El Consejo del Atlántico Norte, máximo órgano de decisión de la Alianza, reiteró su condena a la anexión hace cinco años, insistió en que no la reconocerá y pidió a Rusia devolver el control de Crimea a Ucrania.
Llamó a Moscú a poner fin a todas las violaciones y abusos en la península, a liberar a todos los presos políticos y rehenes ucranianos y a dar acceso a las organizaciones internacionales para vigilar la situación.
“Cualquier intento de legitimar o normalizar la anexión de Crimea debe acabar, incluida la imposición automática de la nacionalidad rusa, los movimientos forzosos de la población, el alistamiento en las fuerzas armadas de la Federación Rusa y la celebración ilegal de campañas electorales rusas”, afirmaron los aliados.
La Alianza se declaró preocupada por los abusos y violaciones de derechos que llevan a cabo las autoridades rusas de facto en la península contra las comunidades locales, que incluyen asesinatos extrajudiciales, secuestros, desapariciones forzosas, detenciones arbitrarias, arrestos y torturas.
La OTAN condenó también el desarrollo de capacidades militares rusas en Crimea y mostró su preocupación por las intenciones de Moscú de avanzar en este sentido en la zona del Mar Negro, al tiempo que reiteró su rechazo a la construcción del puente sobre el Estrecho de Kerch, una violación de la integridad territorial de Ucrania.
Criticó el uso injustificado de la fuerza militar por parte de Rusia contra buques en el Mar de Azov y el estrecho de Kerch en noviembre pasado y pidió a Moscú la liberación incondicional de los miembros de la tripulación ucraniana que se encuentran detenidos, en línea con la resolución de la ONU al respecto.
Instó a retornar los navíos capturados y garantizar el acceso a los puertos ucranianos en el Mar de Azov.
La OTAN subrayó que no puede haber una vuelta a la normalidad hasta que haya un cambio claro, constructivo en las acciones de Rusia que demuestre que cumple con la legislación internacional.
La declaración de la Alianza se produce el mismo día en que Putin visitó la península para celebrar su reunificación con Rusia en un viaje que forma parte de los eventos organizados por Moscú en los últimos días para celebrar el quinto aniversario del referéndum que dio pie a incorporarla a su territorio.
El quinto aniversario de la “reunificación” de la península con Rusia, es considerada una anexión por Ucrania y la mayor parte de la comunidad internacional.
Según los resultados oficiales de los referendos convocados entonces por las autoridades de Crimea y el puerto de Sebastopol, declarados ilegales por el gobierno de Ucrania, los habitantes de la península votaron casi de manera unánime por su incorporación en la Federación Rusa. 89 % de los crimeos apoya la reunificación, según recientes sondeos, mientras ese porcentaje es del 88 % en el caso de los rusos.
Putin, que ya había estado en la península en varias ocasiones, inauguró dos centrales termoeléctricas y una subestación eléctrica en la península, informó el Kremlin.
Según el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, la entrada en funcionamiento de dichas centrales simboliza la plena autonomía energética del territorio, que está unido al resto del continente ruso por un puente inaugurado por Putin en mayo de 2018.
Además, se desplazará también al puerto de Sebastopol, sede de la Flota rusa del mar Negro, y visitará un memorial dedicado a la defensa de la península durante la Guerra de Crimea y la Segunda Guerra Mundial.
Ocupación
La minoría tártara de Crimea, que representa un poco más de 10 % de la población peninsular, rechaza lo que ellos consideran ocupación rusa y conservan los pasaportes ucranianos.
Los crimeos celebraron el sábado el quinto aniversario del referéndum en el que más de 95 % de los habitantes de la región entonces bajo control de Ucrania se manifestó a favor de romper lazos con Kiev.
Dos días después, el 18 de marzo de 2014, Putin y los líderes de Crimea y Sebastopol firmaban en el Kremlin los tratados de incorporación de esos territorios a la Federación de Rusia.
El líder crimeo, Serguéi Axiónov, reconoció que él y sus partidarios estuvieron varios años preparando el retorno a Rusia.
Mientras, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, que se encuentra en plena campaña electoral, aseguró que Crimea será devuelta a Ucrania.
“Ucrania no cede a ningún regateo, a ningún acuerdo secreto. Haremos todo lo posible para que esto suceda lo antes posible, inmediatamente después de las elecciones presidenciales”, dijo.
Poroshenko ha contado desde un principio con el apoyo de Occidente, que impuso sanciones a Moscú poco después de la anexión.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini, reiteró el domingo el no reconocimiento de Bruselas a la anexión rusa, que calificó de desafío directo a la seguridad internacional.
A finales de febrero el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, aseguró que Crimea es Ucrania y debe ser devuelta por Rusia.
Kaliningrado
Rusia anunció hoy el emplazamiento de sistemas de misiles antiaéreos S-400 en la región de Kaliningrado, el exclave ruso a orillas del mar Báltico.
“Los sistemas de misiles antiaéreos S-400 Triumf fueron emplazados en sus posiciones e iniciaron la protección del espacio aéreo de la región de Kaliningrado”, informó el servicio de prensa de la Flota del Báltico de la Armada Rusa.
Anteriormente, el ministerio de Defensa ruso comunicó que estos sistemas fueron emplazados en la península de Crimea, en el mar Negro, anexionada en 2014 por Rusia, y en la región de Moscú.
Durante los últimos meses de 2018 Rusia emplazó estos misiles antiaéreos también en la región noroccidental de Leningrado, limítrofe con Estonia y Finlandia.
Los S-400, uno de los orgullos de la industria armamentista rusa, garantizan el derribo de objetivos aéreos – desde cazas a misiles de crucero – a una distancia de hasta 250 kilómetros.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó en septiembre preparar un nuevo programa de rearme para el periodo hasta el año 2025, cuyo objetivo es mantener la paridad nuclear con Estados Unidos.