Opinión

Venezuela en el Clásico: cerrando bocas a fuerza de batazos

A pesar de que para algunos, el equipo criollo no era favorito, su juego en el terreno le ha puesto en un lugar privilegiado. Le restan dos choques favorables, pero lo mejor es que la defensiva, el pitcheo y sobre todo su producción ofensiva ha respondido

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Lo maravilloso del beisbol radica en su asombrosa capacidad para echar por tierra cualquier pronóstico basado en estadísticas e historiales.

El arranque de la selección venezolana en el Clásico Mundial de Beisbol es un claro ejemplo de que solo el desempeño en el terreno de juego, puede darle forma al deseo de ganar. Es la acción entre las rayas, antes de cal, lo que da vida a la realidad de un conjunto empeñado en dar la campanada que se espera desde hace varios eventos de esta naturaleza.

Comencemos desde el principio…

Y traigamos a la memoria la vehemencia con la que muchos analistas manifestaban su desacuerdo con la conformación del grupo D, en el que Venezuela comparte intenciones clasificatorias con Israel, Nicaragua y dos poderosas escuadras plenas de historia que siempre han representado para la Vinotinto del beisbol, un dolor de cabeza en muchos escenarios: Puerto Rico y República Dominicana.

Todos los análisis pasaban por el tamiz desagradable de la obligación de ver partir en primera ronda a uno de estos tres equipos. Aquí, el historial y la estadística de los choques recientes, daba un margen ventajoso a los quisqueyanos en primera instancia, con los boricuas en segundo lugar. En la “ciudad del pecado”, Las Vegas, centro neural de apuestas y pronósticos a nivel mundial en materia de beisbol, la selección tricolor se mostraba en un tímido quinto lugar en cuanto a la preferencia de los habituales jugadores. Primero había que tomar en cuenta al campeón reinante, Estados Unidos, imbatible y peligroso y ficha casi puesta en la gran final. De allí hacia abajo, Japón y su cohesionada disciplina; República Dominicana y Puerto Rico, opacaban las posibilidades venezolanas de salir airosos en ese “grupo de la muerte”.

Incluso se colaron algunas expresiones del lanzador abridor del club quisqueyano ente Venezuela, Sandy Alcántara, quien manifestó no estar “preocupado por los bates de Venezuela, porque los conozco muy bien”, en clara alusión a sus posibilidades de transitar ante la toletería criolla con cierto nivel de superioridad y dominio.

Haya sido esa su intención o no, resulta hoy día irrelevante. El resultado favoreció a nuestros compatriotas y uno de los más castigados resultó, paradójicamente, ese mismo pitcher que se ufanaba de tener un conocimiento que le permitiría trabajar cómodamente y sin exceso de presión ante la escuadra Vinotinto. Aquí, la lengua actuó mas rápido que el pensamiento y llegó lo que muchos dominicanos no tenían en su presupuesto: una contundente derrota ante Venezuela, que se vio enfocada como conjunto y balanceada en sus costados ofensivos, defensivos y monticulares.

Desde la perspectiva nacional, una derrota ante el todopoderoso club quisqueyano formaba parte de las posibilidades. No era un planteamiento descabellado la posibilidad cierta de caer ante los dioses del merengue. Ellos eran los claros favoritos, con el ganador del Cy Young de la Liga Nacional incluido para plantar cara a los dirigidos por Omar López. Era para ellos, por tanto, la presión en su justa dimensión. Venezuela, desde la calma de su lugar en el ranking de las apuestas, salió al terreno sin esa carga en sus hombros. Sólo con el deseo y las ganas a cuestas de “quitarse la chapa” ante un hueso que ha sido, ciertamente, muy duro de roer en el pasado.

En el terreno, único lugar al que no acceden los analistas, apostadores y sabios del juego, se produjo la magia: se desató la ofensiva mientras el pitcheo hacia lo suyo. Y oculta entre tanta opulencia mediática, la defensiva daba pinceladas maravillosas en los momentos críticos. Así, con pitcheo, bateo y defensa, es difícil que se pierda un juego, aunque este sea ante el conjunto más temible del universo.

Venezuela derroto a República Dominicana 5 x 1 y comenzaron a tejerse los cambios en esas posiciones de favoritismo. En Las Vegas, solo habían medido los numeritos y los choques anteriores entre estos equipos, pero se les olvidó incluir en la ecuación el deseo y la mística de un grupo que siente estar en deuda con todo un país. No analizaron el ímpetu de Anthony Santander; la clase de Luis García y su relevo magistral o el liderazgo en el diamante del receptor Salvador Pérez, por citar solo tres factores.

La escena estaba servida para el juego ante la selección de Puerto Rico…

Segundo golpe criollo

Sin triunfalismo alguno, pero con más confianza y bríos, llegaba el momento de enfrentar a los de la Isla del Encanto. Tenían al estelar José Berríos en la loma y eso llenaba de esperanza a los puertorriqueños. Eso sí, conscientes de que se median a una plantilla que dio un golpe serio sobre la mesa y al que debían medir y trabajar de manera eficiente y minuciosa si querían salir bien parados.

La ofensiva tardó poco en hacer su trabajo. Produjo muchas carreras y eso marcó, desde el inicio, el camino hacia la victoria. Poco pudo hacer el pitcheo boricua para detener la aplanadora venezolana liderada por Salvador Pérez y su tórrida ofensiva. Pablo López brindó una solida y dominante apertura que culminó Silvino Bracho con el cierre del juego, no sin antes sufrir un poco la selección antes de que la pelota fuese a parar a las manos del zuliano.

Se acercó la novena de Puerto Rico, pero el daño que había recibido en materia de carreras durante la primera parte del cotejo, fue suficiente.

Ahora, todo es diferente…

Venezuela aun tiene dos compromisos por delante, frente a los planteles considerados “más débiles” en el grupo: Nicaragua e Israel.

De ser considerada como candidata a salir del torneo en primera ronda, la representación Vinotinto tiene hoy día la primera opción de avanzar a segunda ronda y como líder del grupo D, ese de “la muerte” que todos criticaban y en el que les daban pocas opciones de sobrevivir.

La premisa del respeto por el rival seguirá siendo vital para las aspiraciones criollas en el clásico. Los juegos, como ya se ha visto, se ganan en el terreno, aunque tengan un componente de diseño previo y un sinfín de estrategias en el camino… eso también les ha funcionado.

Los cruces en segunda ronda están aún por verse en cuanto a los criollos de Omar López. Si terminan en el primer lugar, se medirán al segundo del grupo C, y ese apartado está bastante enredado luego de la buena actuación de Colombia y a la recuperación de México al derrotar de manera aplastante a los “archi favoritos” de Estados Unidos.

Por ahora, solo queda resaltar el funcionamiento de la ofensiva, lo atinado en el manejo del pitcheo a cargo de Iván Arteaga y el aplomo de cada jugador que se rasga las vestiduras en la búsqueda de un campeonato.

Hay herramientas, disposición y liderazgo para ello. Se buscarán los triunfos ante Nicaragua e Israel y eso llena de optimismo a todos los venezolanos.

Agradezco a los dioses del beisbol que nos hayan complacido cuando afirmamos que “si bien Venezuela no esta catalogada como favorita, quisiera equivocarme y contar con ella entre los cuatro grandes de este Clásico”. Gracias por “golpear las opiniones” con victorias y ratificar que las estadísticas y pronósticos solo son útiles hasta un minuto antes de cada juego.

¡Aún falta mucho… pero falta menos…!

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