Opinión

Feria de cambios en MLB, con drama incluido

Los fanáticos de la MLB se preguntaban cuál seria el destino del estelar jardinero dominicano, Juan Soto. Mientras que los venezolanos querían saber si Willson Contreras cambiaría de equipo. Esto fue lo que pasó

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Cambios

¿Por dónde empezamos?, digamos que, por el principio. Así salimos de una vez del “culebrón” que mantuvo cautivo al seguidor del beisbol, muy especialmente al conglomerado latinoamericano: el destino del estelar jardinero dominicano, Juan Soto.

Se habló de una ingente cantidad de interesados, cuestión natural y predecible tomando en cuenta la calidad del objetivo: apenas 23 años; un anillo de Serie Mundial en 2019; solidez comprobada en todas las instancias del juego y hasta ganador del Home Run Derby de este año.

Los Nacionales de Washington hicieron ofertas con esperanzas de retener al jugador, mismas que fueron rechazadas por el quisqueyano y sus representantes: una propuesta inicial que se ubicó, según publicaciones especializadas, en los 420 millones de dólares y otra más reciente que alcanzó la cifra de 445 millones por 15 años de contrato.

Argumentos surgieron, sin duda. Unos suponían que la edad de Soto daba un margen de negociación inusual a sus apoderados. Al terminar un contrato extenso de 15 años, aún tendría 38, fin del comunicado. Eso lo convertía en un producto de primera, con toda la justificación para presionar cualquier cifra, hacia arriba, obviamente.

Y como aceptar un contrato de esa naturaleza, si ni siquiera lo convertiría en el mejor pagado del beisbol por temporada, aunque la globalidad de los millones en el tiempo, si representaban el monto más alto del que se hubiese hablado jamás en las Grandes Ligas.

Para la oficina de Scott Boras, la negociación de su pupilo tendría que transitar por tamices históricos reflejados en años; beneficios; cláusulas especiales de salida; promedio de ingresos por temporada y, evidentemente, el logro del mejor pacto en la historia de MLB.

Era un punto complicado para una franquicia como Washington, que, después del milagroso título del 2019, ha venido en constante declive. Ya la temporada pasada se desprendieron de una gran cantidad de jugadores importantes con los que, seguramente, el índice de competitividad hubiese crecido en caso de haberlos mantenido en nómina. Sin embargo, hoy por hoy, las posibilidades de ser campeones de nuevo, lucían muy lejanas para los capitalinos, aun con Juan Soto en su roster.

Por donde se viera la situación del patrullero latinoamericano, era cuesta arriba para la divisa. Al margen de la persecución del contrato, subyacía la necesidad del beisbolista de estar más cerca de la postemporada. Al final, mucho dinero sin victorias, terminarían siendo un infierno para un competidor de la talla de Soto. Eso lo sabía el agente y la directiva del club. ¿Construirían verdaderamente y en el corto plazo un equipo ganador, con la mayor parte de su presupuesto comprometido con un solo jugador? Esa se presentó como una promesa prácticamente imposible de cumplir.

Yankees; Dodgers; Marineros; Medias Blancas; Rays y pare usted de contar. Todos estaban, supuestamente, dispuestos a ceder lo que Nacionales pediría a cambio de su gran moneda de cambio. Era esta una oportunidad como pocas y debían tratar de sacar el mayor partido a la bendición histórica de contar con un material tan bueno para las transacciones. Cambiando a su estrella, podían recibir herramientas para el futuro y otras tantas para el presente. Porque si, estaban pidiendo bastante y el club que quisiera ver al patrullero de Santo Domingo con su uniforme, tendría que pagar una factura significativa.

Llegó el 2 de agosto, fin de la novela

Era este el día final. Desde temprano, las redes se abocaron a informar; seguir; especular y, finalmente, informar progresivamente el ritmo y característica de los cambios. Porque, aunque la situación de Juan Soto era el tema relevante de la jornada, una buena cantidad de importantes y talentosos jugadores, también estaban siendo objeto de mudanzas.

El momento cumbre apareció y se supo la gran noticia: Juan Soto y Josh Bell pasarían a formar parte de los Padres de San Diego, a cambio del lanzador MacKenzie Gore; el campo corto C.J Abrams; los jardineros James Wood y Jarlin Susana… y el experimentado inicialista, Eric Hosmer. Hasta allí, todo bien… solo un detalle: Hosmer disfrutaba contractualmente de una cláusula de “No Cambio” (No trade clause). Esta le permitía rechazar o vetar cambios hacia un equipo en particular.

El infielder manifestó categóricamente su negativa a marcharse a Washington. Y es allí donde aparece el drama que sugerimos en nuestro título: algo urgente e inmediato tenía que hacer el club californiano con Hosmer. El pacto estaba casi sellado, y no iba a ser la voluntad, basada en un derecho del pelotero, lo que acabaría con los sueños de San Diego. La solución implicó una sustitución improvisada que aceptaron los Nacionales: recibir a Luke Voit en lugar de Eric Hosmer, quien fue a parar a los pocos minutos a la nómina de Medias Rojas de Boston en compañía del outfielder, Corey Rosier y el camarero Max Ferguson (además con pago de dinero adicional), a cambio del lanzador Jason Groome. Todo sea por finalmente tener a Soto y, de paso, aglutinar una buena parte de titulares de la representación dominicana en el venidero “Clásico Mundial de Beisbol”. Soto se uniría a sus compatriotas Manny Machado y Fernando Tatís, Jr.

Pero, San Diego no se conformó con Soto

La escuadra californiana, activa y agresiva, terminó llevándose los pergaminos en cuanto a la renovación de su nómina, lo cual habla claro de las intenciones de postemporada para este 2022.

