Los Tinder K, que en total tienen más de 11.000 suscriptores, se iniciaron después del fin de los doce años de gobiernos kirchneristas (2003-2015), tras el triunfo en las elecciones pasadas del presidente liberal Mauricio Macri. Allí se profundizó también «la grieta», como llaman en Argentina a la fractura política entre macristas y kirchneristas.
El fenómeno no es nuevo: en Estados Unidos existen aplicaciones para los seguidores del presidente Donald Trump (#donalddaters o TrumpSingles) o para los simpatizantes del Partido Decmócrata (#Liberalhearts).
Poco a poco aterriza en América Latina: una abogada brasileña anunció en Folha la creación del PTTinder, con el objetivo de unir a hombres y mujeres afines al Partido de los Trabajadores y apoyar a su líder, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), encarcelado desde el 7 de abril de 2018.
Nichos políticos
Pero los expertos advierten que estos «nichos políticos» que aparecen en las redes sociales pueden ser peligrosos.
«El intercambio de ideas es esencial para una democracia y las aplicaciones de citas con sesgo ideológico limitan la probabilidad de encontrar una pareja que no valide tus ideas», opinó Chelsea Reynolds, de la Universidad de Comunicaciones de Fullerton, en California.
«Dos décadas atrás te podrías enamorar de alguien en la universidad pese a que tus ideas políticas no fueran las mismas (…) hoy sería casi imposible», añadió.
Según expertos, es un fenómeno provocado por las redes sociales que «encapsulan» a las personas según sus creencias o ideologías.
«Toda la tecnología se dirige a crear nichos con denominadores comunes en términos ideológicos», señaló Carlos Fara, consultor político argentino, especialista en opinión pública y campañas electorales.
«Estos nichos fomentan las posiciones más extremas», agregó.
«El amor k»
«Yo no podría tener una pareja que no tenga mi convicción política, la Cámpora» (agrupación política de marcada orientación peronista y kirchnerista), explica Estefanía, de 35 años, al aclarar: «Nosotros (los argentinos) estamos atravesados por la política».
«La familia no la elegís, pero una pareja tiene que pensar políticamente igual», añade esta mujer, quien era empleada de un comercio pero quedó desocupada hace un mes y medio.
Estefanía integra los tres grupos de Tinder K en Facebook, pero hay sobre todo uno en el que participa activamente. Así fue que conoció a su pareja que vive en Buenos Aires.
«Fue hace dos años», cuenta esta mujer que vive en la provincia patagónica de Chubut.
La clave para ingresar a los grupos es ser soltero. Hacen fiestas con fines benéficos, juegos virtuales o debates públicos sobre asuntos sociales.
Así es que se formaron «varias parejas. El año pasado se casó una de ellas», dice.
«Resistir» los años del macrismo
Los grupos -que no tienen fines de lucro- también son para «resistir los cuatro años del macrismo».
Salvo un tsunami electoral, Argentina volverá a ser peronista cuando probablemente Alberto Fernández se convierta en presidente, acompañado de Cristina Kirchner, que lo acompaña en la fórmula presidencial ante las elecciones del 27 de octubre.
Macri vive un fin de mandato agónico con alta inflación (30% hasta agosto) y aumento de la pobreza, que alcanzó el 35,4% en el primer semestre de 2019.
La mayoría de los Tinder K reivindican y se inspiran en el modelo de pareja de Néstor y Cristina, quienes estuvieron casados 35 años hasta la muerte del exmandatario en 2010.
«El amor de ellos es una referencia, yo veo fotos y videos de cómo se miraban, de cómo el la admiraba», cuenta Estefanía, de 35 años.
Pero ser kirchnerista no es garantía de éxito. De hecho, los distintos Tinder K se han generado por algunas divisiones entre ellos.
El más antiguo, creado un mes después del triunfo de Macri en 2015, se define como el «de mayor cantidad de integrantes» (más de 6.000).
Para Omar San, la idea estaba clara cuando creó este grupo. «Los ánimos están muy River contra Boca, había que hacer algo», contó en alusión a los archienemigos del fútbol argentino.
De todas maneras, aclara: «Nosotros te encontramos pareja K, después no garantizamos que funcione».