Opinión

Shohei Ohtani, ¡el MVP vitalicio…!

El beisbolista japonés es una verdadera rareza en la pelota moderna, aunque hay precedentes en la MLB de jugadores que lanzan y batean. Pero, ¿será Ohtani un MVP eterno? Aquí lo analizamos

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Esta afirmación pudiera resultar incómoda, porque, aunque sea difícil de creer, el estelar beisbolista japonés también tiene sus detractores.

Es útil dejar establecido que pertenecemos al bando que, de manera expresa, reconoce y apoya la dimensión del atleta nipón dentro de la estructura de un deporte que precisa figuras que aglutinen atributos suficientes como para ser un indudable “imán de taquilla”.

Y es precisamente esa necesidad de llevar gente al estadio lo que ha hecho de Ohtani un genuino “huracán”, capaz de generar especial atención entre los seguidores habituales del juego y despertar la curiosidad entre los menos afines a la disciplina, que simplemente se acercan para ver lo que muchos han catalogado como un espectáculo sin precedentes en los años recientes del beisbol.

Sin embargo, no es el japonés el primero en destacar desde la lomita como lanzador y desde el home plate como toletero.

Un poco de historia, no hace daño

Un fuerte precedente sirve de marco para medir el alcance del as del lejano oriente: George Herman Ruth, Jr. Sí, el mismísimo “Babe” Ruth.

El ícono mas representativo del beisbol, fungió como lanzador y bateador en sus años de actividad entre 1914 y 1935.

En ese período, pudo acumular numeritos extraordinarios como sus 714 cuadrangulares; 2.214 carreras remolcadas y 2.062 boletos recibidos. Todo amparado en un average vitalicio de .342, por solo mencionar algunos logros importantes.

Del total de 22 años en la Gran carpa, Ruth se desempeñó como lanzador en 10 de ellos (desde 1914 hasta 1933). Ganó un total de 94 juegos y salió derrotado en 46 ocasiones. Su efectividad desde el montículo fue de 2.24.

Su gran capacidad ofensiva, lo llevó por la senda del bateo, en detrimento de su actividad como serpentinero.

No obstante, esa maravillosa dualidad a la hora de manejarse en el terreno de juego lo convirtió en leyenda, y su rendimiento desde ambas caras del juego lo ubicó en una especie de “olimpo peloteril”, en el que, aparentemente, jamás podría tener compañía.

El juego cambió mucho desde la época de Ruth. Los lanzadores se enfocaban primordialmente en prepararse desde el morrito y, aunque tenían que batear cada vez que aparecían en el line up, no era ese el terreno que les preocupaba. Los jugadores de posición, igualmente se mostraban concentrados en perfeccionar sus habilidades defensivas y hacían lo indecible por lograr la excelencia ofensiva que les permitiera estar en acción regularmente.

Eventualmente, cuando los juegos iban a extrainnings y se agotaba la disponibilidad de serpentineros, aparecía un miembro del roster para finalizar los encuentros desde la caja de lanzadores, no sin antes recibir su castigo reflejado en carreras.

Desde el lejano Oriente, algo estaba por arribar a las Grandes Ligas…

Se hablaba con insistencia de un jovencito, de padre beisbolista (Toru) y madre jugadora de badmington (Kayoko), que estaba dando mucho de que hablar en tierras lejanas.

Ya había podido lanzar rectas de 99 millas en la secundaria y eso presagiaba que, de enseriar su afición por el beisbol, era mucho lo que podría obtenerse de sus condiciones naturales para el deporte.

Mostró igualmente que podía batear y se convirtió en el segundo jugador en ser seleccionado por la Nippon Pro Baseball para ser empleado como lanzador y bateador, después de la firma, en 1951, de Kikuo Tokunaga. Fue la primera selección del club japonés Hokkaido Nippon Ham Fighters en 2012, con el que debutó en 2013, a los 18 años.

Comenzaba a construir un expediente que lo convirtió en Campeón de la Liga Japonesa en 2016, año en el que fue elegido como el MVP de esa misma Liga. Pudo acudir a 5 Juegos de Estrellas. Ya estaba servida en bandeja de plata la posibilidad de aterrizar en el mundo del Big Show.

No era fácil brindar la oportunidad a un jugador que, en su tierra, estaba acostumbrado a lanzar y batear. Incluso, era un riesgo bastante alto el traer gente al roster y permitir una particular preparación para jugar de manera distinta al resto. Era, por tanto, una rareza hecha persona y una fuerte apuesta por el talento que el pelotero debía mostrar para justificar el bono de más de dos millones de dólares por su firma y los 20 millones que, se estima, fueron a parar a las arcas de su club en Japón.

Se habló bastante en ese momento del equipo destino de Ohtani en MLB: tenía que ser, por las características de la negociación y por el impacto inicial de la figura, un elenco de amplio mercado. Yankees y Dodgers aparecieron en el panorama de inmediato. No obstante, el no manejar la viabilidad de que Ohtani se desempeñara desde ambas corrientes del juego, pereció ir “eliminando” organizaciones. Finalmente, se conoció la noticia de la firma del japonés con los Angelinos de Los Angeles. Allí, tendría la libertad de probar desde el montículo y desde la caja de bateadores. La suerte estaba echada y era solo cuestión de esperar el resultado.

Si no funcionaba, sería al menos un experimento que mediáticamente daría buenos resultados a la plantilla californiana… aunque fuese “sólo por un ratico”.