Ya en el pasado reciente conmocionó al mundo de la pelota al extender un multimillonario contrato al dominicano, Fernando Tatís, Jr. Apuesta arriesgada que, hasta el momento, ha tenido mas preocupaciones que constancia ante las lesiones frecuentes del jugador.

No obstante, y a pesar de la distancia que los separa de los Dodgers en la División Oeste de la Liga Nacional, han elevado la voz y, a fuerza de cambios, le han dado un rostro impresionante a su plantilla.

San Diego tocó la puerta de Rojos de Cincinnati y se hizo de los servicios del antesalista, Brandon Drury a cambio del paracorto, Víctor Acosta.

Un día antes de la fecha límite, hizo otro movimiento que pudiera darle altos beneficios: trajo desde Cerveceros de Milwaukee al estelar cerrojo, Josh Hader, y entregó a los lanzadores Taylor Rogers; Robert Gasser y Dinelson Lamet, además del outfielder Esteury Ruíz.

Claro que hubo más movimiento el 2 de agosto

Azulejos de Toronto envío al pitcher Mitchell White y al antesalista Alex De Jesús a los Dodgers a cambio del pitcher Nick Frasso y el jugador Moisés Brito. Y envió dinero a Piratas de Pittsburgh por los servicios del lanzador Jeremy Beasley. La escuadra canadiense también recibió al polivalente veterano Whit Merrifield desde Kansas City y soltaron al campo corto Samad Taylor y al monticulista Máximo Castillo.

Phillies entregaron a los jardineros Mickey Moniak y Jadiel Sánchez para recibir el estelar serpentinero, Noah Syndergaard. También pactaron con Bravos de Atlanta y enviaron al equipo campeón del 2021 al relevista Raisel Iglesias y en retorno obtuvieron a los lanzadores Tucker Davidson y Jesse Chávez.

Yankees de Nueva York envió a Cardenales de San Luis al lanzador Jordan Montgomery a cambio del patrullero Harrison Bader.

Mellizos de Minnesota recibió de Tigres de Detroit al lanzador Michael Fulmer a cambio de un jugador a ser nombrado posteriormente. También recibió al lanzador Tyler Mahle de Cincinnati por los jugadores Spencer Steer; Christian Encarnación y Steven Hajjar. Igualmente recibieron al receptor venezolano, Sandy León y enviaron a Guardianes de Cleveland al pitcher Ian Hamilton.

Jake Lamb, jugador de la primera base, pasó a Dodgers a cambio de dinero.

Gigantes de San Francisco envió a Trevor Rosental, lanzador, a Milwaukee a cambio de un jugador a ser nombrado posteriormente. Y en una operación similar, despacharon al pitcher Matt Boyd para Seattle.

Otra operación entre estos dos clubes: El cátcher, Curt Casali ahora es un Marinero mientras que el serpentinero Michael Stryffeler es un Gigante.

Darin Ruf, pasó de Gigantes a Mets a cambio de JD Davis, Nick Zwack, Carson Seymour y Thomas Szapucki.

Phillies uniformaron al jardinero Brandon Marsh y enviaron a los Angels al receptor Logan O´Hoppe.

Finalmente se produjo la salida de Joey Gallo de los Yankees, que recibieron desde Los Dodgers de Los Angeles al monticulista Clayton Beeter.

Otra interesante transacción se llevó a cabo entre Bravos de Atlanta y Astros de Houston: Jake Odorizzi es un Bravo y Will Smith es un Astro.

El colombiano, José Quintana y el también lanzador, Chris Stratton viajaron a San Luis a cambio del serpentinero Johan Oviedo y el antesalista Malcolm Núñez, ahora en la nómina de Pittsburgh.

Tigres de Detroit, enviaron a Robbie Grossman a Atlanta por el lanzador, Kris Anglin.

Estos fueron los movimientos más destacados del 2 de agosto. Ya en días previos, otro grupo de jugadores había cambiado de camiseta, pero no fueron parte del festín de transacciones que amenizaron la fecha tope.

Para destacar: Reese McGuire a Boston; Jake Diekman a Medias Blancas; Christian Vásquez a Houston; Emmanuel Valdez a Boston; Trey Mancini a Houston; José Siri a Tampa Bay; Seth Johnson a Baltimore; Frankie Montas y Lou Trivino a Yankees; JP Sears a Oakland; Tommy Pham a Boston; Scott Efross a Yankees; Ehire Adrianza de regreso a Bravos de Atlanta; Dixon Machado a Gigantes de San Francisco; Luis Castillo a Marineros de Seattle; Tyler Naquin a Mets de Nueva York; Andrew Benintendi a Yankees y el criollo David Peralta a Tampa Bay.

Todos los equipos, de acuerdo a sus posibilidades y proyecciones, quedaron convencidos de haber realizado las transacciones adecuadas para mejorar sus nóminas.

Sólo el tiempo dirá cuales salieron ganando y cuales sacrificaron innecesariamente parte de su futuro.

Uno de los cambios más esperados, finalmente no se llevó a cabo. El receptor venezolano, Willson Contreras, seguirá vistiendo la camiseta de Cachorros de Chicago.

Jed Hoyer, presidente de Operaciones de Beisbol del equipo, expresó que “Willson es un Cachorro desde hace ya seis años. Tiene un futuro brillante y consideramos que era más conveniente no ser más agresivos en materia de escuchar ofertas por él”.

Seguramente, planes alrededor del careta criollo tendrán en la ciudad de los vientos.

En el juego del 2 de agosto, frente a Cardenales de San Luis, alineó como segundo bate y designado de su equipo de siempre.

Falta mucho todavía… pero falta menos…

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