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Pompeo: 30 años después de Tiananmen China defraudó expectativas de apertura

El secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que Estados Unidos perdió la esperanza de que avanzaran los derechos humanos en China, 30 años después de los sucesos de Tiananmen, e instó a  Pekín liberar a los presos políticos.

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Foto: AFP

A través de un comunicado emitido por la Secretaría de Estado de Estados Unidos, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, honró los sucesos de hace 30 años en la Plaza Tiananmen cuando el pueblo chino protestaba por sus derechos a tener democracia, tener derechos humanos y el fin de la corrupción.

“La respuesta de la dirección del Partido Comunista Chino fue enviar tanques a la Plaza para reprimir violentamente las manifestaciones pacíficas que pedían democracia, derechos humanos y el fin de la corrupción desenfrenada. Los cientos de miles de manifestantes que se reunieron en Pekín y en otras ciudades de China sufrieron gravemente en busca de un futuro mejor para su país. Todavía se desconoce el número de muertos”.

“Expresamos nuestro profundo dolor a las familias que aún lloran a sus seres queridos perdidos, incluyendo a las valientes Madres de Tiananmen, que nunca han dejado de buscar la rendición de cuentas, a pesar del gran riesgo personal. Los acontecimientos de hace treinta años todavía agitan nuestra conciencia, y la conciencia de las personas amantes de la libertad en todo el mundo”, señala el texto.

Washington afirmó que durante las décadas siguientes, Estados Unidos esperó que la integración de China al sistema internacional llevara a una sociedad más abierta y tolerante. “Esas esperanzas se han visto defraudadas. El Estado unipartidista de China no tolera la disidencia y abusa de los derechos humanos cuando sirve a sus intereses”.

La Casa Blanca hace referencia a la nueva ola de abusos contra los ciudadanos chinos, especialmente en Xinjiang, donde –según el comunicado- los dirigentes del Partido Comunista están intentando metódicamente estrangular la cultura uigur y acabar con la fe islámica, incluso mediante la detención de más de un millón de miembros de grupos minoritarios musulmanes.

“Incluso mientras el partido construye un poderoso estado de vigilancia, los ciudadanos chinos comunes y corrientes siguen tratando de ejercer sus derechos humanos, organizando sindicatos independientes, buscando justicia a través del sistema legal y simplemente expresando sus puntos de vista, por lo que muchos son castigados, encarcelados e incluso torturados”, señala el texto.

El gobierno de Donald Trump saludó a los ciudadanos que se levantaron hace 30 años en la Plaza Tiananmen, a quienes llamaron héroes por exigir sus derechos. “Su coraje ejemplar ha servido de inspiración a las generaciones futuras que reclaman libertad y democracia en todo el mundo, comenzando con la caída del Muro de Berlín y el fin del comunismo en Europa Oriental en los meses siguientes”.

El gobierno de Estados Unidos también instó al gobierno chino a hacer un recuento público completo de los muertos y desaparecidos y dar consuelo a las familias de muchas víctimas de esos sucesos y sería un paso del Partido Comunista hacia el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales. “Pedimos a China que ponga en libertad a todas las personas detenidas por tratar de ejercer esos derechos y libertades, ponga fin al uso de la detención arbitraria e invierta las políticas contraproducentes que combinan el terrorismo con la expresión religiosa y política”.

Según Washington, la propia constitución de China estipula que todo el poder pertenece al pueblo. “La historia ha demostrado que las naciones son más fuertes cuando los gobiernos responden a sus ciudadanos, respetan el estado de derecho y defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales”.

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