Lo mejor estaba por verse

Shohei Ohtani, en 2018, se alzó con el trofeo de “Novato del Año” en la Liga Americana y en 2021, a pesar de tener potenciales enemigos en la carrera hacia el MVP del nuevo circuito, el oriental superó la suposición de que el más destacado debería estar en una nómina clasificada a la postemporada, todo esto mientras arrasaba de manera unánime en la votación por sobre campañas espectaculares como la de Vladimir Guerrero, Jr., Marcus Semien o Salvador Pérez.

El Comisionado de MLB, Rob Manfred, le otorgó el “Premio al Logro Histórico”, galardón que creó su predecesor en la oficina de Grandes Ligas, Bud Selig en 1998 y que sería la primera entrega de Manfred desde que asumió la dirección de mejor beisbol del planeta en 2015.

Para 2022, Ohtani fue el rostro del videojuego “MLB The Show”, privilegio sólo de los mejores de la pelota y en el 2021, fue incluido en la revista “Time”, como una de las 100 personas más influyentes del mundo.

Las posturas en contra, también existen

Los puristas del juego, radicales en muchos casos, afirman que, si bien es cierto el desempeño del japonés está dotado de ribetes absolutamente históricos, lleva éste implícito una carga de injusticia insuperable para con el resto de competidores por el galardón.

Sólo él lanza y batea… el resto no. Y desde esa perspectiva, tendrá siempre una ventaja, porque a él le fue “otorgada una licencia” para trabajar, que otros no han podido obtener.

Probablemente exista algo de razón en esta afirmación. Él ha demostrado, gracias a que el permiso para actuar desde la lomita y la caja de bateo simultáneamente le fue otorgado, que ha podido con el compromiso. Sin embargo, no es “culpa” de Ohtani el poder hacerlo y, además, con eficiencia manifiesta en ambos costados.

¿Puede algún otro jugador de esta época solicitar a su club la autorización para fajarse en un rol dual similar al del nipón? Asumimos que cualquier jugador que se sienta poseedor del talento; fuerza (física y mental) y destreza para ejecutar al “estilo Ohtani”, tendrá la “libertad” al menos de elevar la consulta a sus superiores.

Honestamente, no creemos que por ahora exista atleta alguno en el universo de MLB con el deseo expreso de manejarse en las condiciones del japonés.

Si ya reviste dificultad actuar sólo como bateador o como lanzador, imaginemos el escenario complicado de lidiar con la presión de hacer ambos trabajos.

No es fácil manejar la presión de verse obligado a una preparación especial para cada desempeño. Y está claro que no se trata de aperturas aisladas en una temporada. Se referencia a un miembro activo y frecuente de la rotación abridora de un equipo de Grandes Ligas. Eso, sin duda alguna, no es poca cosa.

¿Será MVP todos los años?

El encabezado de este trabajo, guarda estrecha relación con esa premisa.

Es lógico pensar, que mientras los estándares de rendimiento de Shohei Ohtani se mantengan al ritmo del 2021, la posibilidad de que sea el Más Valioso de su liga estará siempre latente y con alto porcentaje de repetirse.

No tendrían razones (los votantes) para cambiar drásticamente la manera de pensar de una temporada a otra. Sería una auténtica sorpresa que decidan repentinamente “castigar” al jugador oriental por “ser demasiado bueno en su trabajo”, como tampoco luciría coherente pensar que otros jugadores se verían perjudicados porque existe, en la otra acera, un fenómeno que los opaca bateando jonrones; empujando carreras; ponchando gente y ganando juegos de pelota.

Es la cara que hacía falta y el Comisionado halló una mina de oro

Las temporadas recientes, han estado plagadas de situaciones que han puesto en aprietos comunicacionales al Comisionado y sus colaboradores.

Cuando asumes un cargo delicado, como el de máximo rector del espectáculo beisbolístico más importante del orbe, lo más lejano a tu pensamiento es enfrentar situaciones que te distraigan del hecho meramente peloteril.

Sin embargo, las constantes denuncias a jugadores por violencia doméstica; acosos sexuales e incluso la necesidad de sancionar Gerentes Generales de clubes por conductas irresponsables a la hora de manejar, han sido apenas la punta del iceberg del elemento “extra beisbol” que ha salpicado el buen nombre de la disciplina.

En ese caos de intervenciones policiales y sanciones tribunalicias, emerge una figura esbelta; amable con la prensa y que muestra su sonrisa públicamente en señal de disfrute y amor por el juego.

Es justo en medio de la tormenta de las suspensiones por uso indebido de esteroides, que acortan e incluso terminan con carreras prometedoras, donde se puede echar mano de un sujeto joven, de moral intachable y sensación de frescura a toda prueba.

Entonces, añade a todos esos atributos la posibilidad de hacer recordar al máximo representante histórico de ese gran pasatiempo deportivo llamado beisbol.

Pareciera, sin lugar a dudas, que Shohei Ohtani, está embarcado en una cruzada que va más allá de su talento como pelotero. Que está en una misión que trasciende obligaciones para con su equipo y sus compañeros.

Está en la complicada tarea de demostrar que detrás del escenario sórdido de la violencia, está la carcajada de un joven sano y “libre de maldad mundana”.

Es, por ahora, lo que aporta al teatro del beisbol. Es lo que complementa la actividad de un super atleta que se lesiona eventualmente; que cae en slump y al que también castigan con batazos.

Pareciera que sí, lo del MVP se lo tomó en serio y que, a pesar de opiniones con tendencias a “equilibrar a la fuerza” los resultados, seguirán llegando los galardones para el japonés.

La apuesta le salió “redondita” a los Angelinos. Habrá que esperar por el momento de renegociar y ver si decide quedarse donde lo dejaron actuar libremente o si cambia de colores el uniforme.

Pero de eso, escribiremos en una próxima oportunidad.

Falta mucho aun… pero falta menos.

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