Este primer tenso debate, en la televisión pública española, sirvió para que los cuatro principales candidatos contrastaran posiciones en materia económica o social, pero sobre todo para recriminarse al hablar de Cataluña o el feminismo.
Y delineó dos bloques marcados con posibilidad de aliarse para formar gobierno: por un lado la izquierda, con el Partido Socialista de Pedro Sánchez y Podemos (izquierda radical) de Pablo Iglesias, y la derecha, con el Partido Popular de Pablo Casado y Ciudadanos (liberales) de Albert Rivera.
Estos dos últimos se unirían con la extrema derecha de Vox para intentar lograr una mayoría para gobernar, advirtió Sánchez.
El Partido Socialista (PSOE) es «la única formación política que puede frenar a la suma de las tres derechas, las dos que están aquí y la extrema derecha ausente», dijo Sánchez en referencia a Vox, una formación con discurso ultranacionalista y antiinmigración.
«Es una realidad muy peligrosa que tenemos que evitar, porque yo creía que [Donald] Trump no iba a ganar, y ganó, yo creía que el Brexit no se iba a producir, y se ha producido», señaló Sánchez, líder en las encuestas.
«Yo creía que en Andalucía no iban a pactar los populares [del PP], Ciudadanos y la ultraderecha [de Vox] y han pactado», dijo Sánchez, en referencia a que en esa región una alianza de esas tres formaciones desalojaron en enero a los socialistas de su feudo histórico en el sur de España.
«Detector de mentiras»
Sánchez criticó directamente a Albert Rivera diciendo que se «abraza a la extrema derecha» mientras se opone a una eventual alianza con los socialistas, posibilidad que el propio presidente del gobierno no descartó directamente durante el debate.
«Decepción usted, que ha pactado con los que quieren liquidar mi país», respondió Rivera, en referencia a los independentistas catalanes.
«Los que quieren romper a España tienen a Sánchez como su candidato favorito», remarcó Pablo Casado. «Es el colmo de la humillación», afirmó.
Año y medio después de la tentativa fallida de secesión de Cataluña, que generó la peor crisis política en décadas en España, el espinoso tema catalán ha sido uno de los dominantes en la campaña hacia las elecciones legislativas del domingo.
Casado y Rivera han calificado a Sánchez de «traidor» por haber intentado dialogar con los separatistas catalanes desde que llegó al poder con una moción de censura respaldada por los independentistas entre otras formaciones, desbancando al conservador Mariano Rajoy.
Ambos líderes incluso acusaron en el debate a su rival de tener planes de indultar a líderes independentistas actualmente sometidos a juicio en Madrid por su participación en la intentona secesionista.
«Llevo diez meses aguantando todas estas mentiras», se exasperó Sánchez, pidiendo aplicar a sus contrincantes «un detector de mentiras». Bajo un gobierno socialista «no habrá independencia» en Cataluña, garantizó.
Segunda ronda el martes
A este primer debate lo seguirá 24 horas más tarde otro con los mismos protagonistas organizado por el grupo mediático privado Atresmedia, para Antena 3 y La Sexta, una inédita situación que se produjo tras los desencuentros entre los partidos a raíz de que la autoridad electoral prohibiera participar a Vox por carecer de representación en el Congreso de los Diputados.
Los debates cobraban relevancia, ya que según las encuestas muchos votantes siguen indecisos, casi un 42% según el público Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Dichos sondeos prevén una clara victoria de los socialistas de Sánchez en las legislativas del domingo, aunque sin mayoría para gobernar, por lo que tendrán necesidad de pactar con Podemos y otros partidos minoritarios, incluso los independentistas catalanes.
Las encuestas descartan por lo pronto una mayoría conservadora del PP, Ciudadanos y Vox, pero este último se encamina a ser la gran sorpresa: podría irrumpir por primera vez en el Congreso de los Diputados con entre 29 y 37 escaños, según el CIS.