Opinión

Domingo Álvarez: un paseo por la historia del beisbol venezolano

La edición 2022-2023 del beisbol rentado venezolano, llevará el nombre de “Campeonato Domingo Álvarez”. En esta columna, hablamos con el homenajeado y repasamos su gran legado en la pelota caribeña

Publicidad
Beisbol
Luis Enrique Sequera

Escribir desde el agradecimiento resulta un riesgo grande y de proporciones extremadamente singulares. Pudiésemos caer muy fácilmente en la pérdida de la objetividad y eso no siempre aporta a la intención de trascender de cualquier trabajo de esta naturaleza.

No obstante, hay personajes que minimizan esos riesgos al exhibir una hoja de servicio que bien justifica el cuento… ¿o no?

De nuevo, comenzamos por el principio…

Y no es otra historia que la mía propia, que mucho tiene que ver con el hijo ilustre de Urica, en el estado Anzoátegui, famosa sede de la legendaria “Batalla de Urica”, en la que perdiera la vida el caudillo José Tomás Boves.

En múltiples oportunidades, el periodista objeto de estas líneas, también aportó lo suyo a través de pícaras alusiones a su terruño, del cual guarda bonitos e importantes recuerdos.

A principios de los años 90, llegué al beisbol de la mano de mi hoy compadre y periodista, Giner García. Éramos dos jovencitos cargados de ilusiones y un profundo amor por el beisbol. Hice mi entrada formal al “Fondo Editorial Cárdenas Lares” y tuvimos la suerte de acompañar a Carlos Daniel en sus aventuras y deseos de escribir libros de “pelota”.

Parecía un sueño hecho realidad: investigar en hemerotecas y posteriormente redactar cientos de páginas, no suponía una tarea desagradable para nosotros. Estábamos justo haciendo algo que nos gustaba y que disfrutábamos en grado extremo.

Aparecieron, gracias al Fondo Editorial, libros que se constituyeron en verdaderas referencias bibliográficas para un buen número de trabajos posteriores de historiadores, redactores y periodistas: “Venezolanos en Grandes Ligas”; “Play Ball: vida y anécdotas de Roberto ‘Tarzán’ Olivo”; “Venezolanos en el ring”; “La Travesía” y “Leones del Caracas: Crónica de una tradición”. Fue una época tan maravillosa que hasta arrinconó en el olvido el inexplicable guiño de los duendes olvidadizos de la imprenta.

Fue el inicio de “los muchachos del Fondo”, que creció y puso en su plantilla una cantera talentosa que dio bastante de que hablar gracias a la magnitud de su trabajo… de esa gente buena, seguro hablaremos en otra entrega.

Teníamos que ir al estadio

Y eso nos obligó a visitar la oficina de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, ubicada para entonces en un edificio en la urbanización Bello Monte, en Caracas.

Era el génesis de lo que serían más de 30 años de relaciones con esta disciplina que tantas cosas buenas nos ha brindado.

El las oficinas, nos recibió Yocoima Mata, jefe de Operaciones del ente rector de la pelota criolla por muchas temporadas y una hermana que terminó regalándonos el beisbol. A ella le explicamos la naturaleza de nuestra tarea y gentilmente autorizó y tramitó las credenciales que, de manera oficial, nos permitía el acceso al Palco de Prensa del estadio Universitario. Una suerte de “tierra sagrada” en la que podíamos convivir con los grandes periodistas de la época. Gente que habíamos escuchado en la radio; visto en la televisión o cuyos trabajos en periódicos y revistas habíamos devorado con fruición de fanático y amantes de la pelota.

Al poco tiempo, hubo un cambio en el organigrama de la Liga, y apareció en el panorama un nuevo Gerente General. Comenzaba la era de Domingo Álvarez al frente de un escritorio plagado de decisiones difíciles y frecuentes. Un escenario hecho solo para quienes tienen la capacidad de argumentar con paciencia y conocimiento de causa, manteniendo la equidad y educación como norte. Al fin y al cabo, jamás será fácil estar bien con todos, aunque en el “mundo de Dominguito”, hasta esa posibilidad se llegó a materializar muchas veces.

“El beisbol fue para mi una parte importante de mi vida. Cada vez que aparecía un juego de beisbol profesional en el estado Anzoátegui, hacia lo impensable por estar en el estadio, a cualquier precio”, comentó durante un almuerzo reciente, en el que la evocación y mención de personajes de otros tiempos marcaron la pauta.

El entrevistado recordando su carrera en la LVBP / Luis Enrique Sequera

Yo fui seguidor habitual y minucioso del deporte amateur oriental. Veía muchos juegos y conocía al detalle las habilidades de cada uno de los jugadores de ese ciclo glorioso de nuestra pelota. Eran muchos y muy buenos: “La Manca” López; Eduardo “Tata” Amaya; “Miñoso” Martínez; Francisco Estaba, entre otros, eran unas súper estrellas que, cuando entré formalmente en los medios de comunicación, traté de resaltar y mantener vigentes”.

En las páginas del diario “El Impulso”, dejó huella indeleble. Y esa experiencia la trasladó a otros escenarios de la vida beisbolística venezolana: “El Nacional”; “El Globo”; la radio como miembro de circuitos radiofónicos de Cardenales de Lara y Leones del Caracas y la televisión en canales como Omnivisión Multicanal o Venezolana de Televisión.

