Opinión

MLB: es cuestión de tiempo… ¡literalmente hablando…!

Mucha polémica ha generado la puesta en práctica de nuevas reglas para aligerar el tiempo en el beisbol. Aquí analizamos el panorama actual con respecto a lo que veremos en la temporada de la MLB

Publicidad
MLB

El contenido de nuestra primera entrega en El Estímulo, publicado el 21 de junio de 2022, estuvo ligado a la inclusión de elementos cuya función buscaría reducir el tiempo de los juegos de beisbol en la MLB. En ese trabajo analizamos el espectro de lo que venía en materia de reglas que agradaban a un sector y desagradaban a otro… nada extraño, tomando en cuenta la deportiva capacidad con la que el disenso muestra sus fauces en cualquier tema polémico que implique repercusión mediática.

Sin embargo, una cosa es “llamar al diablo, y otra distinta es verlo llegar». Y es aquí donde nos detendremos unos minutos para ver cuan “satánica” resulta la aplicación de esas normas que, desde el recién comenzado Spring Training, ya generan uno que otro dolor de cabeza.

El reloj protagonista

Y de qué manera se estrenó el cronómetro en el 2023. El primer día, el dominicano Manny Machado se convirtió en la primera “víctima” de la nueva regulación que obliga a los bateadores a estar en posición de recibir el lanzamiento antes de que transcurran ocho segundos.

Al finalizar el encuentro, el jugador de los Padres de San Diego, criticó duramente la novel imposición en sus declaraciones a la prensa. “Parece que será una larga temporada, en la que seguramente estaré abajo en la cuenta 0-1 muchas veces”, afirmó el beisbolista. En ese turno, Machado terminó conectando un imparable, pero esa incomodidad quizás afecte el rendimiento de muchos bateadores a lo largo de la zafra… o al menos hasta que el proceso de adaptación se complete al 100%.

Una jornada después, con las bases llenas y el juego igualado a 6 carreras en el noveno capítulo, Cal Conley recibió un pitcheo que aparentemente le otorgaba la base por bolas. Cuando se dirigía a la primera almohadilla, se percató de la sentencia arbitral que probablemente se convierta en la “vedette” en los inicios de la ronda regular: no era la cuarta mala, ni el lanzador había incurrido en algún movimiento ilegal. Era la sentencia que marcaba el final del juego, porque el jugador de los Bravos de Atlanta se tomó algo más de los ocho segundos reglamentarios para asumir la posición de bateador. El castigo para los toleteros es simple: de la nada aparece un strike, que en este caso fue el tercero y que sirvió para dar por concluidas las acciones en el terreno.

No hubo protestas… es la pretemporada y la flexibilidad de esta fase previa a la oficialidad de los cotejos en MLB, permite que todo sea mas relajado y menos angustioso. Ese juego entre Bravos y Medias Rojas de Boston quedó igualado a 6… si, en Spring Training puede quedar un juego “tablas”.

No obstante, imaginar una sentencia similar en una Serie Mundial o en algún otro choque en el que se juegue algo importante para una divisa, mostraría un panorama totalmente distinto al de la pretemporada donde los experimentos cobran vida y aun no se está peleando por una cosa distinta al logro del acondicionamiento físico para los consagrados y la necesidad de un buen desempeño para quienes buscan una plaza en el roster.

Los managers también hablan

Y en el caso de Dusty Baker, estratega de Astros de Houston y actuales campeones en las Grandes Ligas, el asunto del reloj y su implacable recorrido, va un poco mas allá. “Es muy poco tiempo del cual se dispone para impartir las señas a los bateadores. El trabajo del coach de tercera base será muy complicado. Alguna alternativa tendrá que aparecer para solucionar eso que no beneficiará el proceso”.

Buck Showalter, timonel de Mets de Nueva York , hasta se atrevió a decir que “en cualquier momento habrá que saltarse el envío de señas desde la caja de coach de tercera. No da chance de que transmita un juego de indicaciones sin correr el riesgo de ser descubierto”.

Y no dejan de tener razones para afirmar la vulnerabilidad a la que estarán sometidos los encargados de esa tradicional manera de comunicarse con los lanzadores y bateadores. Desde la cueva, se imparten gestos contentivos de ordenes en cada lanzamiento. Del manager o coach de banca, van al receptor y este debe traspasarlas al lanzador, lo que hará mas valioso el uso del “pitch com” estrenado en 2022, artefacto que a muchos no gustaba y que será ahora una herramienta fundamental para que el tiempo no los agobie… o no los angustie tanto.

La misma situación de apremio tendrán los encargados de comunicarse con los bateadores. Recordemos que antes de cada seña, existe una llamada “señuelo” o “switch”. Una vez que el bateador capta ese movimiento, el gesto siguiente implica la orden oficial emitida por el manager.

Todo ese trabajo que antes no tenía limitación extrema en materia cronológica tendrá que modificarse y ejecutarse en muy pocos segundos. Eso, per se, trae atado un componente angustioso que reduce los niveles de complicación y obliga la simplificación del manejo gestual… y en época de cámaras y tecnología aplicada al deporte, los índices de creatividad deberán ser muy altos si se busca el éxito en el “delivery” y la reducción de la posibilidad riesgosa de ser una suerte de libro abierto en cada turno o en cada lanzamiento.

Y eso es sólo con el reloj

Aun no se registran incidencias relacionadas con la limitación en cuanto al número de intentos por sorprender corredores en las almohadillas por parte de los pitchers; bases que, por cierto, ahora son un poco más grandes.

La extinción del shift defensivo, hasta el momento de redactar esta nota, tampoco se ha visto como un elemento preocupante. Ya veremos más adelante la estrategia por extremar la ubicación de los miembros del infield de la forma más parecida a lo que tantos buenos resultados dio a los pilotos en MLB en los últimos años.

También estamos cerca de apreciar si terminará afectando o no el cambio de mecánica que las normas motivaron en algunos lanzadores como el criollo Luis García, de los Astros de Houston.

Entonces…

Habrá que hacer balance a medida que los hechos transcurran en medio de una larga temporada de 162 juegos.

Quizás sea la impresión del comienzo lo que impacte y los jugadores terminen asumiendo esos cambios con madurez, enfoque y tranquilidad.

Quizás los fanáticos terminen aceptando los cambios e inclusiones como un proceso natural de evolución del juego y dejen de hablar de ellos en muy poco tiempo.

El beisbol ha cambiado muchísimo desde sus inicios. Los cambios han sido aplicados en diferentes épocas de la historia y siempre ha encontrado la puerta de salida hacia el éxito.

Por muy “tradicionalista” que resulte un sector (en el que , en algunas ocasiones nos hemos incluido), aceptar el paso del tiempo y consustanciarnos con la necesidad de adaptación a los tiempos modernos, termina resultando una decisión terapéutica.

Luchar sólo contra la corriente y pretender imponer criterios que ya han sido desechados por quienes tienen la posibilidad de controlar el juego, solo nos conduciría al aislamiento mientras nos perdemos el desarrollo de lo que más nos agrada: el beisbol en su justa dimensión.

El beisbol no va a esperar por nosotros, ni bailará al ritmo de nuestros deseos. Hay que dejarlo vivir y apegarse a lo que pareciera ser un grito que algunos aun nos rehusamos a escuchar.

Dejemos, por tanto, que rueden las pelotas y los innings. Al final, seguramente las autoridades de MLB, activas como nunca en su empeño de trascender, terminen con la razón de su lado.

¡Aun falta mucho… pero falta menos…!

Publicidad
Publicidad