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Exdetenidos de Guantánamo: "la libertad es una palabra grande"

Mohamed habla suavemente, moviendo apenas las manos y siempre mirando a su interlocutor. Su cara tiene luces y sombras, como la vida de este exdetenido en Guantánamo que en pocos días podrá verse en pantalla grande en un documental filmado en Uruguay, su país de destino

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FOTOGRAFÍA: AFP

Mohamed Motan es uno de los presos liberados por Estados Unidos de esa prisión que se remonta a la «guerra contra el terrorismo» lanzada por el presidente George W. Bush tras los atentados del 11 de setiembre de 2001 y que su sucesor, Barack Obama, prometió cerrar aunque no lo consiguió.

El hombre de 42 años llegó a Uruguay en 2014, tras un acuerdo entre Obama y José Mujica, el exguerrillero que estuvo 13 años preso y que como presidente puso su país a disposición para recibir a un grupo de seis liberados de la prisión.

Motan es palestino, de Ramala. En Uruguay se casó con una uruguaya convertida al Islam, con la que tiene dos hijos. Ha dado pocas entrevistas, pero la salida al circuito comercial del documental «La libertad es una palabra grande» («Freedom is a big word»), del cineasta uruguayo Guillermo Rocamora, lo ha sacado de su silencio.

Motan afirma que extraña su tierra natal y que le gustaría volver pero no lo consigue. Valora que lo recibieran en el país sudamericano pero su vida aquí no es fácil. Le cuesta conseguir empleo. El estipendio que le provee el gobierno en el marco del acuerdo no le permite cubrir sus gastos.

«Por supuesto que luego de 13 años quiero volver a mi país y a mi gente y vivir mi vida con ellos. No quería -y lo rechacé estando en prisión- ir a otro país. Pero no tenía otra opción así que vine aquí y acepté», resume sobre su viaje con otros cinco exdetenidos que llegaron a Uruguay en un vuelo sorpresa un fin de semana de diciembre, durante el último año de mandato de Mujica.

«La libertad es mucho mejor que la prisión, por supuesto», concluye.

Islam en un país laico

Antes de iniciar la conversación, Motan pidió un tiempo para orar.

«Como musulmán puedo vivir en cualquier lugar siempre y cuando pueda practicar mi religión», sostiene.

URUGUAY-ENTERTAINMENT-FILM-GUANTANAMO

Con el documental, «tengo el objetivo de mostrarle a la gente la verdad sobre los musulmanes, que no son terroristas, criminales, asesinos como se los muestra en muchos medios de occidente. No es cierto», enfatiza. «La mayoría de los musulmanes son personas pacíficas, tranquilas, confiables».

En Uruguay hay libertad de culto. Pero la comunidad musulmana es poco numerosa, y para los exdetenidos de Guantánamo ha sido una dificultad a superar, tanto como la barrera del idioma y el conseguir un trabajo.

Empezar de nuevo

La película de Rocamora, que se estrenará el 8 de agosto, refleja el difícil tránsito de Motan por la burocracia local y su frustración por no conseguir empleo. Por momentos, el hastío se contagia, cuando de forma deliberada el director hace pasar al espectador una y otra y otra vez por la misma experiencia, un recurso de efecto indiscutido.

«Esta es una película sobre segundas oportunidades en la vida», explica Rocamora. El filme no tiene «tanto que ver con Guantánamo, y con los íconos de Guantánamo, la tortura, el mameluco naranja. Es una película sobre una persona que tiene que empezar de vuelta».

La obra, que ha pasado por varios festivales internacionales, «relata en primera persona el proceso paso a paso, a escala humana, de Mohamed tratando de salir adelante, conseguir trabajo, criar a sus hijos (…) viendo donde vive, cómo llega a fin de mes».

Motan habla poco de la película y más de su situación personal, parte de la narración del filme.

«Mi situación está peor (que al llegar) y sigue empeorando. Si no puedo encontrar trabajo lo más rápido posible para cubrir los costos de vida de mi familia y la casa, no sé qué haré. No vivía así antes de ir a prisión. No quiero llevar una vida en la que la gente tenga que ayudarme. Quiero ser independiente (…) ser una persona productiva en Uruguay, que es mi segundo país ahora», concluye, con ayuda de un traductor.

«¿Es tan fácil darle la libertad a un hombre?», se pregunta de su lado el director antes del estreno. Para Motan al menos, la libertad luce como una gran cuesta a subir.

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