Ucrania y nosotros
Aun conquistando Ucrania y quedando al desnudo como un régimen genocida, Putin saldrá perdiendo. Pero ello no significará ni que salga él del poder en lo inmediato, ni que aquello termine desencadenando un cambio en Venezuela
Aun conquistando Ucrania y quedando al desnudo como un régimen genocida, Putin saldrá perdiendo. Pero ello no significará ni que salga él del poder en lo inmediato, ni que aquello termine desencadenando un cambio en Venezuela
No es inapropiado comenzar este artículo dejando en claro el rechazo a la invasión militar de Rusia sobre Ucrania. Tampoco está de más ratificar que cuando Nicolás Maduro habla lo hace en nombre de su gobierno, esa cúpula que se ha apropiado de las instituciones en el país. Entre la gran mayoría de los habitantes de Venezuela hay un rechazo a esta guerra y un rechazo aún más categórico a que el chavismo en el poder nos inmiscuya en aquel conflicto.
Como cualquier ciudadano de este tiempo, civilista y demócrata como soy, rechazo la invasión de Ucrania. Allí, le gustase o no a Moscú, fue electo un gobierno con voto popular, goza de legitimidad democrática, y todas las excusas manifestadas por Vladimir Putin son inaceptables. Es inaceptable que un país use su poderío militar para imponerse a otro. Los ucranianos tienen el legítimo poder de ser ellos, y no Rusia, quienes definan su destino.
Hecha estas aclaratorias iniciales y principistas, me coloco en el aquí y el ahora. Así no le guste a la gran mayoría del planeta, Rusia seguirá adelante con su invasión de Ucrania y eso traerá secuelas de diverso tipo, algunas nos afectarán en Venezuela.
Más allá de las variables económicas, con subidas importantes en los precios del petróleo y un previsible aumento de los precios internacionales de los cereales, cosas que de forma indirecta afectarán a Venezuela, me preocupa que la crisis venezolana descenderá aún más como preocupación para los actores principales de la comunidad internacional.
Que los precios del petróleo suban, sin duda, es una buena noticia para el chavismo. Sin embargo, la capacidad de producción y comercialización de crudo sigue siendo muy limitada. Aunque el gobierno de Maduro comenzó este 2022 sosteniendo que se había llegado a un millón de barriles por día de producción en Petróleos de Venezuela (PDVSA), varios expertos y conocedores del tema creen que en realidad se está en torno a los 800 mil barriles.
Recuperar la producción requiere inversión a largo plazo, con lo cual en el corto plazo no es probable que se tenga la capacidad de aprovechar un alza de precios, con mayor producción diaria, como respuesta a la crisis en Ucrania.
El éxodo de ucranianos, saliendo de su país, se ubica ya en un millón, tras la primera semana de ataques rusos. En muy corto tiempo esa cifra seguramente se duplicará o triplicará. Ucrania y su población necesitarán ayuda humanitaria, así como los países europeos vecinos que han comenzado a dar albergue a quienes huyen de la guerra.
La crisis humanitaria de Venezuela ya venía ocupando escaños cada vez más bajos entre las preocupaciones de la comunidad internacional.
La consolidación de Maduro en el poder (un asunto finalmente admitido por Estados Unidos y la Unión Europea), la fragmentación de la oposición, la ausencia de protestas de calle masivas, junto a indicadores macroeconómicos que comienzan a mostrar leve mejoría, son elementos que cuando se miran en su conjunto y desde afuera, terminan siendo indicadores de que no se está ante una urgencia. Y la comunidad internacional, para bien o para mal, siempre termina priorizando lo que percibe como urgente. La resolución de la crisis venezolana pasó a estar en un punto muerto y por tanto no es, en este momento, una urgencia que atender.
La magnitud de la crisis de refugiados ucranianos, su concentración en países europeos, demandará no sólo recursos, sino que para el conjunto de Europa será un indicador de que primero se deben atender las crisis que les impactan directamente, y sin duda la invasión rusa a Ucrania genera, además de todo el conflicto militar o geopolítico, una crisis humanitaria en el seno de Europa.
La migración venezolana, caracterizada por un éxodo silencioso y continuado, junto a su inserción mayoritaria entre países de América del Sur, terminará siendo desplazada como preocupación para muchos gobiernos de Occidente, más allá de la acción que sostienen y seguirán ejecutando organizaciones especializadas de la ONU y de la sociedad civil global en temas como migraciones masivas, refugiados, atención a grupos vulnerables, etc.
Finalmente, una derrota política o militar (o ambas) de Putin en Ucrania no creo que termine impactando directamente en la continuidad de Maduro en el poder, en Venezuela. Por más que algunos comentaristas de las redes sociales presagian tales escenarios, no observo como posibilidad que la derrota rusa tenga una suerte de retruque político en el Caribe.
Y cuando se habla de derrota rusa no significa que Ucrania saldrá victoriosa. Rusia ha dejado en claro que se empleará a fondo en tener el control de este país, y por la amenaza nuclear -que representa Moscú- Estados Unidos y la Unión Europea descartan una respuesta militar directa. Aun conquistando Ucrania, pero dejando ese país destruido, quedando al desnudo como un régimen genocida, Putin saldrá perdiendo. Pero ello no significará ni que salga él del poder en lo inmediato, ni que aquello termine desencadenando un cambio en Venezuela.