El político logró este martes el apoyo de los coordinadores que representan a dos tercios de los parlamentarios de la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo (PE), tras someterse a la audiencia ante ellos el lunes.
Fuentes parlamentarias confirmaron que solo el partido de derecha Identidad y Democracia (ID) votó en contra de Borrell.
El lunes en la Eurocámara, Borrell aseguró que intentaría imprimir a la Política Exterior del club comunitario más ambición para convertirla en un actor global si era confirmado como alto representante y vicepresidente de la Comisión Europea.
«El alto representante debe tener una actitud propositiva (…) Iré más allá del mínimo común denominador», dijo Borrell.
El ministro mostró así su ambición de llevar a la UE a resolver sus problemas de «identidad, posicionamiento y métodos» para convertirse en un verdadero actor global, al nivel de Estados Unidos o China, contando siempre con el apoyo de las capitales.
Ya desde su discurso inicial dejó claro que restaurar las relaciones de la UE con EEUU sería una de sus prioridades en un momento de tensiones comerciales o en áreas clave como el cambio climático, pero también elaborar una nueva estrategia política con Asia, con especial atención a las interconexiones, cuyos estándares «van a definir la gobernanza mundial».
Igualmente, aseguró que dirigirá su atención a las reformas y procesos de integración de los Balcanes occidentales, y en concreto anunció que su primer viaje de trabajo sería a Pristina.
Reconoció, asimismo, que Rusia «es un país con el que tendremos que tratar en el futuro» y que «no todo se puede resolver a golpe de sanciones» a Moscú.
Borrell también se refirió a la tensión en el estrecho de Ormuz que enfrenta a EEUU e Irán y al acuerdo nuclear con Teherán, cuya continuidad la UE seguirá defendiendo en un momento en el que «estamos entrando en una época de inestabilidad nuclear» con la supresión de tratados de no proliferación.
Preguntado por la situación en Venezuela, se mostró a favor de las sanciones que la UE aplica selectivamente a autoridades y que no afectan a la población civil.
Borrell también respondió en la audiencia de tres horas ante los eurodiputados a preguntas sobre la sanción a la que hizo frente en España por vender acciones de Abengoa cuando era consejero de esa compañía.
Aclaró que se trató de una operación por 9.000 euros que representaba el 7 % de sus activos, mientras que retuvo el 93 % restante, que le acarreó pérdidas de unos 300.000 euros», lo que a su juicio demostró que no utilizó ninguna información privilegiada.