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La vacuna rusa se aplica entre el miedo y la desesperación

Según una encuesta de Ipsos publicada el martes, solo el 43% de los rusos dice estar preparado para vacunarse, una tasa mucho más baja que la mayoría de los países desarrollados. Según los institutos rusos Levada y Vtsiom, son solo el 38%

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Rusia vacunas

Vera Stepanova no pegó ojo en toda la noche y espera preocupada su turno en la clínica número 2 de Moscú, a donde llegó a vacunarse contra el coronavirus poco después de que Rusia revisara ampliamente al alza el número de muertos por la pandemia.

La campaña de vacunación se lanzó el 4 de diciembre en Moscú, empezando por las profesiones prioritarias. Luego se extendió a la mayoría de la población activa y el martes comenzó entre los mayores de sesenta años.

Para preservar la economía, las autoridades rechazan cualquier confinamiento a pesar de una mortífera segunda ola y, ante todo, confían en la vacuna nacional, la Sputnik V.

Desarrollada con el apoyo del aparato del Estado y aprobada en el verano, incluso antes de los ensayos clínicos a gran escala, este producto es un faro de esperanza para los moscovitas de mayor edad.

«Tengo mucho miedo de esta enfermedad. Toda mi familia ha sido vacunada, pero son más jóvenes que yo. Esperé mi turno y vine con mucho gusto, con la esperanza de que todo saldrá bien», confiesa a la AFP Vera Stepanova, de 73 años y exdirectora de una escuela, en una clínica de Moscú donde se inyecta la vacuna gratuitamente.

Dimitri Khassirdjiev, de 77 años y exingeniero, cuenta que quiere «tomar el transporte público», caminar por la calle, «y no solo a la tienda más cercana».

Sin embargo, en otros sectores de la población, el entusiasmo es mucho menor.

Preocupados

Según una encuesta de Ipsos publicada el martes, solo el 43% de los rusos dice estar preparado para vacunarse, una tasa mucho más baja que la mayoría de los países desarrollados. Según los institutos rusos Levada y Vtsiom, son solo el 38%.

«Es preocupante», apunta la especialista rusa en enfermedades infecciosas Irina Chestakova, citada por la agencia de noticias Ria Novosti, «pues los países que ganarán serán los que vacunen a la mayoría de población lo antes posible».

Alexandre Guintsbourg, el jefe del centro de Gamaleya que desarrolló la vacuna Sputnik V, aparece en la televisión casi todos los días, insistiendo en que la vacunación «es la única solución». Considera que si los rusos vieran a pacientes en cuidados intensivos, «irían corriendo a vacunarse».

Para el director del instituto de investigación y sondeos Levada, Lev Gudkov, el problema de confianza con Sputnik V está alimentado por «la presión de la propaganda», en un país acostumbrado a los excesos en este ámbito.

«Esta campaña masiva despierta una fuerte aprensión y desconfianza», explica el investigador a la AFP. «La gente comprende que [el presidente ruso] Vladimir Putin está utilizando la vacuna para la confrontación antioccidental», continúa.

La vacuna rusa lleva el nombre del primer satélite lanzado por la URSS en 1957, que simboliza la superioridad científica de los soviéticos de entonces y la de los rusos de hoy.

Además, Sputnik V, probada por primera vez por la hija de Putin, fue homologada antes de que se iniciaran los ensayos clínicos masivos y la publicación de resultados científicos.

Epidemia devastadora

Pero esta campaña de vacunación comienza cuando las autoridades acaban de admitir que la epidemia ha sido mucho más devastadora de lo que habían indicado hasta ahora.

Esta semana, la oficina de estadísticas de Rosstat y el gobierno anunciaron que unas 186.000 personas murieron por covid-19 en 2020, cuando los resultados del sitio web oficial «Stopcoronavirus» solo registraron 56.426 muertes.

Las nuevas cifras sitúan a Rusia como el tercer país del mundo más afectado en términos de muertes.

En noviembre, una encuesta de Levada ya mostraba que solo el 27% de los rusos confiaba en las cifras del gobierno.

En medio de la segunda ola, las autoridades están redoblando sus esfuerzos para convencer a la población sobre la vacunación.

«Considero que las vacunas son el futuro, la salvación para superar esta situación y ganar. Hay que vacunarse, no hay alternativa», declaró el martes el alcalde de Moscú, Serguéi Sobyanin, quien tildó la situación de «alarmante».

En su ciudad de más de 12 millones de habitantes, se ha vacunado con Sputnik V a 50.000 personas y 70.000 están registradas para hacerlo.

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