El modus operandi, tácticas y modalidades pertenecen a la misma franquicia: el socialismo. La frase, falsa de toda falsedad -pero tan trillada- de que “lo que uno no tiene es porque otro se lo quitó”, se ha repetido hasta la saciedad como una suerte de mantra de reivindicación social. Pero lo cierto es que la invasión de una vivienda es un asalto, muchas veces a mano armada, que termina en el despojo de la propiedad privada.
Reivindicación social sería invertir en educación y salud. Pero no. La “revolución” de, por y para los pobres terminó haciendo ricos a un sinnúmero de sinvergüenzas y se sigue manteniendo con actos como estos de las ocupaciones ilegales de lo que nos les pertenece. Y cuando hablan de «expropiar«, jamás las pagan. Se aprovechan de las condiciones de indigencia en que se encuentra buena parte del pueblo venezolano y el caldo de cultivo es la ignorancia. A este régimen no le conviene que la educación prospere. Por eso persigue a los maestros. La ignorancia es su aliada fundamental.
En Venezuela llevamos años sufriendo las invasiones de inmuebles que cuentan con títulos de propiedad. Desde que empezó la diáspora se ha intensificado, apoyado en el “Plan Ubica Tu Casa”, que cuenta con el aval del Ministerio de la Vivienda y el Hábitat. Y se potenció cuando Iris Varela, primera vicepresidente de la AN chavista, declaró que “una de sus propuestas será la confiscación de todos los bienes y tierras que estén en desuso porque sus dueños están fuera del país”. Es decir, que una diáspora obligada por el desastroso estado en que se encuentra Venezuela, y encima, causado por ellos, también será castigada con el despojo de lo que les queda aquí.
El centro y el centro derecha están en el deber de quitarles el monopolio del discurso social a los izquierdistas. Para tener conciencia social y apalancar a los más pobres, no se necesita ser comunista, ni algo parecido. Todo lo contrario. Los comunistas, en todo el mundo, han llegado con las fauces abiertas a destrozar, depauperar y desfalcar a los países donde se han hecho con el poder. Eso de “sentido social” no tiene nada. Y robarse algo que pertenece a otra persona, supuestamente para entregárselo a otra que lo necesita, es un delito. ¿Es que acaso no tienen otra manera de reivindicar a los olvidados? En la Venezuela de hoy, las iniciativas sociales que funcionan están en manos de opositores al régimen.
Pero como decía al principio del artículo, esto es una suerte de franquicia. En España a los invasores se les llama “okupas”. Su víctima directa es la clase media trabajadora. Los “okupas” están apoyados por el gobierno socialista. Los portavoces hablan de las “familias beneficiadas” pero nada dicen de las familias perjudicadas. Al entrar un “okupa” a una casa, como en Venezuela, prácticamente se pierde la propiedad.
En Cataluña, por ejemplo, se aprobó una ley en donde el “dueño” (irónico que se le llame así) debe, después de seis meses de la “okupación” de su inmueble, pactar un alquiler “social” con los “okupas”, pues ellos se encuentran en situación de “vulnerabilidad”. ¿Y es que acaso alguien que ha trabajado toda su vida para pagar una hipoteca y finalmente poseer un inmueble no es también vulnerable ante una invasión, muchas veces de vagos, drogadictos o simplemente zánganos? ¿Por qué el gobierno no hace algo al respecto, sino que resuelve una injusticia creando otra, aún mayor?
En España también hay mafias como las que existen en Venezuela: ahora, haciéndose pasar por “okupas”, secuestran las propiedades: no las devuelven a sus propietarios hasta que no paguen una fuerte suma de dinero. Un negoción, pues.
¿Cuánto más tomará a la Humanidad darse cuenta de la razón que tuvo Churchill cuando dijo que “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia y su virtud inherente, la distribución igualitaria de la miseria”?…