ex funcionarios y particulares que recibían sobornos de empresarios para ayudarles a evadir impuestos.
El viernes la fiscalía trata de sustentar ante el juez que Pérez Molina conocía de las actividades de «la línea».
Pérez Molina, quien asiste a la audiencia vestido de traje formal azul, camisa celeste y corbata a rayas, agregó a su defensa al abogado Moisés Galindo y aseguró que el viernes declarará ante el juez y se defenderá de los cargos.
A diferencia de la víspera, la seguridad del ex presidente ya no está a cargo de la Secretaria de Asuntos Administrativos y de Seguridad, sino en manos del Sistema Penitenciario del país.