Los cuerpos de 62 migrantes fueron recuperados este viernes, 26 de julio, en Libia después de que su embarcación naufragara frente a las costas de la ciudad de Joms, convirtiéndose en la «peor» tragedia en el mar Mediterráneo este año, según la ONU.
«Unidades de la Media Luna Roja libia consiguieron rescatar 62 cuerpos de migrantes», dijo a la AFP Abdel Moneim Abu Sbeih, un responsable de esa organización.
Se desconoce el número exacto de las personas que iban a bordo de la embarcación, que se hundió la madrugada del jueves, pues las cifras fluctúan según las fuentes.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), unas 145 personas fueron rescatadas, y 110 siguen desaparecidas a lo largo de la costa de Libia, país hundido en el caos desde 2011.
La marina libia habló por su parte de 134 cuerpos rescatados y 115 desaparecidos.
La organización no gubernamental (ONG) Médicos Sin Fronteras (MSF) en Libia estima que cerca de 400 personas se encontraban a bordo de la embarcación.
«Vamos a continuar con las operaciones para recuperar los cuerpos devueltos por el mar esta noche y mañana», añadió Sbeih, que añadió que era imposible dar una cifra total de las víctimas del naufragio.
Las autoridades de Joms, ciudad situada a 120 kilómetros al oeste de Trípoli y desde donde zarparon los migrantes, tienen problemas para encontrar dónde enterrar los cuerpos, declaró una fuente en el ayuntamiento de esta ciudad, además de los «problemas con los procedimientos jurídicos».
Este nuevo drama fue calificado por la ONU como la «peor» tragedia en el mar Mediterráneo este año.
«Necesitamos rutas seguras y legales para los migrantes y los refugiados. Cada migrante que busca una vida mejor merece seguridad y dignidad», reclamó en Twitter el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, que dijo sentirse «horrorizado».
El naufragio es un «recordatorio terrible» de los riesgos que enfrentan los migrantes que quieren abandonar Libia para dirigirse a Europa, afirmó el viernes la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.
Según el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) y la OIM al menos 426 personas murieron desde principios de año atravesando el Mediterráneo, que se ha convertido en la vía marítima más mortífera en el mundo.
En «estado de choque»
De acuerdo con el portavoz de la marina libia, el general Ayub Kacem, la embarcación era «de madera» y «naufragó a menos de 5 millas náuticas de la costa según los testigos rescatados».
Los migrantes socorridos son en su mayoría eritreos, pero también hay palestinos y sudaneses, añadió en un comunicado.
Cerca de Joms, una treintena de personas rescatadas esperan en silencio en un refugio abierto con suelo de cemento.
Menos de dos horas después de salir el miércoles por la noche, la embarcación se llenó de agua y el motor se detuvo, relataron. «Permanecimos en el agua entre seis y siete horas», explicó uno de los supervivientes, que dijo que había visto morir a cerca de 200 personas, «hombres, mujeres y niños».
«Un hombre originario de Sudán nos dijo que había visto ahogarse a su mujer y a sus hijos. Estaba totalmente desorientado y permanecía sentado, en estado de choque», contó por su parte Anne-Cecilia Kjaer, enfermera para MSF.
«Viaje horrible»
Este naufragio fue para las víctimas la última etapa de un «viaje horrible» en el que «atravesaron el desierto y fueron capturados por traficantes de personas”, recordó la enfermera.
Según cifras de la OIM, al menos 5.200 personas se encuentran actualmente en centros de detención en Libia.
A pesar de los riesgos, los migrantes prefieren atravesar el mar antes que quedarse en Libia, donde son víctimas de abusos, extorsiones y torturas, explican las oenegés.
Después de ser rescatados son devueltos a Libia. Pero por lo general primero son atendidos en el lugar por las ONG que les dan alimentos, y luego las autoridades los trasladan a centros de detención.
«En un país en guerra, corren el riesgo de desaparecer sin dejar rastro», denunció Kjaer.
Libia, donde reina la violencia desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, es un importante punto de tránsito para los migrantes que huyen de la inestabilidad en otras regiones de África y de Oriente Medio y quieren llegar a Europa.