Opinión

El milagro del beisbol: perder dos apuestas y sentirse contento

Pronosticar en el beisbol es difícil por una suerte de variables que pueden incidir en el rendimiento del jugador, desde lesiones a malas rachas. Sin embargo, no podemos escapar a la tentación de hacer proyecciones. Aquí revisamos algunas

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Diseño: Yiseld Yemiñany

Año tras año, se presentan oportunidades en el panorama del beisbol de Grandes Ligas, que nutren el deseo de pronosticar y hasta “apostar un almuerzo con bebida espirituosa incluida”.

En la campaña del 2021, a pesar de ser un miembro honorario del “Team Ohtani”, sostuve que el jugador japonés no llegaría a los 60 cuadrangulares. Todo eso, a pesar de llevar, para el momento de la apuesta, un ritmo frenético que bien podría haberlo guiado hasta esa importante cantidad.

Al final se estacionó en 46, cifra suficiente para combinarla con un destacado desempeño monticular que le granjeó de manera unánime el galardón de Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Esa designación permitió que saliera airoso en otro reto de vaticinio: no había manera de quitarle a Shohei Ohtani ese premio. Ergo, gané las dos apuestas…!

Llegó el 2022…

Y conocimos la noticia del rechazo de Aaron Judge a la propuesta de más de 200 millones que le extendieran desde la oficina de los Yankees.

Lució arriesgada y temeraria. Con tres décadas a cuestas, no era una fácil decisión. El jardinero estaría obligado a pasar por una zafra exitosa y extremadamente productiva que justificara la negativa y pusiera en alerta la chequera de los Mulos de Manhattan.

La temporada avanzaba y Ohtani seguía en lo suyo: ganando juegos, ponchando adversarios, conectando jonrones y empujando carreras. Nada ni nadie se mostraba en el horizonte como el eventual obstáculo que pondría a pensar a los votantes en darle prioridad a cualquier otro jugador diferente al oriental de los Angelinos.

Aaron Judge, por su lado, comenzó a batear con contundencia e inusual frecuencia. Ya daba la campanada de que, para él, sería un campeonato capaz de definir su futuro económico.

En ese momento, en el que se planteaba formalmente el inicio de una suerte de “carrera hacia el MVP”, apareció la propuesta de plantear de nuevo las condiciones para aventurarnos y repetir la satisfacción de almorzar gratis otra vez… con bebida espirituosa incluida.

El análisis resultó sencillo: el voto para Ohtani, implicaba ribetes de “cautivo”, y el japonés tenía, en algunos renglones de su accionar, números incluso superiores a los obtenidos en el campeonato anterior. Sería difícil echar hacia atrás tan alegremente una manera de pensar con respecto a lo que esa dualidad del atleta nipón significaba para el beisbol. Seguía haciendo historia y generaba admiración absoluta en su desempeño.

Decidimos proceder y afirmar: “Apuesto un almuerzo completo a que Ohtani repite como MVP de la Liga Americana. Sólo una temporada de connotaciones históricas sacaría a los periodistas de su zona de confort y desviarían su voto hacia otro destino”.

De repente, y a fuerza de batazos extraordinarios, al momento de redactar este trabajo, nos topamos con Aaron Judge y sus 59 cuadrangulares. Liderando con suma comodidad el nuevo circuito y muy cerca de ingresar a un club privilegiado con 60 o más vuelacercas en una temporada de Grandes Ligas:

JugadorCantidad de HRAño
Barry Bonds732001
Mark McGwire701998
Sammy Sosa661998
Mark McGwire651999
Sammy Sosa642001
Sammy Sosa631999
Roger Maris611961
Babe Ruth601927

Y, por si fuera poco, es el líder en empujadas (127) y está muy cerca de ubicarse como líder en bateo (segundo con .316). Numeritos todos al momento de escribir esta nota.

Es evidente la posibilidad de alzarse incluso con la “Triple Corona” de bateo. En este apartado, se uniría a leyendas como: Ty Cobb; Carl Yastrzemski; Ted Williams; Frank Robinson; Mickey Mantle; Joe Medwick; Chuck Klein; Lou Gehrig; Nap Lajoie; Rogers Hornsby, Hugh Duffy y el venezolano Miguel Cabrera, entre otros.

Al sumar su presencia en un roster que ha estado plagado de lesiones, es clara la influencia de su trabajo en la casi clasificación de los del Bronx a la postemporada. Eso complace, y de qué manera, las exigencias de un sector que, aunque las bases de la selección no lo indiquen de manera expresa, afirma que el MVP debe provenir de un conjunto clasificado.

Aunque sigo convencido de la grandeza y el aporte histórico al beisbol que continúa brindando Shohei Ohtani, es menester reconocer que esa campaña histórica y dominante al máximo que se exigía para oponerse al atleta de los Angelinos, llegó de la mano (o del bate) del outfielder de los Yankees de Nueva York.

La otra apuesta…

Involucra a otro elemento histórico que desde su retiro tendrá un lugar reservado en Cooperstown: la “Máquina”, Albert Pujols.

En un regreso que se consideró “simbólico” a Cardenales de San Luis, el dominicano se uniformó con la idea de recorrer los parques del Big Show en una justa final que aportaría emotividad y agradecimiento por parte de los fanáticos y equipos del circuito.

Aunque los de Missouri poseían una plantilla aguerrida y competitiva, quizás jamás pensaron que Pujols podía representar con frecuencia un punto importante en los resultados del equipo.

Actuaba de manera eventual al inicio del torneo y se vio en “plan de instructor especial” del joven venezolano Juan Yépez, quien irrumpió exitosamente en las mayores con el uniforme de los pájaros rojos de la Liga Nacional.

Acumulaba 679 batazos de vuelta entera a lo largo de su galardonada carrera y pocos, entre ellos quien suscribe estas líneas, se atrevieron a asegurar que, a falta de 14 juegos por realizar por su equipo, el toletero se encontraría a solo 2 bambinazos del pequeñísimo club de jugadores con 700 o más jonrones en las mayores.

La lista es tan breve como exclusiva: Barry Bonds (762); Henry Aaron (755) y Babe Ruth (714)… punto.

Se veían lejanos esos 21 que lo separaban de las siete centenas. Pero la calidad al final se impuso y hasta se ha especulado que, de no conectar el par que aun falta, pudieran evaluar la posibilidad de extenderle un contrato en 2023 que permitiría lograr la histórica marca.

Esa lejanía, aunada a la poca oportunidad de Pujols en un club destinado a clasificar como San Luis, hicieron que optara por aceptar el reto de Alejandro Sardi, joven narrador de radio, TV y compañero por varios años en diferentes plataformas. Él, desde el día 1, estaba convencido de que, con chance o no, Pujols llegaría este año a los 700 cuadrangulares.

Para eso falta poco. San Luis está en “modo clasificatorio” y no sabemos que tan efectivo pueda ser el dominicano en lo que resta de calendario. ¡Pero está muy cerca, eso sí…!

Y lo de perder y seguir contento…

Tiene su explicación desde varios ángulos o puntos de vista: no son sino apuestas simbólicas (de cualquier manera, hay que comer). No es un habitual desempeño y, al final del cuento, si las pierdo es porque algo sobresaliente aconteció en el deporte que tanto amamos.

Estamos disfrutando de  un desempeño espectacular y fuera de toda proporción por parte de Aaron Judge, mientras ligamos lo poco que le falta a Albert Pujols para refrendar una carrera legendaria que, aunque no llegase a los 700, le dará su puesto en el Salón de la Fama.

Así, cualquiera pierde y no se molesta.

Falta mucho aun… ¡Pero falta menos…!

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