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SOS: la realidad del arbitraje en el FutVE

Preocupa a todos la situación actual del fútbol venezolano. Preocupan muchas cosas: la baja asistencia de público a los escenarios, el pobre espectáculo futbolístico que ofrecen los equipos en sus enfrentamientos, el descuido de los terrenos de juego, las sombrías “denuncias” de amaños y algo que es alarmante: los reiterados errores arbitrales que se han producido en los últimos compromisos.

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Penales no sentenciados y otros señalados sin serlo, decisiones controversiales o erróneas. La televisación ahora de más partidos pone en evidencia los fallos arbitrales y quedan expuestos. La preocupación es mayor si uno indaga o investiga los motivos de porqué esto esté ocurriendo.
No es periodismo amarillista, como algunos anónimos han querido responsabilizar sobre la “carga” que la prensa ha ejercido los últimos días contra el arbitraje. Es nuestra responsabilidad que el análisis divise la realidad de lo que está ocurriendo. No es una campaña. A la vista está el desempeño. Es necesario precisar qué hay detrás del caso.
Conversaba recientemente con un árbitro internacional FIFA venezolano sobre la actualidad de los profesionales del silbato y me alegaba, como en sentido de excusa, qué es lo que está pasando: los jueces han sufrido retrasos administrativos en el pago por su trabajo de parte de la FVF, entidad responsable de la cancelación del arbitraje del campeonato profesional que es financiado por la Liga FUTVE, entidad que transfiere esos recursos a la Federación. Y pasa, para más inri, que las condiciones de traslado tampoco son las idóneas.
Para muestra un ejemplo: el cuerpo arbitral tachirense del partido Trujillanos – La Guaira del pasado domingo, no tenía cómo regresarse de Valera a San Cristóbal debido a la alta demanda de boletos para esa ciudad fronteriza. Incertidumbre pura, viáticos limitados. ¿Cómo dirige un árbitro con la concentración necesaria en lo que tiene qué hacer si no tiene idea de cómo resolverá su regreso a casa o si la plata le alcanza para comer, dormir y viajar?
No digamos que son profesionales exclusivos del silbato porque más allá de la preparación cumplida para ejercer como árbitros, salvo los internacionales, deben desempeñarse en otras funciones para poder subsistir en un país en plena crisis económica. No es su ingreso exclusivo el que proviene del arbitraje (menos mal) y aunque esto ocurre hasta en los campeonatos más importantes del mundo, en una situación como la actual que atraviesa Venezuela, el problema es realmente apremiante. Tanto así, que ante los impagos de la FVF, han tenido que ser los colegas internacionales que reciben remuneración en divisas, quienes han ayudado a los nacionales a resolver sus temas monetarios.
¿Han elevado la voz? Los árbitros han pensado en ir a huelga por la situación. Han denunciado tímidamente mediante mensajes anónimos en redes sociales la circunstancia, pero los jueces que actúan a nivel internacional, que necesitan actividad interna para ser tomados en cuenta en las competencias sudamericanas, han intentado evitar el paro con el apoyo económico para resolver la movilización de sus otros compañeros. El caso es verdaderamente crítico, lamentable y vergonzoso.
Ahora bien, una cosa también provoca la otra. La suspicacia aumenta a medida que los fallos y las decisiones controversiales son tan reiteradas. Hay serias sospechas, fundamentadas apenas en la queja inocua de muchos involucrados, sobre sobornos a los jueces que nadie se atreve a revelar, pero que hasta algunos árbitros reconocen. Una corruptela que desemboca hasta la Segunda División del torneo profesional y que solo quien está relacionado directamente con el fútbol puede conocer si realmente ocurre.
Sin el más mínimo ánimo de justificar lo que a todas luces es un delito grave que somete al campeonato venezolano a la más cruel estafa, son esas mismas condiciones a las que están sometidos los árbitros en su desempeño el caldo de cultivo para que la trampa haga de las suyas. Además, como pasa en todas las profesiones del país, el árbitro venezolano se ha convertido en otro emigrante más y son menos los que están quedando.
Llama la atención también que los árbitros con más experiencia y de nivel FIFA (Jesús Valenzuela (4), José Argote (3), Juan Soto (3), José Luis Hoyo (4), Alexis Herrera (3), Marlon Escalante (2), por ejemplo) apenas si se han visto en algunos partidos de la Primera División. Muchos jueces con pocos partidos o debutantes en la máxima categoría han sido designados y, como en toda labor, la probabilidad de fallos en los menos experimentados, es mayor.
Urge prestar atención a este caso. Son los jueces, los que deciden, los que deben ser más respetados en el fútbol, quienes están en tela de juicio. No cabe aquí un criterio de formación, de capacitación, porque más allá de que eso se esté atendiendo, los árbitros están fallando. Si los encargados de coordinar y regular el tema arbitral no atienden la emergencia, estamos ante una bomba de tiempo que se llevará por delante la credibilidad del fútbol venezolano que bien golpeado está.]]>

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