Opinión

¡La revolución con la cola!

No puede ser casualidad. La misma semana en que Transparencia Internacional informa que estamos en la cola del ranking como los más corruptos del continente, la prensa revela que altos funcionarios de la revolución se daban colas en aviones de Pdvsa. Sin duda, todo forma parte de una conspiración para que la revolución cola-pse.

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Foto: EFE

El informe de Transparencia Internacional trae cola. Tanta, que la contralora general – que desde 2011 ocupa ese cargo de manera «interina» y cuya designación no se ajustó al proceso que establece la Constitución – señaló que esa ONG ni siquiera conocía la realidad de este país. Y menos mal, porque dígame si la conociera…

Las autoridades de la revolución se debaten entre dos opciones para mejorar nuestra calificación y así lavar nuestra imagen mancillada: la primera es hacer cumplir la ley. La segunda es sobornar a Transparencia Internacional para que no diga que somos los más corruptos. En este país muchas cosas se resuelven dando una ayudita pa’l café.

Otra posibilidad que no debe descartarse es la de defendernos y exigir una revisión de nuestro desempeño en materia anticorrupción. Como la sede Transparencia Internacional queda en Berlín, podríamos enviarles las pruebas de nuestra inocencia dentro de maletines, muchos, que de eso sí que te tenemos bastante por estas tierras de Cadivi.

La mala intención de esta ONG queda en evidencia en la forma cómo presenta su evaluación anual: una lista. En este país, todos sabemos que las listas solo han servido para perseguir y hostigar. Por ello, habría que parafrasear al prócer y exclamar con patriótica indignación: «¡Entiérrese la lista de Transparencia!».

Más allá de lo que determinen estos agentes del imperio, el proceso bolivariano está obligado a generar sus propias organizaciones para medir la honestidad de sus instituciones. En ese sentido, podría fundarse la ONG Tramparecia Nacional, a cargo del ilustre magistrado Francisco Carrasquero, cuyo pasado en el CNE lo avala.

Volviendo al punto de partida de esta reflexión, habría que preguntarse si los aviones de Pdvsa tienen su lista de espera y si la misma es tan larga y ominosa como la de Transparencia Internacional. Ya se sabe que en revolución todos somos iguales y mientras el pueblo hace cola en el supermercado, cola en la farmacia y cola en las tiendas, nuestros humildes camaradas agarran cola pero en Pdvsa Airlines.

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