Su recorrido le brindaba el chance de lidiar con los intríngulis y el dinamismo de una oficina que jamás descansaba.

“Cuando se producía el último out de una temporada, lo que marcaba el fin de una campaña, justo al día siguiente se comenzaba a trabajar en la organización de la próxima. No había tiempo que perder. Ese tiempo podía costar mucho, si no se optimizaba y administraba adecuadamente”, comentó en una entrevista al periodista venezolano, asentado en España, Tony Cittadino.

Estrenando el título de locutor

El día que recibí el título de Locutor Comercial, luego de los trámites en la Universidad Central de Venezuela, lo llamé. “Domingo, ya tengo el título. A ver cuando lo estrenamos”, le comenté jocosamente. La respuesta, de tan positiva e inesperada, resultó casi increíble: “Pues lo vas a estrenar mañana mismo. A la 1 de la tarde llégate a Omnivisión, en La California, porque vas a debutar en un juego de Grandes Ligas conmigo”. Esa noche, no pude dormir. Mi vida había dado el giro que siempre quise, y desde entonces no he dejado de narrar año tras año. Fue una enorme e inolvidable bendición.

Tiempo después, y estando en el velatorio del joven y talentoso comunicador, Ángel Saldivia, salió a flote una conversación que implicaría otro movimiento importante en nuestro tránsito por el universo del juego de las bolas y strikes: “Hay muchos reclamos de los equipos en materia de estadísticas en la Liga”, apuntó Álvarez. “Necesito procurar una alternativa para solucionar ese problema con bastante urgencia”. Luego de hacer una llamada y conversar con Giner García y el periodista, Emil Bracho, le dije: “Domingo, si nos dan un contrato, nosotros hacemos esos números. Estamos en mayo y podemos entregarte una prueba en agosto. Y estamos seguros de poder hacer el trabajo a partir de octubre”.

Ambas partes asumimos el riesgo y suscribimos el documento requerido. Un impecable trabajo del especialista en programación, Eric Bracho, arrojó en menos tiempo del esperado el diseño de la plataforma que, con el nombre de “Line Score Estadísticas”, se encargó de recopilar de manera oficial, durante 16 años, las Estadísticas de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.

Entonces, ¿cómo no hablar desde el agradecimiento hacia quien arriesgó su trabajo para que tres jóvenes se encargaran de una parte tan importante dentro de una organización de tal envergadura?

No sólo “numeritos” manejó la gestión del periodista. A su cargo estaba la logística de la Serie del Caribe, y no se limitaba a asumir las obligaciones de la representación criolla, sino que su experiencia le valió la “necesidad de ser consultado” por otras ligas para optimizar los procesos atinentes a ese evento.

Bajo su mando, y apoyado en la incansable labor de Yocoima Mata, su mano derecha, y un equipo solidario y laborioso, construyeron un programa coordinado en materia de árbitros que incluyó la participación de profesionales locales en cada juego, a efectos de garantizar su presencia ante cualquier eventualidad.

Muy pocas veces hubo problemas en cuanto a la presencia de los árbitros. Las cancelaciones repentinas de vuelos nacionales alteraron el comienzo de algunos juegos, pero la logística previa jamás dejó encuentros sin jueces”.

De la actividad arbitral en la Liga Venezolana, hasta el momento han surgido cinco “hombres de azul” que han laborado en las Grandes Ligas y una nutrida presencia de profesionales esparcidos y en pleno desarrollo en el sistema de Ligas Menores en los Estados Unidos.

Es muy amplia la carrera de Domingo y muchos los aportes que durante su gestión convirtieron la liga nacional en un ejemplo de organización y eficiencia para sus colegas del Caribe.

Y llegó el reconocimiento…

Ese que tradicional e injustamente llega de manera póstuma.

Había una suerte de “broma recurrente” en esa materia.

La LVBP, en la rueda de prensa previa al inicio de cada torneo, entregaba a título de obsequio una libreta de anotación a los profesionales que darían cobertura a la zafra.

En la portada de cada libreta, estaba la foto del homenajeado. Ese personaje, recibía el reconocimiento de poner su nombre a la temporada, una vez fallecido.

Entonces, los “mayorcitos” bromeaban con eso de “Cuídate, porque ya tienes cara de libreta de anotación”.

No obstante, la edición 2022-2023 del beisbol rentado venezolano, llevará orgullosamente el nombre de “Campeonato Domingo Álvarez”. El oriental podrá “echar el cuento” de primera mano; desde el mismo terreno de juego y con su estilo peculiar, alegre e impregnado de buen humor.

Ese, seguramente, será el primer gran paso en la cadena de reconocimientos que estarán por venir y que, merecidamente, llegarán como premio a su dedicación por muchísimos años trabajando por y para el deporte que tanto ama.

Es una atinada y justa decisión de la directiva de la LVBP. Es el espaldarazo al jovencito que desde Urica comenzó a hilvanar sueños que afortunadamente lo condujeron a ganarse la vida organizando el principal pasatiempo de los venezolanos.

Esto, para él, apenas comienza. Próxima estación: Valencia, si Dios lo permite.

Falta mucho aún… ¡Pero falta menos…!

Publicidad
Publicidad