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¿Cuáles son los desafíos que le deparan a Macri en la presidencia argentina?

El tecnócrata conservador Mauricio Macri comenzará a gobernar el 10 de diciembre con el desafío de corregir los desequilibrios económicos sin provocar ajustes sociales que licúen su poder ante un peronismo que, aunque derrotado, seguirá teniendo un gran peso en el escenario político argentino.

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Macri, de 56 años y líder del frente opositor Cambiemos, inauguró el domingo un nuevo ciclo político en Argentina al imponerse en la segunda vuelta electoral al peronista Daniel Scioli, del oficialista Frente para la Victoria, poniendo fin así a 12 años consecutivos de kirchnerismo.

Escrutados el 99.17% de los votos el conservador se imponía con 51.40% de los votos, por casi tres puntos de ventaja sobre el candidato oficialista Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, que obtenía 48.60%.

Uno de los principales objetivos de Macri será atajar la inflación de al menos 27% anual, desactivar las restricciones a la compra de dólares vigentes desde hace cuatro años y unificar un mercado de cambios donde en la actualidad coexisten un dólar oficial que está en torno a los 9,64 pesos con otro del mercado ilegal, que cotiza a 15 pesos.

Las correcciones que el presidente electo se propone realizar no deben poner en riesgo los programas asistenciales promovidos por los dos mandatos de la presidenta saliente Cristina Fernández (2007-2015) y en el de su antecesor y fallecido marido Néstor Kirchner (2003-2007) que beneficiaron a millones de argentinos necesitados, para evitar un escenario de conflictividad social que condicione su gestión.

El propio Macri ha dicho que mantendrá el más importante de estos planes, la Asignación Universal por Hijo: unos 145 dólares mensuales que cobran las familias sin trabajo.

Los gobiernos de ambos mandatarios peronistas estuvieron caracterizados por una fuerte intervención estatal en la economía y un estilo personalista de ejercer el poder que provocó confrontaciones con rivales políticos y una polarización en el seno de la sociedad.

También aumentaron los aranceles para proteger a algunos sectores de la economía, apoyaron la derogación de las leyes de amnistía que protegían a los represores de la última dictadura argentina (1976 – 1983), lo cual permitió juzgar desde 2003 a más de 500 ex militares por crímenes de lesa humanidad, y aprobaron varias leyes progresistas, entre ellas la legalización del matrimonio gay en 2010.

«Es un día histórico, es un cambio de época que va a ser maravilloso. Es un cambio que nos tiene que llevar hacia el futuro, hacia las oportunidades», dijo un eufórico Macri en el centro de campaña rodeado de globos de colores y en medio de los gritos y aplausos de sus seguidores.

El presidente electo dijo que el cambio que propone «no puede detenerse en revanchas y ajustes de cuentas… tiene que poner toda la energía en construir la Argentina que soñamos».

Varios cientos de personas se convocaron en el Obelisco, emblemático monumento en el centro de la capital, para festejar el triunfo de Macri con globos y banderas argentinas.

Gritaban «a laburar (trabajar), a laburar, el kirchnerismo no existe más».

Felisa Sánchez, de 64 años, dijo a The Associated Press que siente «una gran felicidad porque se terminó la mafia. Se creyeron Robin Hood salvando a los pobres con planes y a los pobres se los ayuda con trabajo y educación».

«Macri tiene que gobernar para todos, solo así se podrá superar la división», agregó.

Carlos Alberto Lombardi, 66 años y propietario de campos, afirmó en tanto que «el país es un desastre. Hay mucho por corregir pero yo confío en Mauricio». «Hoy estamos divididos, pero él va a trabajar para todos los argentinos, no para un sector», agregó.

Al reconocer su derrota, Scioli, de 58 años, afirmó que «Argentina se transformó, se ampliaron derechos, se mejoró la distribución del ingreso, siempre hay cosas para mejorar, pero también es justo reconocer todo lo que hemos avanzado. Esa será nuestra responsabilidad a partir del 10 de diciembre».

Las caras eran largas entre los simpatizantes del oficialismo, que se congregaron en la plaza frente a la casa de gobierno.

«Es un día doloroso para los argentinos. Sobre todo para mí en lo personal. Este gobierno me dio tanto. La gente tiene tan poca memoria», afirmó a The Associated Press Rocío Robador, de 36 años y madre de una hija a la que tuvo gracias a la ley de fertilización asistida impulsada por el gobierno de Fernández. «Vamos a resistir e intentar que este gobierno no nos saque los beneficios. No podemos retroceder», afirmó.

Cambiemos gobernará a nivel nacional, en la provincia de Buenos Aires – la más poblada e importante del país-, y en la capital, bastión desde 2007 de Propuesta Republicana (PRO), el partido creado y liderado por Macri.

El presidente electo deberá evitar que sus medidas generen una gran devaluación del peso y el consiguiente incremento de los precios.

«El éxito de su presidencia dependerá mayormente en su habilidad para mejorar de forma exitosa las condiciones macroeconómicas», dijo Daniel Kerner, responsable del área de América Latina en la consultora Eurasia Group, con sede en Estados Unidos.

Macri se abocará además a incrementar las alicaídas reservas del Banco Central, que están en unos 26.000 millones de dólares.

Uno de los nubarrones que le acecha es la disputa en los tribunales de Estados Unidos con un grupo de bonistas que exigen a Argentina el pago de una deuda millonaria, la cual ha ahuyentado a los inversionistas y mantenido al país excluido de los mercados crediticios.

En el escenario político, el conservador se topará con algunas limitaciones, como el hecho de que el Frente para la Victoria mantendrá el control del Senado y será la primera minoría en la Cámara de Diputados, además de gobernar en 15 de los 24 distritos.

A su vez, Fernández se irá del gobierno con un nivel de apoyo de más de 40% y el interrogante de si se convertirá en la líder del peronismo opositor.

Para los analistas se inaugura una época de consensos. La falta de una mayoría absoluta de Cambiemos en el parlamento obligará a la fuerza oficialista a pactar con sus adversarios.

El triunfo de Macri tendrá un impacto en la política regional. En la campaña anunció que pedirá la expulsión de Venezuela del Mercosur por la situación de los líderes opositores detenidos.

También se mostró partidario de derogar el polémico acuerdo de Argentina con Irán para avanzar en el esclarecimiento del atentado contra un centro judío de Buenos Aires en 1994, por el que hay varios ex diplomáticos y ex funcionarios iraníes imputados.

Macri anunció que el primer país que visitará como presidente será Brasil, el mayor socio comercial de Argentina.

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