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Soares, líder constructor

Este opositor del Estado Novo salazarista y como tal perseguido por el temible aparato de la PIDE, preso, deportado y exiliado, se cuestiona a sí mismo por “impaciente”.

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Mario Soares

No soy un gran estadista. Ni siquiera me considero un estadista, para decirle la verdad. Me considero un político”, dijo alguna vez Mario Soares, cuya vida es un libro abierto en el que deberían leer los jóvenes políticos venezolanos.

Se autodefinía como “socialista, republicano y laico”, practicó la muy lusitana virtud de la modestia. Fue tres veces Primer Ministro y una Presidente de la República, admitió que su educación tuvo “grandes lagunas”, que nunca se juzgó superior ni se tomó excesivamente en serio, pero fue protagonista fundamental en tres procesos que transformaron a su país, la democratización, la descolonización y el desarrollo, las cuales fueron básicas para la adhesión portuguesa a la Europa unida, todo lo cual le da una jerarquía sobresaliente entre sus contemporáneos en su país, en Europa y el mundo.

Este opositor del Estado Novo salazarista y como tal perseguido por el temible aparato de la PIDE, preso, deportado y exiliado, se cuestiona a sí mismo por “impaciente”.

Fundó del Partido Socialista portugués en 1973, y al frente de ese movimiento adelantó una lucha difícil en la cual se atrevió a sostener a veces posiciones impopulares. Defensor de la democracia en la convicción y en la práctica política, como tal asumió grandes riesgos.

La Revolución de los Claveles, en la cual reconoció el protagonismo militar, le abrió una oportunidad. Pero debía disputar el protagonismo con el mucho más antiguo Partido Comunista, fundado en 1921, con un largo historial de lucha contra la dictadura, liderado por Alvaro Cunhal y con el Movimiento de las Fuerzas Armadas, cuyas cabezas gozaban de popularidad, y parecían inclinarse hacia posturas radicales, como el Mayor Otelo Saraiva de Carvalho, partidario de la democracia directa en asambleas populares.

Los socialistas de Soares se impusieron en la elección de Asamblea Constituyente, y si bien la letra de la carta aprobada rinde tributo a las ideas y aspiraciones de la izquierda, su vigencia ha sido mucho más pragmática.

Sus gobiernos fueron moderados, democráticos y europeístas. La BBC británica considera a Soares como el “padre de la democracia portuguesa”, título que probablemente sería discutido, pero que no es un despropósito, si se aprecian sus méritos.

No es difícil saber que mis afinidades en la política portuguesa apuntan a otros lados, pero eso no me impide admirar en Soares al constructor de democracia y modernidad.

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