Salud

Madres adolescentes reciben apoyo de Médicos Sin Fronteras en Anzoátegui

El Vidoño es una población rural que hasta 2018 no contaba con un dispensario de salud. Hasta allá, en lo profundo de Anzoátegui, llegó Médicos Sin Fronteras y con el apoyo de Fe y Alegría atienden las necesidades de atención a una población azotada por la malaria y donde el embarazo adolescente es cosa común. El texto y las fotos son de MSF

Médicos Sin Fronteras
Adriana Loureiro Fernandez / Cortesía de MSF
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Verónica tiene 15 años, pero ya ha pasado por mucho. Su madre murió a una edad temprana y ahora vive en condiciones precarias con su abuela y su hijo, en una comunidad cercana a la población de El Vidoño. Verónica es una de las tantas adolescentes que acuden con regularidad al ambulatorio Amigos para la Salud que opera la organización médica humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) en esta zona rural del estado Anzoátegui, al norte de Venezuela.

«Di a luz a mi bebé hace cuatro meses: se llama Alexander», cuenta Verónica: «Cuando supe que estaba embarazada, mi familia no estuvo muy feliz, pensaron que era demasiado joven. Pero mi madre había fallecido cuatro años antes y la idea de traer un niño al mundo me dio nuevamente una sensación de felicidad».

Aquí, como en toda comunidad rural, la vida no es fácil. Y menos en sus condiciones: «Mi abuela cuida de mí y de mi bebé y, en general, mi familia me ayuda mucho. Compran lo que sea necesario, porque no tengo dinero. Comparto mi habitación con mi abuela y mi hijo. Tenemos otros cuartos en la casa, pero sin electricidad y tengo miedo de dormir allí sola con mi bebé. Cuando llueve, nuestros colchones se mojan. Entonces, tratamos de ponerlos bajo el sol para que se sequen. O dormimos en la cocina, como una alternativa. Muchos de los miembros de mi familia se fueron a otras partes de Venezuela o incluso a otros países cuando llegó la crisis económica».

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Al principio de su embarazo, antes de enterarse de la existencia de este ambulatorio, Verónica no fue al médico. «Me asustaba la idea de hacer una consulta. Y mi familia no tenía dinero. Pero un día, mi hermana se enteró de que se había abierto un ambulatorio en las cercanías y que me podían atender de forma gratuita. Para entonces, ya tenía cinco meses. Fui y me hicieron mi primera consulta prenatal y los exámenes que no me había hecho. Empecé a ir allí regularmente».

Y lo sigue haciendo cada vez que necesita: «Seis meses después del embarazo, comencé a tener fiebre. Me hicieron la prueba de malaria y resultó positiva. Fue la primera vez que contraje malaria en mi vida y fue muy difícil experimentarla durante mi estado. Tenía dolores de cabeza y fiebre constantes, temblaba y no podía moverme… Fue tan malo que tuvieron que hospitalizarme durante siete días en algún momento. En ese sentido, mi embarazo no fue fácil. Después de dar a luz, seguí yendo al ambulatorio. Voy allí cuando mi hijo se enferma o cuando necesita vacunarse. Hoy, por ejemplo, debo ir por su vacuna contra la polio. Aprendí todo esto cuando me convertí en madre: las enfermeras me dieron un papel explicando todas las vacunas que mi hijo necesitaba y cuándo. Lo puse en la nevera para no olvidar las citas».

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En noviembre de 2018, Médicos Sin Fronteras abrió el ambulatorio en colaboración con Fe y Alegría (que dirige una escuela vecina) y las autoridades nacionales de salud. “La crisis política y económica de Venezuela ha afectado profundamente al sistema de salud», comenta Claire Damar, Coordinadora de proyecto de MSF en Anzoátegui: «y ha resultado en un acceso limitado a la atención sanitaria para la población. Como en otros lugares del país, las necesidades médicas en El Vidoño no estaban siendo cubiertas».

Veronica lo dice claramente: «También me beneficio de los servicios de planificación familiar del ambulatorio. Creo que es importante tomar la píldora, tomar el control. Uno puede decidir cuándo quiere un bebé o no. Personalmente no me veo teniendo otro por ahora. También me beneficio de los servicios psicológicos y realmente ayuda. Con el psicólogo, puedo decir lo que sea que siento en el fondo. Estamos muy agradecidos por el ambulatorio. El hecho de que estos servicios sean gratuitos está cambiando todo, porque no podía pagarlos, eran demasiado costosos».

Ayuda para las madres adolescentes

«Venezuela tiene una tasa muy alta de embarazos adolescentes. Y ha aumentado en los últimos años porque muchas personas tienen dificultades para acceder a los anticonceptivos o para pagarlos», explica Magali Gutieres, responsable médica de MSF en el ambulatorio Amigos para la Salud.

«La crisis en Venezuela ha aumentado considerablemente la vulnerabilidad de los venezolanos», dice: «Pero consideramos que los adolescentes y los niños están aún más en riesgo y a menudo luchan por acceder a los tipos de servicios que ofrecemos aquí. Esa es una de las razones por las que nuestro enfoque en el ambulatorio está muy centrado en ellos».

