Empezamos buscando una pauta contra un equipo «regular» de mujeres, o simplemente unas chamas que quisieran jugar. No teníamos expectativas, pues somos un grupo bastante «regular» de hombres: gorditos, viejos, fumadores y/o borrachos. Solo contamos con dos jóvenes que tal vez salvaban la partida, pero igual con más de 20 años.
Una amiga nos consiguió el número de una jugadora de la Universidad Metropolitana (Unimet) y ahí cayeron aun más nuestras esperanzas de ganar.
«Les van a dar un baile», dijo Oscar Medina, editor de UB.
Yo estaba cagado.
«Bueno, si perdemos lo haremos con orgullo», aseguró Alejandro Cremades, coordinador fotográfico de El Estímulo.
Eramos 5, exactos. No teníamos oportunidad de cambiar de jugadores. Ellas, en cambio juegan en formato de 11 contra 11 y de 5 contra 5 (fútbol sala), así que tenían para cambiar 4 veces el equipo.
El entrenador de las jóvenes jugadoras -con promedio de edad entre 18 y 20 años- nos explicó que muchas eran nuevas en el equipo y que quería probarlas a todas. Así que asumimos que seríamos como los sparring de un boxeador que entrena para una pelea en serio. El resultado dirá qué tan acertado fue ese pronóstico de «pela» segura.
https://www.youtube.com/watch?v=m71crM_-pas