Opinión

Gloria y la MUD (en torno a lo que se puede aprender de un chica escandalosa)

Pues bien, Gloria Álvarez. No me encanta, no me fascina su escándalo y alguno de sus radicalismos. No saldré corriendo a lanzarme por un despeñadero, no daré la vida por ella. Pero no me voy a cerrar, y no la voy a desconsiderar, tampoco me voy a empeñar en que sólo yo tengo la razón.

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Algo debe tener Gloria, algo que hizo que numerosas personas pensaran en ella como una mujer valiente e inteligente con propuestas interesantes. Podríamos decir que, si fuese venezolana, podría ser una muy posible candidata para las elecciones presidenciales. Por lo tanto, ante una MUD tan callada, de la que nada sabemos, de la que nada nos terminamos de enterar, ante una MUD que necesita, tal como me dijo mi querido amigo Eric Colón, una equipo de prensa que le haga eco, pues debemos considerar a la señorita Gloria Álvarez, y lo que ella hizo para hacerse visible.

Son estas simples observaciones. No pretendo ni defenderla ni tampoco denigrarla. Surge este texto a partir del asombro que me ha causado su súbito ascenso en el campo mediático y en la opinión pública venezolana.

Una propuesta, un plan, un programa.

¿Quién puede negarlo?, Gloria tiene una propuesta, Gloria tiene un plan. Ha tomado el pensamiento liberal «clásico», tal como dijo alguien por allí, y lo ha puesto en perspectiva. Estamos hablando de pensamiento europeo de filosofía política que proviene del siglo XVII y XVIII. Aunque también me dicen por ahí que en sus ideas está Von Hayek, Von Wieser y Von Mises. No importa si es cierto o no, el hecho es que Gloria tiene un programa. Un programa liberal, y está muy bien. Defiende el individualismo y la propiedad privada, y propone que el Estado garantice esa propiedad y, por supuesto, la seguridad para que el hombre pueda tener felicidad y libre participación política. ¿Funcionan esas ideas para Venezuela? ¡Funcionan! ¡Claro que sí! Funcionan con ciertos matices, eso sí, porque hay que adaptarse al concepto. Claro que funcionan, funcionan, digamos, de cajón. Y es que este gobierno lo ha hecho tan mal y está tan equivocado en todo que no hay que ser un genio para saber lo que hay que hacer en este país para contrarrestar las malas ideas y, sobre todo, las pésimas políticas estatales. Casi que basta con proponer lo contrario, y listo. Y al decir esto, estamos entrando en el mero centro de la trampa en la que quizás haya caído la oposición: la de pensar que es tan obvio lo que hay que hacer para sacar el país del atolladero que no se ha expuesto de manera clara, precisa, concreta y obvia un plan, una estrategia, un programa. Gloria, en cambio, sí tiene un paquete de ideas y las ha expuesto. Un paquete que es, ¿por qué no?, un plan de gobierno. ¿Y qué ha pasado? Que la gente, en efecto, ha sentido que Gloria tiene ideas claras, que Gloria habla claro, que Gloria sabe qué hacer. La gente, el venezolano, está necesitado de alguien que les diga que tenemos qué hacer para salir del agujero. Gloria, a diferencia de nuestros líderes de oposición, a diferencia de la MUD, nos ha venido con ideas claras de lo que hay que hacer para gobernar bien un país (sin matizar para el caso venezolano, cosa que haría mucha falta, pero ese es otro tema).

Dejando a un lado el contenido, allí está su propuesta como propuesta en sí. Es decir, ella tiene una propuesta, un plan. Más allá de que algunas de esas ideas estén mal pegadas, lo que nos interesa es que ella tiene una lista de ideas que son acciones a tomar.

La pedagogía

Gloria Álvarez informó. Se montó en un estrado e informó a la gente de su plan. El plan no está ahí, guardado en una gaveta, y se saca de vez en cuando en un consejo de la MUD para ver cómo van las cosas. No, Gloria salió a la calle y expuso su programa. Se reunió con gente y expuso sus ideas. ¿No es eso lo que hace Capriles cada vez que visita un pueblo de Miranda o del país? No, no es eso lo que hace. Se debe salir a la calle a reunir a la gente para contarles un plan de país, para sentarlos y argumentar.

Ar-gu-men-tar. Gloria Álvarez vino y argumentó. También, es cierto, en ciertos momentos gritó, se exaltó, hizo un gran show cual animador de Sábado Sensacional. Aquellas gestualidades suyas fueron más propias del agitador de multitudes, de aquel que alborota las pasiones más bajas de la gente para crear empatía, que las de una politóloga seria. Gloria tuvo momentos, me van a disculpar, de dinámicas gestuales y corporales populistas. Tuvo sus minutos de rituales del espectáculo. Y bueno, ya alguien me dijo que eso nada tiene de malo. Otro me dijo que estamos en Venezuela, y que eso es lo que tenemos: gente que todavía se deja llevar por el show, y que sin ese show, si no lo usamos pues nada lograremos. Y es cierto, debemos ser realistas. En este país, un candidato de rostro serio y ademanes medidos nunca ganará un escaño ni para presidente de la junta de condominio

