Viciosidades

Edgar Ramírez se convirtió en espía cubano

El venezolano protagoniza "Wasp Network", junto a Penélope Cruz, Wagner Moura y Gael García Bernal

TEXTO: Gonzalo Sánchez / EFE FOTOS: CLAUDIO ONORATI / EFE
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Cuba, años noventa. Un grupo de espías se infiltra en el exilio en Estados Unidos para detener una serie de atentados contra la isla. Era la «Red Avispa», una historia real con la que el francés Olivier Assayas compite en Venecia.

El realizador cuenta en «Wasp Network» con todo un plantel latino para recrear esos hechos, entre la española Penélope Cruz, el mexicano Gael García Bernal, el venezolano Édgar Ramírez, el brasileño Wagner Moura, el argentino Leonardo Sbaraglia y la hispano-cubana Ana de Armas.

El protagonista es René González (Ramírez), un piloto cubano que abandona a su esposa (Cruz) y su hija en la isla para volar a Miami y, aparentemente, empezar una nueva vida sin el régimen comunista de Fidel Castro.

En realidad en Florida se suma a la «Red Avispa», un grupo coordinado por Manuel Viramontez (García Bernal) con el objetivo de espiar y neutralizar a los grupos anticastristas que planeaban desde Estados Unidos ataques terroristas contra el régimen.

Inspirada en el libro «The Last Soldiers of the Cold War», de Fernando Moráis, la película de Assayas repasa aquellos hechos reales, el juego de espías entre Estados Unidos y Cuba, a veces con ironía y con la estética de un thriller policial de los noventa.

Para ello tuvieron que rodar en Cuba, algo «vital» para el cineasta y que finalmente consiguieron sin sufrir censuras, aseguró este domingo en la rueda de prensa de presentación en la Mostra, donde la cinta ha sido acogida con cierta frialdad por parte de la crítica.

«Grabar en Cuba era algo que tenía que ocurrir, si no hubiéramos tenido permiso para grabar en Cuba nunca habríamos hecho esta película, tanto por razones económicas como artísticas, porque es imposible recrear La Habana», dijo el realizador, que precisamente debutó en Venecia en 1986 con su ópera prima, «Désordre».

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«Pensamos que habría condiciones pero no, fuimos completamente libres para hacer esta película exactamente como queríamos. Me gustaría decir que no fuimos controlas, pues lo estuvimos, pero no hubo consecuencias en la película», aseguró entre risas el cineasta.

Pues al final logró ser «fiel» al proyecto que tenía en mente: «No hubo consecuencias en la película, fuimos fieles al trabajo, hicimos lo que quisimos y lo hicimos en Cuba», declaró, para después considerar esta actitud «sana» desde el punto de vista político.

Sobre esta película, con pretensiones de documental, planea la idea del patriotismo: ¿Merece la pena arriesgar la vida por un país? Nueve de los espías fueron detenidos a finales de los noventa y los últimos cinco fueron liberados entre 2011 y 2014.

«Los conceptos abstractos como el patriotismo, para mi, no son ya relevantes (…) Es una idea romántica», zanjó Édgar Ramírez.

Gael García Bernal por su parte, exoneró a los agentes cubanos y calificó como un «acto radical de amor» su sacrificio: «No iban a matar, no eran violentos, sino que querían detener la violencia», refirió, pues su objetivo era frenar los atentados de disidentes.

De hecho los espías acabaron siendo detenidos por las autoridades estadounidenses, cada vez más hostiles ante Cuba. A este respecto Assayas opinó que la posición de la súperpotencia fue «extraordinariamente ambivalente»:

«Lo ves en la película, un grupo de espías cubanos que tratan de parar la actividad de los grupos terroristas, y (Estados Unidos) en vez de arrestar a los grupos terroristas, detiene a los tipos que tratan de pararlos», subrayó.

Una Penélope Cruz con acento cubano da vida a Olga Salanueva, la mujer de René González. Fue detenida en 1999 tres meses por conocer las actividades de su marido y deportada después a Cuba, impidiéndole verle.

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La actriz madrileña expresó en rueda de prensa el interés inmediato que sintió ante esta historia y por trabajar a las órdenes de Assayas, aunque requirió un importante esfuerzo para comprender al personaje que interpretaba.

Pues su objetivo, en todo momento, es comprender la motivación de sus acciones: «No pretendo juzgarla, solo entenderla «, zanjó.

Para preparar el rol de Olga, Penélope Cruz afrontó un «proceso bonito» en Cuba, sobre todo para aprender el acento, aunque no siempre fue fácil obtener información de los cubanos.

«Era muy difícil recibir información concreta de la gente, incluso cuando llevábamos ya meses y teníamos buena relación con ellos, era difícil que compartieran con nosotros cómo realmente se sentían», recordó.

Un hecho que lamentó: «Yo no siento una libertad muy grande a la hora de hablar por su parte y a la hora de compartir como se sienten y eso sí es algo que me inquieta. Creo que en 2019 en cualquier lugar del mundo alguien debería sentirse libre para hablar», opinó.

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