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Bernie Sanders soslaya su judaísmo

Cuando Bernie Sanders se encaminaba a la victoria en New Hampshire, varios analistas hicieron notar la barrera que estaba por vencer: se trataba del primer judío que ganaba una primaria presidencial de un partido grande.

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Foto: AP

Desde su pasada victoria el nueve de febrero, Bernie Sanders en vez de generar los vítores de júbilo de la comunidad judía, obtuvo el silencio.

Una razón de ello es que el candidato ha evitado hablar sobre su religión.

En New Hampshire, cuando arrancó ganando las primarias demócratas, se describió a sí mismo como «el hijo de un inmigrante polaco», no como un judío. En un debate demócrata habló de la importancia histórica que tiene el que «alguien con mis antecedentes» busque la presidencia, y tampoco esta vez usó la palabra «judío».

Tampoco reveló el nombre del kibutz israelí dónde trabajó de voluntario en la década de 1960 y siempre decía a los periodistas que lo averiguaran. Cuando lo hicieron, se abstuvo de hablar del tema.

El rabino James Glazier, del Templo Sinai de South Burlington, en el estado de Vermont, dijo que las palabras de Sanders están siendo analizadas por rabinos liberales. «¿Qué es lo que no dijo? No dijo inmigrante ‘judío polaco’. Los rabinos reformistas están haciendo mucho hincapié en eso».

El que Sanders no siga los rituales religiosos no es lo que molesta. Es muy común ahora que los judíos se identifiquen más con el aspecto cultural más que en su religiosidad, tanto así que la más reciente investigación sobre judíos en Estados Unidos, el Pew Research Center estableció una categoría llamada «judíos sin religión».

Sin emabrgo, Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York, tampoco es religioso, pero ha sido cobijado por la comunidad judía por su inquebrantable apoyo a Israel y por sus generosas donaciones a causas judías

Pero Sanders, a lo largo de más de tres décadas como alcalde, representante y luego senador, ha establecido pocas relaciones con las organizaciones y líderes judíos, y tampoco ha hablado sobre temas religiosos, judíos, o sobre Israel. Apoya la creación de un doble estado en el conflicto palestino-israelí y no ha hecho de Israel una prioridad.

Irónicamente, cuando Sanders pronunció el discurso más religioso de su campaña, resaltó su distanciamiento con el judaísmo. Fue en la Liberty University, escuela evangélica fundada por el reverendo Jerry Falwell en Lynchburg, Virginia y su presentación la hizo el día de Rosh Hashana, el Año Nuevo judío, una de las más importantes celebraciones de esa religión.

Al hablar de sus creencias, dijo que se sentía «motivado por una visión» de justicia social, «que existe en todas las grandes religiones».

La vida de Sanders sigue la misma trayectoria de comunidad judía en Estados Unidos en el siglo XX: es el hijo de un inmigrante que creció a la sombra del Holocausto, del que Sanders ha dicho que acabó con buena parte de la familia de su padre en Polonia.

En su infancia en Brooklyn, Sanders fue a la escuela hebrea y tuvo un bar mitzvah, pero las lecciones que extrajo parecen más de la regla de oro de la moral (no le hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti) que a una moral específicamente judía.

«El ser judío es muy importante para nosotros», dijo su hermano Larry en una entrevista. «No era un tema sujeto a debate, era parte de nuestras vidas, lo mismo que ser estadounidense. Pero Bernard no es muy religioso. No va seguido a la sinagoga. Tal vez vaya solo a bodas y funerales, no a rezar».

Después de irse a Vermont a finales de 1960, comenzó su carrera política. Lugar en el que 40% de sus residentes no tiene religión alguna.

En 1988 se casó con su segunda esposa, Jane, que fue criada como católica, en una época en que la tasa de matrimonios interreligiosos subió tanto que los líderes judíos la bautizaron como una crisis nacional.

En un vídeo que fue muy visto de un evento en el Ayuntamiento de Vermont, luego de que iniciara la guerra entre Israel y Hamas, el grupo armado islámico que controla la franja de Gaza, algunos votantes le pidieron a Sanders que protestara por los bombardeos realizados por Israel.

En la guerra murieron más de 2.200 palestinos, incluidos cientos de civiles, y 73 israelitas. Sanders estaba entre un pequeño grupo de senadores que no patrocinaron una resolución de apoyo a Israel, que fue aprobada de viva voz.

Sanders dijo que Israel había «sobreactuado» con la intensidad de los ataques y dijo que el bombardeo a una escuela de la ONU como «algo muy mal hecho». Pero también criticó a Hamas por lanzar proyectiles en contra de Israel. Israel responsabilizó a Hamas por causar las muertes de civiles por lanzar varios ataques desde zonas residenciales en Gaza.

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