Internacionales

Incertidumbre y pánico al este de El Salvador por devastador enjambre sísmico

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Incertidumbre, pánico y preocupación se reflejan en los rostros de los habitantes de Chirilagua, al este de El Salvador, donde se vive un fenómeno sísmico desde el pasado sábado, que ha destruido, al menos, 11 viviendas y ha provocado daños considerables en más de un centenar.Ancianos con rostros de desolación, adultos clamando ayuda y niños un tanto ajenos a la realidad deambulan por los albergues improvisados en un predio arbolado y una cancha de fútbol de tierra, donde se instalaron a la espera de recibir ayuda de las autoridades o, al menos, alguna noticia esperanzadora que les dé aliento.

Entre los afectados, dos personas se comunican con sus familiares residentes en Estados Unidos a través de videollamadas, informando que están a salvo, pero que el panorama es desolador y que cualquier ayuda o apoyo que puedan aportar desde la distancia será bienvenida.

Otros, desde tempranas horas, prepararon café para todos, mientras tres hombres elaboraban un censo de los albergados, ya que, por el momento, no existe una cifra oficial para manejar el número real de afectados.

En las hamacas colgadas entre los árboles descansan, sobre todo, niños que no superan los 12 años y algunas mujeres embarazadas, sabedoras de que esta no será su última noche en el lugar.

Ante la continuidad del evento sísmico, que produjo, al menos, 466 temblores desde que comenzó el pasado sábado, hasta este lunes, y que alcanzaron magnitudes entre 2,4 y 5,6 en la escala Richter, las personas afectadas urgieron a las autoridades nacionales y locales a brindar ayuda inmediata.

«Estamos muy preocupados y hemos entrado en pánico por lo que pueda venir», dijo a Efe René Barrera, uno de los albergados en el lugar, quien aprovechó para pedir víveres, medicinas y colchonetas, y urgió a la clase política a ayudar para poder rehacer sus viviendas.

La petición de Barrera es secundada por los demás afectados, entre ellos Marta Arévalo, quien pidió apoyo, sobre todo «para los ancianos y los niños que necesitan sus medicamentos y esa es la prioridad».

Arévalo explicó a Efe que la Alcaldía «mandó comida, pero se necesita más apoyo», y destacó que «más que nada, en este momento», urgen colchonetas, sobre todo para los menores y gente de la tercera edad.

A lo largo de la jornada de este lunes se esperan visitas de funcionarios de Gobierno, pero, para los pobladores, lo importante es que lleguen con ayuda y con buenas noticias sobre su futuro más cercano, ya que es lo que en este momento realmente importa.

La mejor noticia sería la certeza absoluta de que el evento sísmico que se llevó sus escasas pertenencias abandonará Chirilagua para siempre, pero saben que eso es algo que solo está en manos del destino incierto y que seguirán a merced del azar, y de los antojos de la naturaleza.

Y frente a una suerte que está echada, solo queda esperar la ayuda de seres humanos, organizaciones no gubernamentales, autoridades, grupos organizados o habitantes generosos de zonas que no resultaron afectadas.

La zona continúa bajo alerta naranja (vigilancia), decretada el domingo por la Dirección Nacional de Protección Civil, que activó las comisiones departamentales, con el fin de que presten ayuda a la población.

Meléndez, quien llamó a la población a mantener la calma y seguir informada sobre el desarrollo del dicho fenómeno, que podría durar días o inclusive semanas, agregó que por las características de las señales registradas, el origen del enjambre sísmico es atribuido a la activación de fallas geológicas locales de la zona.]]>

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