«Quiero asegurarles que este triste hecho no me desvía del trabajo de reforma que sigue adelante con mis colaboradores y el apoyo de todos ustedes», dijo el papa a los fieles reunidos en la plaza San Pedro tras la plegaria del Ángelus.
El pontífice se expresó por primera vez sobre este escándalo, desde el arresto el fin de semana pasado de dos personas sospechosas de estar detrás de la filtración de estos documentos, un prelado español y una joven asesora en comunicación.
Estos documentos permitieron la publicación de dos libros que revelan las profundas resistencias que se dan en el seno del Vaticano frente a las reformas que impulsa el papa en la Iglesia católica.
«Sé que muchos de ustedes se inquietaron por las informaciones de estos últimos días sobre los documentos secretos de la Santa Sede que fueron tomados y publicados», dijo a los fieles. «Publicar estos documentos fue un error. Es un acto deplorable que no ayuda», dijo.
«Yo mismo solicité este estudio y estos documentos, tanto yo como mis colaboradores los conocíamos», dijo.
Esta última declaración parece ser una respuesta al autor de uno de los dos libros, Gianluigi Nuzzi, que estimó que «revelar secretos sólo puede servir a quien quiere la transparencia, objetivo número uno del papa».