Tecnología

La Cuarta Revolución Industrial ya está aquí, así que prepárese

La Primera Revolución Industrial, ocurrida aproximadamente entre 1760 y 1840, tuvo como elemento principal la mecanización de procesos manufactureros, a partir de la invención de la máquina de vapor, que trajo consigo el ferrocarril y el desarrollo de las industrias del acero y textil.

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TEXTO: MIGUEL LEÓN | FOTOGRAFÍA: AFP

En el período que va de 1870 hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, 1914, ocurre la Segunda Revolución Industrial. Se desarrolla la producción en masa, posible gracias a la aparición de la electricidad y el invento de la línea de ensamblaje.

La automatización con base en la fabricación de grandes computadoras, que luego fueron dando paso al computador personal, y el desarrollo del internet, ocuparon el centro de la Tercera Revolución Industrial que se inicia por los años 60 del siglo XX y llega hasta el año 2000.

Se transformaron la política, las costumbres y las relaciones de poder. El poder económico dejó de estar en manos de los monarcas y aristócratas, para pasar al empresario. En el transcurso de estas revoluciones se escribieron los dos textos que simbolizan las concepciones que han luchado durante los últimos 250 años por copar la escena política mundial: La Riqueza de las Naciones de Adam Smith y El Capital de Carlos Marx; Capitalismo y Socialismo respectivamente.

Como resultado de estas revoluciones, hoy vivimos un cambio fundamental en cuanto a tres males que parecían recaer sobre la humanidad como una suerte de fatalidad contra la cual poco o nada podía hacerse: Hambrunas, Plagas y Guerras. Según Yuval Noah Harari, en su interesante libro Homo Deus, “Por primera vez en la historia, ocurre que muere más gente por comer mucho que por comer muy poco; son más los que fallecen por vejez que por enfermedades contagiosas; y es mayor el número de personas que se suicidan que la suma de aquellas que desaparecen asesinadas por soldados, terroristas y criminales”.

Por otro lado, la humanidad ha conocido el mayor período de prosperidad que ha vivido en toda su historia. Inclusive algunas poblaciones pobres del mundo disfrutan de bienes y servicios con los que monarcas de antaño ni siquiera podían soñar: agua corriente, electricidad, comunicaciones inmediatas a grandes distancias, entre otras.

La Cuarta Revolución Industrial ya ha comenzado a producir cambios que pueden tener repercusiones aún mayores que las tres anteriores. Como escribió el estratega de medios de comunicación Tom Goodwin en un artículo de TechCrunch en marzo de 2015: “Uber, la empresa de taxis más grande del mundo, no es propietaria de ningún vehículo. Facebook, dueño del medio de comunicación más popular mundialmente, no crea contenido. Alibaba, el minorista de más alto valor global, no tiene ningún inventario. Airbnb, el mayor proveedor de alojamiento del planeta, no posee bienes raíces”.

Los sistemas monetarios nacionales y los bancos del mundo se encuentran amenazados por las criptomonedas y las empresas fintech, compañías tecnológicas que proveen servicios que solo eran provistos por bancos y otras empresas financieras.

Ya comienzan a transitar no sólo automóviles autónomos, sino inclusive hay camiones sin conductor que transportan mercancías a grandes distancias. Pero es que además hay drones que pueden sobrevolar plantaciones enteras y utilizar reconocimiento digital para identificar con precisión posibles enfermedades y malezas; con lo cual se puede ser muy preciso y efectivo en el uso de elementos para controlarlas y eliminarlas.

Los avances en robótica han llevado a que ya desde el año 2011 se hable de Industria 4.0, en la cual los robots en fábricas e industrias interactúan de manera más natural con los seres humanos y se conectan con otros robots, utilizando datos almacenados en la nube que les permiten aprender a partir de experiencias que pueden tener alcance global. El inminente lanzamiento de las redes 5G de telefonía celular llevarán el concepto de movilidad a una escala que permitirá la generación y recolección de datos a niveles hasta ahora impensables.

Esta nueva revolución se fundamenta en un complejo número de tecnologías que se apoyan y potencian entre sí, posibilitando la interacción permanente y natural entre humanos y máquinas, quienes convivirán en constante simbiosis; mientras la máquina ayuda al humano más aprende de él y por tanto cada vez está en mayor capacidad de ayudarlo, asistirlo. Inteligencia artificial, aprendizaje de máquina, computación cuántica, realidad mixta, computación en la nube, digitalización, blockchain, redes neuronales, biología sintética, big data, impresión 3D, ingeniería genética, robótica, el Internet de las Cosas, son sólo algunas.

Si bien es verdad que toda esa tecnología plantea un mundo infinito de posibilidades de mejoras en la vida cotidiana de los seres humanos, no es menos cierto que plantea enormes retos y amenazas para las que habrá que prepararse.

El nivel de automatización que se está alcanzando ya plantea la eliminación de millones de puestos de trabajo. El avance en el campo de la ingeniería genética es tal, que cada vez se ven menos obstáculos técnicos que jurídicos y éticos. Los métodos educativos tradicionales parecen no tener respuestas adecuadas a los requerimientos de hoy, mucho menos a los del futuro.

Los vehículos del futuro los están haciendo Google y Tesla, empresas que nunca habían hecho uno; a lo mejor Amazon termina siendo el banco más importante del mundo; y es posible que a usted pronto le toque “Uberizarse” o evitar que le ocurra lo que pasó entre Netflix y Blockbuster. La Cuarta Revolución Industrial ya nos pisa los talones para cambiar nuestras vidas. Si quiere conocer con mayor detalle sobre su alcance y efectos puede consultar el libro homónimo de Klaus Schwab.

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