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¿Por qué los sondeos subestimaron la fuerza del bolsonarismo en Brasil?

El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, anunció este lunes que juntará firmas para abrir una comisión parlamentaria que investigue a las empresas de sondeos de opinión por sus errores

Bolsonaro. AFP
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El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro obtuvo en la primera vuelta de las presidenciales en Brasil un fuerte apoyo que ninguna de las principales encuestas del país detectó. ¿Qué falló?

¿Qué mostraban los sondeos?

Inácio Lula da Silva obtuvo 48% de los votos, frente al 50% y 51% que preveían respectivamente Datafolha e Ipec, dos encuestadoras de reconocida trayectoria en Brasil, que acertaron así sus pronósticos dentro del margen de error para el exmandatario izquierdista.

Pero lo que no supieron anticipar fue el éxito que tendría el bolsonarismo: con el 99% de los colegios escrutados, el presidente conquistó el 43% de los votos, frente a un máximo de 37% que le atribuyeron las encuestas en los meses previos.

Otros dos aliados del presidente desbarataron las previsiones: el gobernador de Rio de Janeiro, Claudio Castro, que fue reelegido en primera vuelta con más del 58% (tras puntuar 44% y 47% en las encuestas) y el candidato al gobierno de Sao Paulo Tarcísio de Freitas que fue a balotaje tras obtener 42% de los votos, diez puntos por encima del 31% previsto en los sondeos.

«Los sondeos no hacen pronósticos, son como una foto (del momento), no una película. Pero las últimas encuestas del viernes y del sábado muestran que hubo grandes errores, no solo en la presidencial, sino también en la elección de senadores y gobernadores», dijo a la AFP Leandro Gabiati, director de la consultora Dominium en Brasilia.

¿Qué falló?

Esta pregunta dominaba las discusiones el lunes en Brasil.

Aunque las conclusiones pueden tomar algún tiempo, los analistas barajan un conjunto de motivos, que van desde posibles problemas de diseño de las encuestas a la hora de captar la intención de ciertos sectores al movimiento de votos indecisos a último momento.

«¿Hubo migración de voto útil (de otros candidatos como Simone Tebet y Ciro Gomes, tercera y cuarto en la primera vuelta)?, ¿una volatilidad de los votos a último momento? Como los sondeos estuvieron tan lejos de la realidad, ahora no sabemos si de hecho Bolsonaro creció o si ya tenía ese apoyo» y escapó a las encuestas, apunta Gabiati.

Para la politóloga Mayra Goulart, de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, existe un «apagón de información en Brasil» debido al atraso de dos años del censo demográfico, que fue postergado de 2020 para 2022 por la pandemia.

Esto afecta la precisión de la muestra, especialmente en segmentos como el evangélico, que representa un 30% de los brasileños y es «un sector popular capaz de dar votos a la extrema derecha», apunta Goulart.

«Es probable que el censo de 2022 ayude a corregir algunas de esas inconsistencias para elecciones futuras», coincide Guilherme Casarões, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.

Consecuencias para el balotaje y la democracia

«Las consultoras de opinión tendrán que ocuparse de esto (…) Afectará el análisis de los periodistas y los expertos», dijo a la AFP Leonardo Paz, consultor para Brasil del centro de análisis International Crisis Group.

Estas discrepancias suponen un «gran problema para los institutos y para la propia democracia», coincide Gabiati.

«Los sondeos son una pieza importante dentro del proceso electoral y es pésimo para la democracia que ese actor se vea tan cuestionado», sostiene el especialista.

Bolsonaro reforzará su discurso de que lo que importa es la temperatura de las calles, que él apoda «DataPueblo» y que «la victoria está asegurada porque las encuestas no reflejan la realidad», prevé Gabiati.

Dirá «que las encuestadoras trabajan para la oposición y que los grandes medios que las contratan actúan de forma tendenciosa».

Goulart advierte también del riesgo de que las críticas a las encuestas se transformen en un discurso negacionista generalizado.

«Colocar en jaque las encuestas electorales en un contexto de populismo de extrema derecha es colocar en jaque también la ciencia y las fuentes confiables de información, entre ellas los medios», alerta.

El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, anunció este lunes que juntará firmas para abrir una comisión parlamentaria que investigue a las empresas de sondeos de opinión por sus errores.

Y el jefe de gabinete de Bolsonaro, Ciro Nogueira, incluso pidió a sus seguidores ignorar a los encuestadores.

«Después del escándalo que cometieron, todos los electores del presidente de Bolsonaro solo tienen una respuesta a las encuestadoras: no responder a ninguna hasta el final de la elección!», escribió el ministro jefe de la Casa Civil en su cuenta de Twitter.

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