Médicos Sin Fronteras

Cerca de 40% de las personas que Médicos Sin Fronteras asiste en este centro de salud, son niños menores de 5 años de edad y casi un tercio de las embarazadas que recibe, son adolescentes.

Juznedi, de 17 años, está sentada en la sala, esperando la vacuna de Juli Ángel, su hija de ocho meses: «Cuando supe que estaba embarazada, me sentí extraña. Al principio no quería tener una hija. Pensaba: ¿qué tipo de futuro podré darle? Ya luchamos para vivir. Pero luego de pensarlo, decidí quedarme con ella. Unos meses después del embarazo, uno de mis familiares me dijo que había un ambulatorio cerca, donde podía obtener una consulta gratuita. Fui y me hicieron un primer examen médico».

Para ella también este ambulatorio de MSF ha marcado una gran diferencia. «Cada vez que hay una necesidad, vengo aquí. Por ejemplo, dos semanas después de dar a luz, mi hija tuvo un problema con sus ojos y la cuidaron. También me ayudaron con los servicios de planificación familiar. Ahora estoy tomando anticonceptivos y me siento más en control de las cosas», dice.

Al igual que Verónica, Juznedi se ha beneficiado de la mayoría de los servicios que se prestan en el ambulatorio: planificación familiar, atención prenatal, atención postnatal y, ahora, pediatría para su hija.

Las dos adolescentes también aprovecharon los servicios de salud mental ofrecidos en el ambulatorio. Juznedi habla con entusiasmo de sus sesiones con el psicólogo: «Ella me ayudó mucho. Durante nuestras sesiones, pude hablar del padre de mi bebé que me dejó cuando quedé embarazada y también pude compartir mis temores sobre el futuro de mi hija».

Al compartir su experiencia, Verónica y Juznedi insisten en que la atención de la salud mental es algo que nunca hubieran podido permitirse, si no se hubiera proporcionado de forma gratuita en el ambulatorio Amigos para la Salud.

Servicios esenciales en tiempos de crisis

En el ambulatorio Amigos para la Salud, Médicos Sin Fronteras ofrece atención primaria, servicios de atención pre y post natal, cuidados médicos y psicológicos ante casos de violencia sexual, planificación familiar, programas de nutrición, servicios de inmunización, diagnóstico y tratamiento de malaria y actividades relacionadas a la promoción de la salud.

En Anzoátegui, MSF también brinda soporte al ambulatorio de Guanire y en los sub ambulatorios de El Rincón y San Diego del Municipio Sotillo, a través de servicios de atención primaria, vacunaciones, salud sexual y reproductiva, planificación familiar, actividades comunitarias de distribución de mosquiteros, desparasitación y potabilización de agua.

Adicionalmente, lleva adelante un programa de detección y tratamiento de malaria, casa por casa, en sectores rurales donde se detectan casos de la enfermedad. “Nuestro objetivo es llevar la salud lo más cerca posible de la población y facilitar la atención y los servicios médicos esenciales”, remarca Damar.

En el marco de la COVID-19 son muchas las actividades que han debido readaptarse. La prioridad ha sido asegurar la continuidad de los servicios mientras se garantiza la seguridad de los pacientes y del personal sanitario. Circuitos especiales de triaje se han establecido para quienes llegan con síntomas relacionados al coronavirus, así como dotaciones de insumos de protección y limpieza, formaciones a personal médico y no médico y extensas campañas de promoción a la salud para prevenir la transmisión de la enfermedad.

Joyce Hernández es promotora de salud en la zona con MSF: «Es muy complicado promover la salud cuando las personas tienen dificultades para comprar alimentos. La mayoría de las casas por aquí están hechas con materiales que la gente encontró en la calle o compró a un precio muy bajo. Gran parte de la población en esta área vive sin electricidad, sin agua potable, sin servicios básicos. Puedes ver que no importa cuánto escuchen, a veces no tienen lo que necesitan para hacer lo que se les aconseja. Por ejemplo, saben que deben lavarse con jabón, pero no cuentan con dinero para pagarlo. Siempre dan prioridad a la comida, especialmente para los niños más pequeños».

Solo en el primer semestre de 2020, la labor de MSF en todo el estado de Anzoátegui tuvo impacto en 24.718 pacientes. Cada día, desde muy temprano en la mañana, llegan decenas de pacientes al ambulatorio Amigos por la Salud, muchos sufriendo de infecciones en vías respiratorias, diarreas, parasitosis y enfermedades de la piel.

Allí se puede entender cómo una crisis económica y política afecta a la población de un país, y que la atención médica gratuita es desesperadamente necesaria. “Vivimos una vida difícil: todo es caro, nos faltan los bienes básicos y no siempre comemos tanto como nos gustaría. Saber que hay asistencia médica gratuita cerca, si la necesitamos, ayuda realmente”, explica Juznedi.

Aclaratoria: el registro fotográfico de esta publicación se hizo antes de que se reportara el primer caso de COVID-19 en Venezuela, lo que explica la ausencia de tapabocas

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