Viciosidades

Los protagonistas de Bodegonzuela

Nos fuimos a observar a los individuos que recorren los bodegones y detallamos muchos personajes con conductas particulares. Tal vez te identificas con alguno de estos arquetipos...

Composición gráfica: Alejandro Cremades @doncremades Ilustraciones: Daniel Hernández
Publicidad

El rockstar: Grita la cantidad que está gastando o, en su defecto, saca aparatosamente un fajo de billetes para que todo el mundo lo vea. Apesta a nuevo rico. Compra whisky 18 años y Pringles.

El wannabe: El cajero o empleado imbécil que se cree dueño del establecimiento.

La Pamela Kleiverson: Mujer exageradamente voluptuosa, como un caso insólito de esos realities de cirugías. Pide prosecco pero si no se lo traen no sabe cuál es el bueno. A veces compra chicles sugar free. Paga con un billete de 100 planchadito y se tarda 10 minutos contando el vuelto.

Bonnie and Clyde: Extraña pareja formada por un carajo que seguramente es funcionario policial y una prepago barata. Ambos están sobre vestidos, pero mal vestidos. Ven todo con sorpresa y pagan con un billete de 10 que le quitó el paco a un marihuanero. Piden Facilistas de Kraft.

The human: Súper pana, pero anda pelando bolas. Compra un heladito o unos chicles y se va. Paga con un billete de 5 dólares (el menos arrugado que tiene). Estudiante universitario, venezolano de bien.

El exótico: Hombre de aspecto molesto y del medio oriente. Habla un idioma inentendible. Su esposa usa una especie de capa y capucha, sus hijos corretean el lugar lanzando cosas en el carrito. De vez en cuando atiende llamadas rápidas y tiene la barba extremadamente arreglada, como delineada. Compra la mitad del local. Paga con efectivo.

Girl interrupted: Una joven «sifrina» que está medio buena. No se arregló bien y le avergüenza estar comprando un desodorante, una caja de tampax y un pote de Ben & Jerry’s. Paga con zelle. Se queja del país con una vieja en la cola.

The mummy: Viuda del este de Caracas que está un poco desorientada. Conserva la habilidad de ver los productos pero tiene problemas contando su efectivo. Compra un pote grande de M&Ms para sus nietos y los quesitos de la vaca que le recuerdan a Margarita.

Los bolitontos: Chamos de 20 y pico, «sifrinos» y con pinta de enchufados. Compran una caja de Modelo (¿?) y un batido de proteínas. Pagan con una tarjeta de crédito de BanPlus.

El “Henrique Capriles”: Señor de mediana edad que reclama que no le aceptan un billete roto en voz alta. Argumenta que eso es ilegal y que lo están robando, pero termina por no hacer más nada y se retira pacíficamente del sitio.

La chica de humo: Se da en los bodegones que tienen un sector para los “vapes” o cigarrillos electrónicos. Posee dos de estos instrumentos, nadie sabe por qué. También es ruidosa pero para promocionar las bondades del producto como una evangélica o fanática de Herbalife. Pide 5 sabores de cookies and cream con guayaba y hamburguesa de queso, porque, ¿a quién no le gustaría fumarse eso? Paga en efectivo y reprime las ganas de alarmarse por gastar tantos  dólares en esa estupidez.

El hombre invisible: Es amigo del dueño del bodegón. Le preparan un carrito que busca su escolta de una lista que envía a través de WhatsApp. Repite la operación cada mes. No ha puesto un pie en el establecimiento pero apoya a su amigo con su bien habidas divisas.

The dad: Con una economía en declive (ya rozando el fondo del abismo) The dad se preocupa por sus hijos y los bodegones pueden prestarse como un lugar de esparcimiento a falta de los dólares para llegar a Disney. Pero como hay pocos  dólares, el padre trata de enseñar a sus hijos sobre el valor del dinero y ellos disfrutan ir al bodegón porque saben que pueden darse un gusto. Los chamos compran Pringles, Reeses y Skittles y The dad compra dos cervezas importadas para tomárselas después de la sobredosis de azúcar que tendrán los pequeños.

Publicidad
Publicidad