Una multitud se concentró este domingo en los alrededores de la sede del Festival de Viña del Mar (Chile) para manifestar en contra de su celebración en medio de la crisis social que vive el país.
Se produjeron choques con las fuerzas de seguridad, que trataron de dispersar la protesta.
Como es habitual desde que explotaron las movilizaciones contra la desigualdad social en octubre pasado, la policía no tardó en aparecer con vehículos blindados, desde los que lanzaron agua con mangueras de presión y gases lacrimógenos.
Desde distintas zonas aledañas a la ciudad, los manfestantes se movilizaron a primera hora de la tarde hasta el centro urbano.
Protagonistas
«Estamos expresando nuestro total rechazo a una fiesta que es un circo para seguir dándole de comer a unos pocos», dijo a la agencia de noticias Efe Andrés Marambio, gestor cultural y uno de los manifestantes, convencido de que Chile «no está para festivales».
Marambio añadió que, después del inicio del estallido social del 18 de octubre, «Chile despertó», gracias a que la ciudadanía se dio cuenta de que «un grupo minoritario de empresarios» está «robándose» el país.
«No queremos festival, exigimos dignidad. Viña: ciudad de apariencias», rezaba uno de los carteles que portaba un manifestante.
Gritos también de «no hay festival, no hay festival» resonaron en la movilización, que se extendió durante toda la tarde y en la que muchas de las personas optaron por usar mascarillas antigas lacrimógeno.
El evento tiene previsto su inicio a las 21.15 hora local. El cantante puertorriqueño Ricky Martin será la estrella de la primera de la seis noches que durará el certamen.
Falsa normalidad
Paula Arriagada, abogada de derechos humanos también presente en la protesta, recalcó que mediante este festival se quiere dar «una imagen de normalidad» que el país no tiene.
«Hoy Chile está paralizado por completo. Estamos en medio de un estallido social y una crisis profunda que la clase política no ha sabido llevar adelanta con éxito, sino que se ha empeñado en reprimir las manifestaciones», dijo.
En las últimas jornadas, a través de las redes sociales, diversas organizaciones fueron convocando a marchar contra el festival.
«Calles con sangre, Viña sin festival», decía uno de los afiches.»Viña 20, cancelado por el pueblo. Sin dignidad, no hay festival», rezaba otro.
Grave coyuntura
Chile vive desde el pasado octubre su crisis más grave desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con una treintena de muertos y miles de heridos en las masivas protestas, además de graves acusaciones contra las fuerzas de seguridad por violaciones de los derechos humanos.
Lo que se inicó como un llamamiento de los estudiantes a protestar contra el aumento de la tarifa del metro, se convirtió en una revuelta para demanadar un modelo económico más justo, lo que ha traído consigo episodios de violencia extrema, con saqueos, incendios y destrucción de mobiliario público.