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Entre los altares y el campocorto

Derek Jeter no fue el mejor shortstop de la historia. Tampoco se trata del mejor jugador que alguna vez haya vestido el uniforme a rayas de los Yanquis de Nueva York; sin embargo su carrera estuvo llena de lustro, barnizada por ese brillo especial solo reservado para hombres como Lou Gherigh, Joe Di Maggio o Cal Ripken Jr.

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César A. Márquez | @CesarAMarquez

Jeter defendió el campocorto de Nueva York durante 20 temporadas, algo llamativo en una época en la que el pragmatismo del mercado puede más que lo romántico de permanecer en un solo equipo durante toda una carrera. Sin embargo Jeter necesitaba a los Yanquis y ellos a él, una simbiosis perfecta.

Derek Sanderson, no nació en Nueva York, sino en la cercana Nueva Jersey, en Pequanock, a 47 kilómetros aproximadamente del Bronx. Su perfil encaja perfectamente en el del neoyorquino promedio, hijo de inmigrantes de razas diferentes. Alto, espigado, de ojos claros y una escasa cabellera dura, típica de los afrodescendientes, que en los últimos años se fue desvaneciendo. Su padre, afroamericano y su madre, de raíces europeas, tuvieron a Derek, un atleta con capacidad de jugar baseball como baloncesto y a su hermana Sharlee, una destacada jugadora de softball.

Jeter debutó en 1995 y al año siguiente se alzó con el Novato del Año y un trofeo de Serie Mundial. Fue formado en las filas de los Yanquis y cuando llegó a las mayores pidió el número 2, apenas uno de los dos dorsales entre el 1 y el 10 que no están retirados en el Bronx, algo que se hace notable, ahora, cuando se habla de predestinación y se miran en perspectiva los momentos de gloria del personaje.

Su carrera estuvo llena de matices y aunque para muchos es considerado una deidad, hubo aspectos que lo humanizaron. Quienes lo elevan al altar de Babe Ruth y de Willie Mays, hablan de sus 3463 hits, de su característico salto en el campocorto, de su comportamiento ejemplar fuera del terreno de juego y de no haber sido salpicado (al menos hasta ahora) por tan siquiera una sospecha de uso de esteroides, en una época donde era común.

Sus detractores aducen que su alcance no fue el mejor para un campocorto en la historia, ni siquiera de su época, que Babe Ruth fue más emblemático y el mejor pelotero de la historia, que Joe Di Maggio tuvo mejor .OPS y average de por vida y que parte de su legado estuvo también influido por el mercadeo.

Lo que muy pocos se atreven a discutir es que se trata de un pelotero que sobresalió del resto, que dejó un legado importante, que es uno de los rostros honestos de una época difícil para el béisbol. El hit para dejar en el terreno a los Orioles de Baltimore, fue el colofón de la carrera de un pelotero que jugó a su manera, como la canción de Sinatra, otro ícono Yanqui.

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