Salud

Y las venezolanas se empoderaron de su sexualidad

A partir de 1960, cuando el Departamento de Alimentación y Fármacos de Estados Unidos aprobó el primer anticonceptivo oral del mundo, la mujer -sexualmente hablando- ya no estaría destinada solo a la reproducción. Su vida sexual se empieza a enfocar en el disfrute y el placer, la mujer buscó empoderarse de su sexualidad y en Venezuela el tema es una realidad.

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Por Rosalinda Hernández C.

En el Día Internacional de la Mujer, evaluar el desempeño de las venezolanas está sobrevaluado, profesionales madres, esposas e hijas las féminas en el país han venido ganando espacios y haciéndose a lugares que en épocas pasadas parecían inalcanzables en una sociedad con alta connotación machista.

En el terreno sexual la mujer venezolana no se ha quedado atrás y ha pisado terrenos, fijado estructura y ha logrado empoderarse de áreas que eran reservadas única y exclusivamente a los hombres.

En Venezuela son mujeres quienes más visitan las tiendas de “Sex-Shop”, indicó Edison Pazmiño, médico especialista en sexología clínica. “Las chicas son las más preocupadas por buscar el entretenimiento, disfrute y variedad sexual en los encuentros con su pareja. Mientras que el hombre es más monótono en cuanto a la actividad se refiere”.

Los patrones sexuales femeninos han cambiado y la venezolana de hoy en día se preocupa más por el placer y el desempeño sexual, al punto que cada vez se están sumando más médicos y especialistas en el área a estudiar el tema del empoderamiento sexual femenino.

“Cuando la mujer se abre a una libertad sexual, se hace dueña de su cuerpo y antepone su bienestar íntimo por sobre otras cosas y situaciones. Lo que da pie a lograr una mayor participación en los distintos ámbitos de la vida”, destacó el sexólogo.
La independencia y seguridad que exhiben las mujeres las han traspasado al campo sexual, señaló.

Buscando satisfacción y placer

Según Pazmiño, “las damas son las que más se acercan a los consultorios, preocupadas por el tema de la satisfacción sexual. Acuden a la consulta no siendo ellas la causa del problema. Aunque en algunas ocasiones pueden ser causa y parte”.

El empoderamiento femenino ha tenido tanto auge en el país que si se analiza el mercado de juguetes sexuales, la mayoría de los productos se orienta hacía el disfrute, goce y placer sexual femenino, aseguró Pazmiño.

“Un 70% de las damas están interesadas en los temas de sexualidad y son ellas las que mayormente asisten a charlas, foros y conferencias en las cuales la sexualidad y la pareja representan el plato fuerte”.

De acuerdo a Pazmiño, en América Latina se viene dando de manera progresiva pero eficiente el empoderamiento femenino en materia sexual.

Pero a pesar del avance que se ha dado y mientras se habla de una diversidad e igualdad en cuanto a patrones sexuales, todavía se mantiene un peso social que no termina de completar la transformación, porque no ha existido la suficiente educación en materia sexual.

La influencia religiosa, social y los patrones de crianza están muy marcados en las sociedades latinas, explicó el especialista.

Una mujer empoderada

Según la sexología médica, para definir a una mujer empoderada sexualmente se deben reunir ciertas características o condiciones como:

La actitud, se refiere al atractivo que posee la mujer. Según el especialista, “nada tienen que ver con los cánones de belleza”. Una mujer atractiva sexualmente es inteligente, decidida, segura de sí misma y con manejo de las emociones.

Afectividad, tiene que ser una dama que se ame y siente respeto por si misma. Se cuide, sea generosa, humilde y dulce con los demás.

Carisma, una fémina empoderada sexualmente debe estar en la capacidad de demostrar sexual y afectivamente carisma e irradiarlo desde el punto de vista de la salud sexual.

Autoestima, debe poseer una autoestima elevada y autoconfianza para que las opiniones de la sociedad y de su entorno más cercano, no la afecte.

Independiente, La mujer de hoy es más independiente, no espera a que el hombre tome la iniciativa. Fácilmente aborda al hombre, aunque en algunas sociedades esto tenga un costo social adverso.

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