Hace un año, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sostenía que la pandemia de la covid-19 había profundizado la desigualdad en la región. En aquel momento, según este ente multilateral, el 12,5% de los latinoamericanos se ubicaba en la pobreza extrema, su nivel más alto desde el año 2000 y bastante distante de 2014 cuando registró 7,8%, siendo entonces el mejor desempeño regional en combatir el empobrecimiento.
Al hacer un balance de los meses transcurridos y las proyecciones para el cierre de 2022, Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la Cepal, dijo el pasado 6 de junio que la pobreza total abarca a un tercio de los habitantes de la región y que la pobreza extrema crecerá de nuevo para escalar a 14,9 por ciento. Tras la pandemia, ahora llegan los embates de la crisis global generada por la invasión rusa de Ucrania.
“El modelo productivo cambió y no sabemos los efectos que tendrá. Pienso que tendrá efectos más persistentes sobre la inflación de los que la gente se imagina”, aseveró Cimoli desde Santiago de Chile.
Para la Cepal, las consecuencias de la guerra en Ucrania se vivirán, especialmente, en el aumento de los precios de la energía y los alimentos. Ambas aristas tienen un impacto directo sobre los pobres, con lo cual se acrecentará la situación para millones de latinoamericanos.
El Banco Mundial, entretanto, ha difundido un comunicado este 7 de junio. El producto interno bruto (PIB) de América Latina y el Caribe crecerá 2,5% este año, aunque hay una muy ligera mejoría en comparación con las proyecciones que había el multilateral al inicio de año, el alza del PIB en la región es inferior al considerado para los mercados emergentes a nivel mundial, que el Banco Mundial estima será en promedio de 3,4% para este 2022, impulsado por China e India en donde se espera el mayor crecimiento.
Expertos del Fondo Monetario Internacional sostienen que América Latina debe prepararse para las secuelas a mediano y largo plazo de la invasión de Rusia: “Este conflicto ha trascendido a toda Europa. No es un conflicto más, circunscrito a un lugar geográfico, ya que éste cambia tablero geopolítico global”.
“Entre las principales preocupaciones que venimos observando en los gobiernos latinoamericanos es que nos enfrentamos a una mayor inflación. Venimos saliendo de la pandemia, en la cual los gobiernos sobre estimularon la demanda, por encima de una oferta que ya venía contraída producto de la pandemia. No estamos viendo a la inflación como un problema coyuntural”, según el FMI.
Por su parte, el Banco Mundial dibuja un cuatrienio de retroceso, partiendo del año justo anterior a la pandemia: “la desaceleración regional refleja el endurecimiento de las condiciones financieras, el debilitamiento del crecimiento de la demanda externa, la rápida inflación y la alta incertidumbre política en algunos países”. El Banco espera que el PIB per cápita de toda la región aumente solo un 0,6% entre 2019 y 2023.
Al cierre de 2021, la inflación anual de la región alcanzó un 6,6%, una cifra que escaló al 8,1% en abril de este año. Los bancos centrales, que han elevado las tasas de interés para hacer frente al complejo escenario económico, anticipan que el elevado coste de la vida se mantendrá al alza en lo que resta de 2022. La ata inflación profundiza la pobreza, tal como lo hemos padecido en Venezuela en años recientes.
Cimoli, entretanto, aseveró que “la tasa de crecimiento de la región va a ser con sesgo a la baja y con una inflación que hay que controlar. Cuando se aumenta la tasa de interés, las inversiones disminuyen y eso produce un efecto negativo. Por eso creemos que los dos o tres años próximos tendremos un crecimiento que estará ahí, sufriendo”. La Cepal, ante esta coyuntura, recomienda fortalecer los ingresos públicos para ampliar el espacio fiscal como elemento central para el desarrollo.
Tras la recesión económica asociada a los dos años de pandemia global por la covid-19, que tuvo un impacto negativo en América Latina y el Caribe, este 2022 no será tampoco pujante para la región, como hemos visto, donde además Venezuela está a la cola de la región. Los pronósticos de los entes multilaterales apuntan a un crecimiento económico más bien modesto y un alza en la pobreza extrema, que ya en 2021 había tocado su punto más alto en todo el siglo XXI.