Sí, el show, la política del espectáculo, el espectáculo de la política, pues como que es necesario. Pero Gloria combinó su show con lo didáctico. Gloria se plantó ante su público a explicar, a educar. Quizás la MUD deba comprender que hay que mandar a la gente por todo el país a explicarles, con pelos y señales, con mucha claridad, el por qué estamos mal. Quizás, la MUD —o la oposición política, si lo prefiere— deba mandar a desmontar todas y cada una de las mentiras del gobierno de manera sencilla y directa. Ante la ignorancia y la mentira, la educación, la explicación directa y sencilla. La guerra económica, por ejemplo, no es verdad por esto por esto y por esto. Hay que votar en las legislativas por esto y por aquello. En los barrios, en las canchas de básquet, en salas de conferencia, en universidades, en donde se pueda.

Gloria, cual profesora universitaria, sacó su Power Point y explicó. Se propuso educar. ¡Y eso a la gente le pareció magnífico! La gente quiere que alguien salga, y esté a su lado, y les explique. Y cuando hablo de gente, hablo de mucha gente, de la mayoría. La gente necesita que se les eduque, que se les explique la bancarrota del país. Aquel que todavía le queda un resquicio de amor por el socialismo del siglo XXI, está esperando que alguien termine de decirle por qué el asunto no funciona. Esto, además de ser una estrategia pedagógica, resulta también una estrategia contra comunicativa. Ante tantas mentiras, hay que salir a decir la verdad.

La feminidad

Gloria es mujer, es bonita, y es aguerrida. Eso ha gustado, eso ha fascinado. A unos cuantos, incluso, les ha molestado. Pero a nadie ha dejado indiferente. Estamos en tiempos en que la figura femenina se alza con gran poder. Estamos en tiempos en los que la mujer, en política, fascina, seduce, encanta. ¿Qué puede hacer la MUD con esto? Piénsese.

El documental, cinéma vérité

Las mecánicas de la cámara en mano, de estar en el sitio y denunciar desde la sitio. La idea de estar haciendo desde la realidad, de estar en la realidad y denunciar desde el lugar de los hechos. Gloria Álvarez se presentó como una especie de documentalista a registrar los hechos que pasaban ante ella para lanzarlos luego en la red y hacerlos virales. Su estrategia comunicativa es de guerrilla, es de calle, es de cinéma vérité, de documental, y es, por supuesto, viral y cibernética. Gloria se mueve en ámbitos de comunicación absolutamente contemporáneos. Es rápida, es de torbellino, y aporta una sensación de realidad, lo que nos lleva también a lo social. Ella está en la calle, con la gente, le preocupa la sociedad que le rodea. Gloria y Michael Moore, a pesar de Michael Moore.

¿Qué puede aprender la MUD de esto? ¿Qué pueden aprender los expertos en social media de la MUD, los excelsos asesores? Que no todo se limita a Twitter y que no todo es un tuiticito que de vez en cuando dice algo contra el gobierno y bien gracias.

Ahora, que en ocasiones la manera de actuar de Gloria Álvarez me parezca cercana a la misma gestualidad populista que critica (ya lo dije antes), pues ya ese es otro asunto y, por supuesto, es discutible y usted está en su derecho a negarlo. Pero allí, en ese asunto, Gloria Álvarez me levanta suspicacias.

No obstante, lo que he querido ver acá es su estrategia comunicacional vía redes sociales. Recordemos, por otro lado, que las redes están muy cercanas al espectro juvenil. Gloria Álvarez es sentida como cercana por los jóvenes, porque es joven —bonita, ¿por qué no?— y porque usa las herramientas que ellos también utilizan. La rodean, como se ve, un conjunto de signos favorables: juventud, dinamismo, modernidad, astucia. Sin embargo lo acoté, ciertas actitudes de ella me traen reparos. Hay algo de show dañino en ella que me suena falso. Hay algo en ella como de estafa radiante que no me termina de convencer. No obstante, repito, su estrategia funciona. Chávez nunca me gustó, pero sus estrategias fueron magistrales y le funcionaron. Chávez como Lovemark funcionó de maravilla. De eso también deberíamos aprender.

Cerrando

Y bien, ya me he extendido demasiado. Gloria Álvarez vino y causó conmoción. Eso hay que mirarlo, y yo he intentado hacerlo tan sólo un poco. La MUD, la oposición política, tan criticada en nuestros tiempos, quizás deba pensar un poco más qué ocurrió con su visita, y verse hacia adentro. Más allá de tomarse fotos con Gloria, más allá de reírle las gracias, debería pensarse lo que acá ocurrió con su breve visita.

Gloria Álvarez no me termina de gustar, su escándalo mediático no me gusta, algunos radicalismos en su discurso mucho menos. Pero algo movió en mucha gente. Tomar lo bueno, desechar lo malo. Lo importante es que pensemos el país desde estrategias que funcionen, y que los radicalismos sean más bien innovaciones comunicacionales y didácticas, y no radicalismos violentos que nada aportan.

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